Si algo nos caracteriza como seres humanos es nuestra capacidad para tomar decisiones. En la vida diaria nos encontramos a menudo en situaciones en las que tenemos que hacer una elección, a veces triviales y otras veces cruciales, ya sea en el ámbito personal, en el profesional, en el social o incluso en el político, por lo que es conveniente saber un poco más sobre cómo tomamos las decisiones y qué podemos hacer para prepararnos lo mejor posible. Precisamente, en este programa de Las Mañanas de RNE fue el tema que tratamos.
Habitualmente pensamos que tomamos las decisiones de una forma racional, basándonos en la información y en los hechos, y nos gusta pensar que siempre hacemos la mejor elección, pero lo cierto es que hay otros elementos que pueden influir enormemente a la hora de tomar un camino u otro. Todos hemos tomado alguna vez una decisión llevados por las emociones o por el simple malestar físico.
Y es que no solo elegimos con la cabeza, lo hacemos también con el estómago, por ejemplo, pero sobre todo, normalmente hay dos variables que nos influyen a la hora de tomar decisiones y que tendrán diferente peso según cómo funciona el cerebro de cada persona y cómo se estructura. El primero de estos elementos son nuestros valores, es decir, todo el peso del pasado, mientras que el segundo tiene que ver con nuestras preferencias, algo que está más relacionado con el futuro. En este post sobre cómo tomar decisiones proyectivas, puedes profundizar un poco más en este mecanismo.
Dependiendo de tu tipo de personalidad, o de cómo te sientes en un momento determinado, decidirás más apoyándote en el pasado o pensando en el futuro. No obstante, hay personas muy volátiles, intensas, que cambian fácilmente de opinión y deciden en función del contexto; podríamos decir que no tienen gustos fijos. Pero también están los cautelosos, que no toman riesgos, no se adaptan al contexto y prefieren elegir siempre en función de sus valores. Son personas que tienen mucho miedo al riesgo, y pase lo que pase en el contexto, digan lo que digan los demás, se van a mantener firmes en sus decisiones contra viento y marea. Por último, también existen personalidades más pasivo-agresivas, de las que decimos coloquialmente que “no se les ve venir”, los que en las encuestas, por ejemplo, responden en función de sus valores, pero luego cambian de opinión. Este tipo de personalidades son las responsables de que muchas veces las encuestas nos sorprendan.
Claves para tomar mejores decisiones
La variable de personalidad que más nos ayudaría a encontrar la relación adecuada entre nuestros valores y nuestras preferencias es la estabilidad emocional, pero con la vida que llevamos actualmente, llena de estrés y de obligaciones, con mucho cansancio y a toda velocidad, es precisamente ese equilibrio emocional lo primero que se agota. Pero no te preocupes, estos tres sencillos consejos te ayudarán a ser capaz de equilibrar los valores, el peso del pasado, con el contexto y tus preferencias, es decir, aquello que tiene que ver con el futuro y con adaptarse a los cambios.
- Cuida tu alimentación. Aunque parezca que es algo que no tiene que ver, comer bien y con tranquilidad resulta muy importante para la toma de decisiones. Los seres humanos tenemos un segundo cerebro que está en el estómago, con sus neuronas y sus propios procesos químicos, y este cerebro influye muchísimo en nuestras decisiones, así que hay que cuidarlo. A esto hay que añadir tomarnos nuestro tiempo para ir al baño con tranquilidad, ya que tener el intestino limpio nos ayuda a estar estables emocionalmente y hay que recordar que nuestro intestino se mueve un centímetro por minuto, por lo que es importante darle tiempo para liberarse.
- Descansa adecuadamente. Esto no solo incluye dormir bien y las horas necesarias, sino también parar un poco cuando aparece el cansancio, por ejemplo a media tarde. Tener la mente fresca y el cuerpo descansado te ayudará a tomar decisiones sin interferencias.
- Date un tiempo a la hora de tomar las decisiones. No te apresures más de lo necesario cuando tengas que hacer una elección. Si es posible, escribe en un papel aquello que es importante para ti, lo que tiene que ver con tus valores, para sopesarlo con tus preferencias. Tomar decisiones de manera consciente viendo ese papel escrito te puede ayudar mucho a decidir de una manera más coherente.
No existe una fórmula mágica para acertar siempre con la elección correcta, pero si tienes en cuenta estos consejos, seguro que te encontrarás en mucha mejor disposición cuando llegue el momento. Así que, sobre todo, no tengas miedo a tomar decisiones y atrévete a actuar con confianza, pues ese es el primer paso en la dirección correcta. No obstante, cuenta con que en muchos momentos tus decisiones no serán las mejores, pero en esos casos lo que sí será la mejor elección es aprender de nuestros errores, sin duda los grandes maestros en la vida de toda persona.
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