Los nuevos hábitos no se crean con facilidad. Una de las dificultades a vencer es la de temer que los demás me vean “torpe” con los nuevos hábitos. Y que esta artificialidad les produzca rechazo. Pero cuando partes de una actitud correcta, esto es una creencia irracional.
Un excusa frecuente para no hacer nada
Es claro que el desarrollo del propio liderazgo es en primer lugar una cuestión de actitud. O tienes la actitud correcta que pone a las personas en el centro o no la tienes. Sin embargo, la actitud correcta necesita también proyectarse a través de destrezas trabajadas con hábitos. Hábitos que no existían anteriormente. ¿Cómo cambiar un hábito social como por ejemplo, preguntar y escuchar más o interrumpir menos cuando los demás ya me conocen y van a darse cuenta de que no me sale de una forma natural?, ¿Y si piensan aquello de “ya verás lo poco que dura”?
Parece un argumento sólido. De hecho es una de las excusas/ resistencias más clásicas para justificar el no-cambio que escucho en mis talleres. Y es que la “tecnología de la excusa” es muy avanzada: Se darán cuenta de que estoy actuando de una forma forzada y será “peor el remedio que la enfermedad”.
Si a todo esto le sumamos la tentación del “sesgo positivo” y pensamos que no lo hacemos tan mal, ya tenemos servida en bandeja la decisión de no hacer nada por mejorar. Y el fracaso con nuestro nuevo hábito.
Una “receta”: Perseverancia y humildad
Conviene recordar que la mayoría de lo que somos lo hemos aprendido de una forma similar. Recuerda por ejemplo cómo conducías el coche con la “L”… No hay otro camino hasta que el hábito se asienta. Al principio no hay otra alternativa que perseverar en la rutina e ir a la contra de los viejos hábitos, aunque para ello tengas alguna fórmula y algunos trucos que te pueden ayudar. Entre ellos está contárselo a las personas de tu círculo, que en vez de ver en ti una pose ridícula pueden llegar a ver un combinación de humildad y esfuerzo que, además, pueden contagiarse. ¿Y no es ésta (servir de modelo) una de las claves del “liderazgo avanzado“?
Si perseveras en tu nuevo hábito llegará un momento en que surja el automatismo con naturalidad. La inspiración puedes encontrarla, tal y como dice Amy Cuddy en el siguiente “mantra”: “No lo finjas hasta hacerlo, fíngelo hasta serlo”. Nada más pero nada menos: el camino simple pero exigente de cualquier mejora.
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