En su libro “Hacking your education” (Hackeando tu educación), Dale Stephen cuenta cómo dejó la escuela a los 12 años (con el apoyo de sus padres) y desde entonces creó su propio sistema de educación. Dale es el fundador de Uncollege, que está apoyado por reconocidos hombres de negocios y otras personalidades. Gracias a ello ha recorrido el mundo, creado su propia empresa, y estudiado muchos casos de gente sin diplomas, como él, que han conseguido tener éxito, incluso dentro de multinacionales reconocidas donde un diploma es necesario para poder conseguir un trabajo. Es el movimiento de los “Unschoolers” que existe desde al menos la década de los 70, pero que ahora, junto con la evidencia de la burbuja educativa en Estados Unidos y el fin de la era industrial, cobra cada vez más fuerza.
Según el paradigma de la era industrial, el camino para el éxito estaba bien marcado. Tú ibas a la escuela, te aplicabas mucho, sacabas buenas notas y luego, con tu título, conseguías un trabajo seguro hasta el día en que te jubilaras. No sólo ya mucha gente no quiere condenarse a ese destino. Está más que demostrado que no es un camino seguro. Cada vez más jóvenes se endeudan para estudiar, y una vez que tienen su título en mano, no consiguen un trabajo, o trabajan muy frecuentemente en tareas que no requieren un título universitario. Pero eso no es todo. No pocos estudiantes, como Dale, se sienten limitados en la escuela. Si no viste todavía el discurso de Sir Ken Robinson sobre los paradigmas de la educación, por favor no te lo pierdas. Si hablas inglés, también te invito a ver la presentación en TED de Seth Godin sobre la educación. Es brillante. Resulta que la era industrial creó una educación cuyo objetivo es convencer a la gente de trabajar en una fábrica, y donde el objetivo es el de que seas reemplazable como la pieza de una maquina. Si te sales de la cadena de producción, te reemplazan por otro y listo. Entonces el sistema educativo junta a todos los niños y los hace pasar por una línea de producción donde deben salir todos iguales y “conformes” a la norma. Si no cumplen la norma, se los manda para atrás en la línea de producción y se los vuelve a pasar por el sistema, hasta que sean “conformes”. Si tienen otros talentos de los que la sociedad y ellos mismos pueden disfrutar, al sistema educativo no le importa, y los pasará por la máquina de picar carne. Es lógico que hoy los jóvenes no sientan que lo que aprenden en la escuela tenga ninguna relación con lo que es importante para ellos o con lo que les garantizará un futuro mejor.
Por eso muchos deciden pasarse de la escuela. El problema es que si vas a salirte del sistema aún sabiendo que cualquier empresa te pedirá un título universitario para darte un trabajo, tienes que saber con qué lo reemplazas o caerás en la clasificación de “vago” antisistema sin futuro.
Los “Unschoolers” no son vagos. De hecho son mucho más disciplinados que los estudiantes regulares (de los que muchos estudian sin motivación sólo para obtener la credencial que necesitan). Se levantan más temprano que el resto y se ponen objetivos de estudio. Buscan que lo que aprenden tenga un sentido con los planes para su vida y para su futuro. Aprenden las reglas y cómo romperlas a su favor. Aprenden a conseguir mentores, a superar la incomodidad. No todos terminan siendo emprendedores; muchos consiguen demostrarles a las empresas que pueden aportarles valor incluso sin un título y logran crear para sí mismos carreras increíbles. Todos se enfocan en el valor que la educación les aporta y en cómo pueden transformarlo en valor para la sociedad y para sí mismos. No buscan un estatus, sino una aventura para sus vidas.
Muchas personas con muchos títulos, como el genial gurú de marketing Seth Godin (MBA de Stanford), o Peter Thiel, fundador de PayPal, (o yo misma, aunque no me puedo poner evidentemente al la altura de los dos anteriores) están apoyando este movimiento. Están viendo que lo único que hace la educación tradicional es poner a gente motivada e inteligente a competir entre sí, dando como resultado que, salvo los primeros en llegar en una carrera arbitraria, todo el mundo se sienta mediocre: los que no tienen el título (ni los cientos de miles de dólares para pagarlo) o los que lo tienen pero no salen en las primeras posiciones del “ranking”. ¡Qué ridículo! ¿Quién dijo que el sacar buenas notas te hará más exitoso en la vida, o siquiera más feliz? ¿Dónde está escrito que los padres que incitan a sus hijos a tener buenas notas son mejores padres? Sin duda, yo me estoy preguntando qué educación le daré a mi hijo. Y si resulta que se siente más motivado fuera de la escuela que dentro de ella, ¿por qué no apoyarlo para que sea un “Unschooler”?
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