jueves, 3 de mayo de 2012

Una experiencia estimulante (o cuando los policymakers no son ineptos)

Israel es uno de los países con mayor tasa de nuevas empresas innovadoras per cápita del planeta. Su experiencia en la construcción de un sistema nacional de emprendimiento derrumba varios postulados dogmáticos planteados en el artículo publicado por The Economist y que comentamos en Palabras Cruzadas de este mismo número. Los avances en ese país, de la mano de la calidad de los actores y de estímulos adecuados y potentes, aportan elementos de interés para la reflexión estratégica en América Latina.
Por Hugo Kantis
¿Cómo relatar una experiencia tan intensa como la que nos brindó un reciente viaje a Israel para conocer los factores clave en la construcción de su Sistema Nacional de Emprendimiento? ¿Cómo entusiasmar al lector de estas líneas, para que se interrogue a sí mismo sobre sus propias prácticas? Pocos meses atrás visitamos  la “Start Up Nation” (como define a ese país de Medio Oriente un interesante libro reciente). Allí nos reunimos, por ejemplo, con emprendedores, inversores, policymakers, universidades. Entre ellos estaba Harry Yuklea de Technión, quien acaba de incorporase como miembro del Comité Consultivo de Prodem.
Quizá a través de varias frases, descripciones y argumentos surgidos de boca de  nuestros interlocutores, aunque desordenados y de dimensiones muy distintas, sea posible reflejar la riqueza del fenómeno, y pintarlo con colores más intensos que una descripción con datos duros y puros:
“Los sistemas de educación formal e informal desarrollan las capacidades de liderazgo de los jóvenes para que puedan estar al frente de proyectos desafiantes”
“El gobierno se dio cuenta hace décadas de que la apuesta a la innovación era la única alternativa de supervivencia para una nación tan pequeña, y obró con coherencia.”
“Los subsidios a la investigación y desarrollo tienen muy especialmente en cuenta, a la hora de evaluar las aplicaciones, el potencial de mercado de los proyectos que solicitan fondos.”
“Las empresas innovadoras del exterior están acá porque saben que existe talento como en pocos lugares del mundo. Las universidades son de excelencia.”
“La distancia de las redes a recorrer para llegar a un contacto es muy corta para un emprendedor, y la cultura es muy horizontal y abierta.”
“El error y el riesgo son ampliamente aceptados por la cultura local”
“Las familias preparan a sus hijos para ser independientes y responsables desde muy temprano, porque ellos tendrán que poder hacer frente a los desafíos que les plantea el ingresar al ejército cuando aún son adolescentes.”
“En base a un power point y a la evaluación del equipo emprendedor decidimos a qué proyectos les inyectamos inversión y les brindamos nuestro apoyo desde el Fondo”
“Para desarrollar una industria de capital de riesgo potente, el gobierno aprendió de sus fracasos anteriores y decidió fomentar la llegada de actores internacionales y la construcción de alianzas con actores locales, de modo de complementar capacidades y recursos a través de una búsqueda muy proactiva de generación de una oferta privada de capital emprendedor.”
“Los gerentes de muchos fondos son ex emprendedores. Eso es muy importante para que puedan evaluar y aceptar la incertidumbre”.
Con estas frases, pues, intentamos ilustrar en forma muy impresionista el paisaje resultante de un proceso de construcción sistémica exitosa, a través del cual el gobierno ha sido capaz de transformar la realidad en el transcurso de casi dos décadas, apoyando y potenciando el talento, el capital social, la cultura y los centros de excelencia universitarios.
En una nota anterior de Dinámica Emprendedora, se reconocía que el ecosistema israelí enfrenta hoy desafíos que deberá superar para pasar a una nueva etapa de su desarrollo. Por citar tan sólo algunos ejemplos:
- aún la dependencia de los fondos internacionales es muy importante;
- el modelo de negocio de capital emprendedor está siendo revisado;
- se aprecia una tendencia a vender los emprendimientos en forma temprana a grandes empresas de tecnología.
Sin embargo, el punto de partida actual es completamente diferente al que existía en los años 80. El mapa de actores ya no es el mismo, la acumulación de aprendizajes, recursos y capacidades es enorme, y el país se ha posicionado como un centro de emprendimiento e innovación de clase mundial.
Algunas reflexiones desde América Latina
También en este caso, es interesante identificar algunas lecciones y principios de interés para los países de América Latina, dado que no existen modelos válidos para todos los contextos. Sin pretender realizar un ejercicio exhaustivo en este artículo, algunas reflexiones tienen que ver con la posibilidad de promover cambios culturales profundos, que abarquen no sólo al sistema educativo sino a las mismas familias. Hace falta avanzar hacia una cultura más horizontal, capaz de tolerar el error y aceptar el riesgo. Otra lección refiere el enorme desafío implícito en la necesidad de generar espacios formativos innovadores, capaces de promover el desarrollo intensivo de capacidades emprendedoras desde etapas tempranas de la vida de las personas tal como se observa en el caso israelí. ¿Lo estamos haciendo? ¿Qué oportunidades tenemos en cada país para caminar en esta dirección? La calidad de las universidades como centros de creación de conocimiento y de formación de talentos es otra cuestión clave, y debería llevarnos a reflexionar sobre los modelos institucionales en los cuales se apoyan, los incentivos y normas que las gobiernan, y la importancia que se le asigna en nuestras sociedades. ¿Cómo estamos fomentando el desarrollo de redes y el acortamiento de la distancia entre actores diferentes? ¿Estamos avanzando en la generación de una oferta de capital emprendedor y en la construcción de puentes con los emprendedores? Por último, una dimensión crucial: ¿tenemos el tipo de actores institucionales e incentivos necesarios para construir el ecosistema y apoyar al emprendimiento, sean ellos  los que trabajan directamente con los emprendedores o también las agencias de gobierno? Porque si el diagnóstico es adecuado y las soluciones son efectivas, es probable que el artículo de The Economist citado en la presente edición de Dinámica Emprendedora (ver sección Palabras cruzadas),  aunque provocador y estimulante, no sea justo. No, al menos, si se aprende de la experiencia israelí.

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