Israel es uno de los países con
mayor tasa de nuevas empresas innovadoras per cápita del planeta. Su
experiencia en la construcción de un sistema nacional de emprendimiento
derrumba varios postulados dogmáticos planteados en el artículo
publicado por The Economist y que comentamos en Palabras Cruzadas de
este mismo número. Los avances en ese país, de la mano de la calidad de
los actores y de estímulos adecuados y potentes, aportan elementos de
interés para la reflexión estratégica en América Latina.
Por Hugo Kantis
¿Cómo relatar una experiencia tan
intensa como la que nos brindó un reciente viaje a Israel para
conocer los factores clave en la construcción de su Sistema Nacional de
Emprendimiento? ¿Cómo entusiasmar al lector de estas líneas, para que se
interrogue a sí mismo sobre sus propias prácticas? Pocos meses atrás
visitamos la “Start Up Nation” (como define a ese país de Medio Oriente
un interesante libro reciente). Allí nos reunimos, por ejemplo, con
emprendedores, inversores, policymakers, universidades. Entre ellos
estaba Harry Yuklea de Technión, quien acaba de incorporase como miembro
del Comité Consultivo de Prodem.
Quizá a través de varias frases,
descripciones y argumentos surgidos de boca de nuestros
interlocutores, aunque desordenados y de dimensiones muy distintas, sea
posible reflejar la riqueza del fenómeno, y pintarlo con colores más
intensos que una descripción con datos duros y puros:
“Los sistemas de educación formal e
informal desarrollan las capacidades de liderazgo de los jóvenes para
que puedan estar al frente de proyectos desafiantes”
“El gobierno se dio cuenta hace décadas
de que la apuesta a la innovación era la única alternativa de
supervivencia para una nación tan pequeña, y obró con coherencia.”
“Los subsidios a la investigación y
desarrollo tienen muy especialmente en cuenta, a la hora de evaluar las
aplicaciones, el potencial de mercado de los proyectos que solicitan
fondos.”
“Las empresas innovadoras del exterior
están acá porque saben que existe talento como en pocos lugares del
mundo. Las universidades son de excelencia.”
“La distancia de las redes a recorrer
para llegar a un contacto es muy corta para un emprendedor, y la cultura
es muy horizontal y abierta.”
“El error y el riesgo son ampliamente aceptados por la cultura local”
“Las familias preparan a sus hijos para
ser independientes y responsables desde muy temprano, porque ellos
tendrán que poder hacer frente a los desafíos que les plantea el
ingresar al ejército cuando aún son adolescentes.”
“En base a un power point y a la
evaluación del equipo emprendedor decidimos a qué proyectos les
inyectamos inversión y les brindamos nuestro apoyo desde el Fondo”
“Para desarrollar una industria de
capital de riesgo potente, el gobierno aprendió de sus fracasos
anteriores y decidió fomentar la llegada de actores internacionales y la
construcción de alianzas con actores locales, de modo de complementar
capacidades y recursos a través de una búsqueda muy proactiva de
generación de una oferta privada de capital emprendedor.”
“Los gerentes de muchos fondos son ex emprendedores. Eso es muy importante para que puedan evaluar y aceptar la incertidumbre”.
Con estas frases, pues, intentamos
ilustrar en forma muy impresionista el paisaje resultante de un proceso
de construcción sistémica exitosa, a través del cual el gobierno ha sido
capaz de transformar la realidad en el transcurso de casi dos décadas,
apoyando y potenciando el talento, el capital social, la cultura y los
centros de excelencia universitarios.
En una nota anterior de Dinámica Emprendedora,
se reconocía que el ecosistema israelí enfrenta hoy desafíos que deberá
superar para pasar a una nueva etapa de su desarrollo. Por citar tan
sólo algunos ejemplos:
- aún la dependencia de los fondos internacionales es muy importante;
- el modelo de negocio de capital emprendedor está siendo revisado;
- se aprecia una tendencia a vender los emprendimientos en forma temprana a grandes empresas de tecnología.
Sin embargo, el punto de partida actual
es completamente diferente al que existía en los años 80. El mapa de
actores ya no es el mismo, la acumulación de aprendizajes, recursos y
capacidades es enorme, y el país se ha posicionado como un centro de
emprendimiento e innovación de clase mundial.
Algunas reflexiones desde América Latina
También en este caso, es interesante
identificar algunas lecciones y principios de interés para los países de
América Latina, dado que no existen modelos válidos para todos los
contextos. Sin pretender realizar un ejercicio exhaustivo en este
artículo, algunas reflexiones tienen que ver con la posibilidad de
promover cambios culturales profundos, que abarquen no sólo al sistema
educativo sino a las mismas familias. Hace falta avanzar hacia una
cultura más horizontal, capaz de tolerar el error y aceptar el riesgo.
Otra lección refiere el enorme desafío implícito en la necesidad de
generar espacios formativos innovadores, capaces de promover el
desarrollo intensivo de capacidades emprendedoras desde etapas tempranas
de la vida de las personas tal como se observa en el caso israelí. ¿Lo
estamos haciendo? ¿Qué oportunidades tenemos en cada país para caminar
en esta dirección? La calidad de las universidades como centros de
creación de conocimiento y de formación de talentos es otra cuestión
clave, y debería llevarnos a reflexionar sobre los modelos
institucionales en los cuales se apoyan, los incentivos y normas que las
gobiernan, y la importancia que se le asigna en nuestras sociedades.
¿Cómo estamos fomentando el desarrollo de redes y el acortamiento de la
distancia entre actores diferentes? ¿Estamos avanzando en la generación
de una oferta de capital emprendedor y en la construcción de puentes con
los emprendedores? Por último, una dimensión crucial: ¿tenemos el tipo
de actores institucionales e incentivos necesarios para construir el
ecosistema y apoyar al emprendimiento, sean ellos los que trabajan
directamente con los emprendedores o también las agencias de gobierno?
Porque si el diagnóstico es adecuado y las soluciones son efectivas, es
probable que el artículo de The Economist citado en la presente edición
de Dinámica Emprendedora (ver sección Palabras cruzadas), aunque provocador y estimulante, no sea justo. No, al menos, si se aprende de la experiencia israelí.
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