Siempre me he sentido un incomprendido. O al menos así me lo han hecho sentir. Y mis fuerzas ya empiezan a flaquear”
Es la frase que últimamente oigo más a menudo. Son personas que están a punto a dar el salto que transforme sus vidas, un salto hacia su felicidad, un paso que les llevará a reafirmar quienes son de verdad. Pero tienen miedo. Más bien, les han infundido más miedo del que tienen y les bloquea por completo.
Desde pequeños, empezamos este viaje llamado vida, queriendo satisfacer siempre a nuestros padres, a la familia. Queremos sacar las mejores notas posibles para que se sientan orgullosos de nosotros, queremos ser los mejores en todo lo que nos propongamos, para oír por parte de nuestros progenitores: “Que orgullosos estamos de ti”.
Pero hay situaciones, en las que el resultado no es el deseado.
Aunque nuestros padres, siempre quieren lo mejor para nosotros, con toda su buena intención, ven con malos ojos, que nuestros deseos profesionales o personales , vayan por otro camino diferente, al que la sociedad, podría denominar, como “normal”.
Estamos buscando nuestra felicidad, lo que sentimos que tenemos que hacer y decir, cosa que no habíamos hecho hasta entonces. En esos momentos, nos encontramos ante un camino que se bifurca en dos, por un lado tenemos el camino, que la sociedad “recomienda” y por otro, el que el corazón, nos dice que tenemos que tomar.
A eso hay que añadirle, que hemos pasado por mil y una situaciones que no teníamos que haber vivido, todo por no expresar lo que sentíamos de verdad.
Muchos han estudiado, carreras que sabían que no les llenarían, sólo porque sus padres se lo habían recomendado. Y había que tenerlos contentos. Otros en trabajos, que sabían que no llegarían a nada, porque su sueño estaba en otra parte. O algunos ocultando su condición sexual, para que la gente de su alrededor, no lo excluyeran.
Tenemos miedo a expresar quiénes somos y queremos de verdad. Todo por el qué dirán.
Y cuando lo expresamos, la “sociedad” nos pone en evidencia, nos intenta avergonzar para que esa idea que tenemos, la desechemos lo antes posible.
“¿A dónde vas? Eso es imposible, jamás lo conseguirás. No tienes ningún conocimiento de eso, ¿para qué lo intentas?, NUNCA SUCEDERA…” O comentarios peores como “En mi casa no queremos gente de tu condición, ya no eres mi hijo/hija”.
Antes de dar el paso adelante, a todos se nos pasa por nuestra mente, los peores augurios, los peores comentarios que nos dirán cuando lo comentemos a nuestra familia o amigos. En algunas situaciones, no llegan a decirse ni ocurrir, pero en otras sí.
Ante estos augurios, ¿Quién quiere dar el primer paso? NADIE.
La persona de la que hablo al principio, ha empezado a cosechar éxito, tras un periodo de esfuerzo, de tesón, de lloros y de dudas. Consiguiendo sueños inimaginables para él, cuando empezó.
Empezó a construir su sueño, él solo. No sabía nadie lo que estaba haciendo. Empezó poco a poco, sin ninguna intención, como un hobbie. Pero ahora lo que empezó como una distracción se está convirtiendo en su vida, en su pasión.
Me comentaba, que pasó mucho tiempo, hasta que su gente sabía lo que hacía. Era algo totalmente opuesto a lo que había hecho hasta ese tiempo. Pero había descubierto lo que realmente le gustaba, lo que le llenaba. Me decía que había tenido muchos apoyos cuando lo comento, pero también había sentido el rechazo de muchas personas importantes para él.
Los comentarios negativos que le llegaban, ganaban al principio, al entusiasmo y a la pasión que había puesto en su nuevo proyecto de vida. Dudaba de él, se preguntaba si de verdad iba a llegar a algún lado, que si era un iluso, como le decían los demás. Hubo momentos que quería tirar por la borda todo lo que iba consiguiendo, todo por lo que le decían los demás. Pero su pasión le infundo valentía, y siguió a pesar de las circunstancias.
Y ahora se encuentra de nuevo, ante la oportunidad de su vida. Me decía que otra vez habían vuelto a llegarle, “reflexiones” de gente de su alrededor, intentándole quitar de la cabeza, el sueño que tiene.
