“Nunca es tarde para emprender un nuevo rumbo, vivir una historia o construir un nuevo sueño”.
Mucha gente no lo sabe, pero estás sufriendo. Y aunque lo supieran, te dirían “Pero si no es para tanto, no te quejes, que mucha gente está peor que tú…”.
Y eso aún te duele más, porque nadie te entiende. Mientras pides con tu mirada, una mano salvadora, el hoyo se hace cada vez más hondo.
Quieres cambiar el rumbo de tu vida, de tu relación de pareja, de tu trabajo; o todo junto. Pero sientes un dolor dentro de ti, que te impide hasta abrir la boca.
Eres incapaz de expresar tu dolor. Sólo a través de las lágrimas muestras tus emociones. Siempre nos han enseñado que el dolor es peor que un grano en el culo. Nadie nos ha enseñado que pudiera tener algo de positivo. Más bien huimos de él. Pero durante todo este tiempo, por experiencia propia y compartida, los momentos de la vida que más nos enseñan a posteriori, son cuando uno sufre.
No estoy promulgando que seamos masoquistas, sino que a través de esa emoción negativa que estamos viviendo, nos preguntemos: “¿Por qué me pasa?”.
En muchas ocasiones, buscamos en los demás, una respuesta que ya sabemos: “Quiero un cambio en mi vida”. Aunque queremos el cambio, aunque queremos dejar atrás el dolor, preferimos vivir en el lamento, en la queja, que sentir que esa emoción, es más cómodo el lamento que impulsar un cambio en tu vida.
Dentro de nosotros, se libra una guerra fratricida.
¿Rutina sufrida? O ¿Salto al vacío?
Y cómo no, nuestro amigo Ego, viene a recordarnos situaciones pasadas. “¿No te acuerdas cuando quisiste cambiar de trabajo y lo mal que te fue? ¿No te acuerdas cuando dijiste algo fuera de lo normal y cómo te miraron los demás? ¿No te acuerdas cuando quisiste ir al gimnasio y cuánto duraste?”.
En este momento, si de verdad, no tenemos una autoestima sólida, empezarán a ganar la guerra el miedo, la frustración, el victimismo, frente a la posibilidad de un cambio.
Y la verdad, que echando la vista atrás, quejarnos siempre nos ha venido bien, ¿Verdad?
Hemos tenido a la gente a nuestro lado. Nos han llevado en palmitas, no han querido que sufriéramos más y hasta, alguna vez, hemos conseguido cosas sin esfuerzo.
¿Para qué cambiar, si con un lloro, tenemos a todos pendientes de nosotros, verdad?
Pero sabes que es hora de cambiar. Deja de autoengañarte.
Es hora soltar lastre y descubrir otras “costas emocionales” que hasta son inhóspitas para ti.
¿Por qué?
Porque más vale bueno por conocer, que malo por sentir.
Vale, quieres un cambio. Es una decisión firme, aunque no te lo crees ni tú.
Habrás noqueado a tus pensamientos una vez, pero recuerda que debes ganarles la batalla. Y para ello tienes que adueñarte de los pensamientos que produce tu cerebro.
Y para ello tienes que creer que NUNCA ES TARDE PARA TRANSFORMARTE.
Hace unos días leí el libro de Daniel Ramos, “Nunca es tarde”, y así lo creo.
NUNCA ES TARDE PARA CONSEGUIR LO QUE QUIERES.
“Pero es que…” Sé que vendrán a tu mente cientos de excusas que querrán que no des el paso.
Te doy la razón, no lo des.
¿Para qué? ¿Para sudar, para sentir que mucha gente que te apoyaba ya no está? ¿Para no saber a ciencia cierta si lo conseguirás? ¿Para descubrir que eres más de lo que imaginas?
Uff, mucho trabajo. Tienes toda la razón del mundo. ¿Para qué sufrir si se está mejor en el sofá?
Ahí le has dado, sigue así.
¿La edad? Que te la bufe, hay gente con más años que tú, que demuestran que si quieres puedes.
¿Los estudios? Lee, ve a conferencias, estudia por internet. Tienes toda la información que necesites a tus pies.
¿Los demás? Que digan misa. Si realmente te quieren, te apoyarán. ¿Si no? No vale la pena que sigas con ellos. Te querían por otras cosas que no fueras tú mismo.
Las excusas, son eso, EXCUSAS, para que los demás, hagan por ti, lo que TÚ tienes que hacer.
Siempre nos dicen que tenemos miedo a fracasar, y más si ya hemos hecho alguna intentona otras veces. Pero no has fracasado, lo has intentado y has sacado un aprendizaje al respecto.
Fracasar sería no hacer algo que sabes que tienes que hacer. No mover un dedo.
Lo que la experiencia me dice, es que tenemos miedo al éxito. Tenemos miedo a darnos cuenta que somos más de lo que nos imaginamos. Que dentro de nosotros hay un bosque de emociones, dispuesto a ser inspeccionado. Hay opciones soñadas y hasta ahora impensables, dispuestas a ser disfrutadas por nosotros,…
Pero para todo ello, tenemos que dar un paso adelante y romper con la creencia de que SERÁ TARDE… PORQUE NUNCA ES TARDE.
Como una vez me dijeron: “¿O es que quieres preguntarte en el hospital qué hubiera pasado si lo hubieras hecho?”.
Fue una pregunta que siempre me hago ante un reto, una transformación o algo que me da miedo.
Nunca es tarde para nada, PARA ABSOLUTAMENTE NADA.
Cuando pienses que es demasiado tarde para ser tú mismo, para sentir tu sueño, para decir un ‘te quiero’, recuerda:
.- Deja de quejarte y de hacerte la víctima. No has venido al mundo a durar, sino a vivir. Y la vida te pone delante esa oportunidad, ese sentimiento, para que lo vivas, no lo rechaces.
.- Escucha. Escúchate. Hagámoslo de corazón. Si sientes algo, HAZLO. ¿Sabes mañana que puede pasar? ¿Verdad que no? ¿Entonces? Escúchate, y descubrirás a alguien desconocido hasta ahora para ti y que quiere lo mejor para ti. Ese alguien eres tú mismo, de corazón.
¿Qué piensas que es tarde para ti? ¿Por qué piensas eso?
NUNCA ES TARDE SI LA DICHA ES BUENA.
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