"Todo lo que necesitas para un mejor futuro y tener éxito, ya está escrito. ¿Y adivina qué?
Lo único que tienes que hacer es ir a la biblioteca" —Henri Frederic Amiel
Warren Buffet, Bill gates y Steve Jobs, tres de los más grandes hombres de negocios de nuestra época, han sido también grandes amantes de los libros y, por supuesto, de las bibliotecas públicas. Fue ahí, en medio de las siempre hermosas estanterías cargadas con lo mejor del conocimiento humano, donde comenzaron a forjar su éxito.
Las bibliotecas públicas son los recintos más democratizadores y empoderadores de la historia, han sido muchas las personas que gracias a la lectura encontraron el camino para salir de la pobreza. Pero las recompensas no son solo económicas, las bibliotecas son una enorme fuente de alimento para el alma. Dentro de sus muros podemos también aprender a vivir mejor.
Joseph Mills escribió un hermoso poema sobre las bibliotecas y, por adelantado, pido perdón por mi incompetente traducción.
Las bibliotecas públicas son los recintos más democratizadores y empoderadores de la historia, han sido muchas las personas que gracias a la lectura encontraron el camino para salir de la pobreza. Pero las recompensas no son solo económicas, las bibliotecas son una enorme fuente de alimento para el alma. Dentro de sus muros podemos también aprender a vivir mejor.
Joseph Mills escribió un hermoso poema sobre las bibliotecas y, por adelantado, pido perdón por mi incompetente traducción.
SI LOS BIBLIOTECARIOS FUERAN HONESTOS
“...un libro, de hecho, algunas veces me distrajo de mi trabajo…” —Benjamin Franklin
Si los bibliotecarios fueran honestos,
no sonreirían, o serían hospitalarios.
En cambio dirían, debe ser cuidadoso, aquí
hay monstruos. Dirían, estos salones albergan
paganos y herejes, asesinos y maníacos, engañados,
desesperados y disolutos. Ellos dirían, estos libros
contienen conocimientos sobre la muerte, el deseo
y la decadencia; traición, sangre y más sangre;
cada uno es una caja de Pandora, así que porqué
alguien querría abrir uno. Colocarían una
señal advirtiendo que su contacto puede producir
cambios de humor, alteraciones severas de visión y
cambios de mentalidad. Si los bibliotecarios
fueran honestos, admitirán que las estanterías
pueden ser más seductoras y escandalosas que la
pornografía. Después de todo, una vez usted ha visto
unos pocos pechos, vaginas y penes; más es
simplemente más, una banalidad consoladora, pero
los estantes de una biblioteca contienen novedades
sensacionales, una mezcla permisiva y escandalosa
de Malcolm X, Marx, Melville, Merwin, Millay, Milton,
Morrison y cualquiera puede echarles un vistazo, llevarlos
a casa o algún rincón donde pueda ser
corrompido e impregnado con ideas. Si los libreros
fueran honestos, ellos dirían, nadie pasa
tiempo aquí sin ser cambiado.
Quizás usted debería marcharse a casa mientras aún puede.
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