"Fallar me enseñó cosas sobre mí que no podría haber aprendido de otra manera. Descubrí que tenía una voluntad fuerte, y más disciplina de la que había sospechado"—J. K. Rowling
La mega exitosa escritora de Harry Potter, J. K. Rowling, dio en 2008 un estupendo discurso durante la ceremonia de graduación de Harvard.
En el habló de los beneficios del fracaso. Hace algo más de 20 años Rowling había tocado fondo. Estaba recién divorciada, sin empleo y con una pequeña niña por quien velar. Su pobreza era angustiosa.
Son muchas las personas que durante sus momentos oscuros es cuando ven con mayor claridad. Ese fue el caso de Rowling.
Abajo está el vídeo (está dividido en dos partes) y la traducción de uno de los fragmentos que más disfruté.
En el habló de los beneficios del fracaso. Hace algo más de 20 años Rowling había tocado fondo. Estaba recién divorciada, sin empleo y con una pequeña niña por quien velar. Su pobreza era angustiosa.
Son muchas las personas que durante sus momentos oscuros es cuando ven con mayor claridad. Ese fue el caso de Rowling.
Abajo está el vídeo (está dividido en dos partes) y la traducción de uno de los fragmentos que más disfruté.
En este maravilloso día en el que nos hemos reunido para celebrar su éxito académico, he decidido hablarles acerca de los beneficios de fracaso.
Lo que yo más temía a su edad no era la pobreza, sino el fracaso.
En última instancia, todos tenemos que decidir por nosotros mismos lo que constituye el fracaso, pero el mundo está bastante ansioso, si se lo permites, por darte un conjunto de criterios. Así que creo que es justo decir que de acuerdo con cualquier medida convencional, apenas siete años después del día de mi graduación, había fallado en una escala épica. Un matrimonio excepcionalmente corto había hecho implosión, estaba sin trabajo, era madre soltera y tan pobre como es posible serlo en la Gran Bretaña moderna, sin ser un sin techo. Lo que habían temido mis padres que me ocurriera, y lo que yo misma temía, ambas cosas habían ocurrido, y según cualquier estándar habitual, yo era el mayor fracaso que conocía.
Ahora no me voy a parar aquí y decirles que el fracaso es divertido. Ese fue un período de mi vida oscuro, no tenía ni idea de que se iba a convertir en lo que la prensa ya ha representado como una especie de final de cuento de hadas. No tenía idea de qué tan largo sería aquel túnel, y durante mucho tiempo, la luz al final del mismo era una más esperanza que una realidad.
Entonces, ¿por qué hablo de los beneficios del fracaso? Simplemente porque el fracaso significó un despojo de lo no esencial. Dejé de fingir que era algo diferente de lo que en realidad era, y empecé a dirigir toda mi energía a terminar el único trabajo que me importaba. Si hubiera tenido éxito en alguna otra cosa, nunca habría hallado la determinación para triunfar en el único terreno al que realmente creía que pertenecía. Me había liberado, porque mis mayores temores se había realizado, y todavía estaba viva, y aún tenía una hija a la que adoraba, y tenía una vieja máquina de escribir y una gran idea. Y así, el fondo de la fosa se convirtió en la base sólida sobre la que reconstruí mi vida.
Es posible que nunca falles en la escala en que yo lo hice, pero fracasar alguna vez en la vida es inevitable. Es imposible vivir sin fallar en algo, a no ser que uno viva con tanta cautela que tal vez termine no viviendo en absoluto; en cuyo caso, habrá fallado por anticipado.
Fallar me enseñó cosas sobre mí que no podría haber aprendido de otra manera. Descubrí que tenía una voluntad fuerte, y más disciplina de la que había sospechado. También descubrí que tenía amigos cuyo valor estaba muy por encima del precio de los rubíes.
El conocimiento de que has salido más sabia y más fuerte de los contratiempos significa que, después de todo, podemos estar seguros de nuestra capacidad para sobrevivir. Uno nunca puede realmente conocerse a sí mismo, o la fuerza de sus relaciones, hasta que ambos han sido probados por la adversidad. Tal conocimiento es un verdadero regalo, porque ha sido ganado con dolor, y vale más que cualquier diploma que me haya ganado.
Si tuviera una máquina del tiempo, me gustaría decirle a mi yo de 21 años, que la felicidad personal radica en saber que la vida no es una lista de verificación de adquisiciones o logros… La vida es difícil y complicada, y escapa del control total de una persona, y la humildad para reconocer eso te permitirá sobrevivir a sus vicisitudes.
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