Pero al igual que la anterior vez, ha decidido escoger el camino menos transitado.
Él siente que tiene que hacerlo. Si la vida, le ha presentado esa oportunidad, tiene que ir a por ella, aprender de la misma, exprimir la vida hasta la última gota.
Mucha gente de la que he ido entrevistando, lo dicen, que se habían sentido incomprendidos, cuando empezaban a dar pasos hacia sus verdaderos sueños. Y muchos de ellos, como podréis ver, son número 1 a nivel nacional y mundial.
¿Qué hubiera pasado si hubieran hecho caso a la gente que los intentaba boicotear?
Que nos de miedo, mostrarnos tal cual somos, por el qué dirán, por el qué podría pasar, en pleno siglo 21, es una pena.
Muchos de ellos, me decían que los tomaban como locos, y que ahora, al conseguir sueños y éxitos increíbles, mucha de esa gente que al principio le intentaba “re-encaminar” por el buen camino, ahora le apoya.
¡¡Qué falta de coherencia, qué falta de compresión, qué tristeza!!
Estas personas no querían que los animaran hasta la locura, no querían que les dieran una palmada en la espalda. Ante la situación que estaba viviendo, ante la incertidumbre de algo nuevo en sus vidas, ante la posibilidad de éxito o fracaso, solo quieren respeto, que se les escuche, que se les respete, que haya un poco de compresión ante la situación que están viviendo
¿Pero dónde está en esta sociedad el respeto por los demás?
Ya por las mañanas sales de casa y ves a gente insultándose por el atasco que hay de coches. ¿Y estas personas van a respetar a otra porque van a emprender un nuevo camino en su vida?
Todos queremos ser felices. Unos la conseguirán a través de un trabajo “normal”; con una relación estipulada por la sociedad como “normal”; pero hay otras personas que no quieren eso, que sienten que no son así, que para ellos la felicidad, es emprender su sueño o algo distinto a lo “estipulado por la sociedad”.
¿Por qué hemos sido educados así, que cuando alguien se sale del “rebaño”, lo tratamos tan mal, lo intentamos apartar de nuestro lado o lo vemos ya de forma diferente?
Todos tenemos dentro de nosotros un “gusanillo”, que nos ha dicho alguna vez, que teníamos que tomar un camino diferente al que solíamos tomar siempre. Ir por un bosque sin descubrir, pero desechamos la idea, por el miedo, la vergüenza y que nos vean como “raros”.
¿Y así progresará la sociedad? Yo creo que no. ¿Qué hubiera pasado si Steve Jobs hubiera matado su “gusanillo”?
Ante un camino nuevo en la vida, solamente somos nosotros quien tiene que investigarlo. No podemos mandar a nadie más.
Pero si antes de empezarlo a descubrir, ya nos intentan poner barreras, y nuestro afán de aventurero no es muy grande, sumado al miedo ante el qué pasará, el vértigo que nos da la nueva situación, desistiremos a las primeras de cambio. Sin llegar jamás a descubrir que hubiera pasado.
Durante mi vida, algunas veces me he sentido, un incomprendido. Solo quería que me escucharan, expresar lo que sentía, lo que quería, no sentirme solo. Sólo quería eso, ser escuchado. Hubo gente que no me entendió, ni quiso al menos escucharme. Y gracias a muchas personas que simplemente tuvieron esa predisposición conmigo, estoy aquí escribiendo estas líneas y lanzándome a un nuevo proyecto que saldrá próximamente.
¿Y a ti te hubiera gustado que te hubieran escuchado te hubieran escuchado cuando te sentías un incomprendido? Que te hubieras podido explicar tranquilamente, te hubieran dicho: “Inténtalo, el NO ya lo tienes”. ¿Tanto cuesta?
Si no has podido conseguir tus sueños, no intentes torpedear los de los demás. Escúchalos, les estarás dando el mayor regalo que necesitan en esos momentos. Respeto y escucha.
La vida es demasiado corta para desaprovechar esa oportunidad que nos da la vida para descubrir quienes somos de verdad, cuál es nuestra verdadera felicidad. Lánzate, tendrás vértigo, oirás de todo, pero si sientes que es lo que tienes que hacer, ¡¡HAZLO!!.
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