viernes, 18 de marzo de 2016

Un “Método” NO es una “Coreografía”: Principios de la Técnica Alexander

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by Victoria Stanham in    No comments

Un método de reeducación, de entrenamiento o de terapia no se define por la serie de ejercicios, procedimientos o técnicas puntuales que se utilizan en ella. Si un método no es más que su cascarón externo (eso que se observa a simple vista) entonces cualquiera que aprenda la “coreografía” de movimientos que lo componen podría decir que lo está practicando.

Si bien la gran mayoría de clases de Técnica Alexander en cualquier parte del mundo comparten características (por ejemplo, es habitual que se divida el tiempo de clase en “trabajo de silla” y “trabajo de camilla”) esto se debe más a la metodología empleada por las escuelas de formación de profesores, que a un requerimiento de la Técnica Alexander en sí. La Técnica Alexander no posee ni ejercicios, ni técnicas puntuales de manipulación, por lo que es “in-copiable”.

Esto la vuelve, sin embargo, extremadamente difícil de explicar: ¿cómo se describe algo que no tiene forma concreta?

Ya he hecho mi intento en blogs pasados de explicar qué es la Técnica Alexander y cuáles son sus beneficios, por lo que no voy a aburrirte repitiéndome. En aquellos blogs hago hincapié en que la Técnica Alexander es una serie de principios desde los que se aborda la relación cuerpo-mente para devenir en movimiento.

Hoy me gustaría describir estos principios brevemente.

Principios de la Técnica Alexander

1. Unidad Mente-Cuerpo (Unidad Psicofísica):
Reconocemos que mente y cuerpo son dos caras de una misma moneda. La una es un reflejo perfecto de la otra de tal forma que nuestro estado mental estará reflejado en un estado corporal y viceversa.
A la hora de movernos esto es importante porque las ideas que tengamos sobre el cuerpo y el movimiento, generarán una cualidad de movimiento particular.

2. Los medios por sobre los fines (El Cómo sobre el Qué):
Hay mil y un formas de lograr un fin; queremos ser capaces de elegir entre esas mil y un formas la más conveniente en cada situación, y no estar atados siempre a una misma respuesta estereotipada.
La manera en que habitualmente hacés algo crea tu forma, moldea tu vida, genera tus condiciones. Un movimiento repetido inconscientemente cientos de veces al día genera una reorganización general de todo el sistema para facilitar ese movimiento (o sea arma un molde a su medida). Esto no es en sí un problema, pero puede volverse uno si esta forma pasa a ser nuestra única manera de realizar una tarea.

3. El Uso afecta la Estructura y su Funcionamiento:
Estructura y función están íntimamente relacionadas mediante un diseño.  Existe por lo tanto una “lógica de uso” para esa estructura que es la más eficiente para que cumpla su función. O sea, cómo “usamos” la estructura para llevar a cabo la función afectará la eficiencia de esta última, y a la larga o corta generará cambios en la estructura también.
Nuestra forma de “usarnos” (o sea de generar nuestros movimientos físicos y mentales) está basado en nuestras ideas sobre nuestras estructuras y su funcionamiento.

4. Mapa Corporal y Apreciación Sensorial Descalibrada:
Nuestras ideas inconscientes sobre nuestra estructura y su funcionamiento están basadas en la calidad de la información sensorial que recibimos desde cada parte de nuestro cuerpo. Hay áreas que están claras en nuestro mapa y áreas que no lo están tanto. Los mapas corporales se construyen de la confluencia de información sensorial (percepción) y su interpretación a nivel de la corteza cerebral (apreciación). Esta apreciación está a su vez fuertemente influida por nuestras ideas y nuestras emociones.
Por lo general nuestra apreciación sensorial tiene muchos datos inexactos, cuando no directamente erróneos. Esto es importante de corregir, ya que la calidad de nuestro movimiento está basada en la claridad y calidad de estos “mapas corporales”.

5. Fuerza del Hábito e Inhibición de la Respuesta Habitual:
El hábito es inconsciente y domina nuestro accionar. El hábito se puede volver consciente nuevamente, y sólo entonces lo podremos cambiar. Sin embargo, el hábito viejo siempre estará allí, automatizado y pronto para resurgir si las condiciones se dan.
Saber esto es importante para estar sobre aviso a la hora de movernos y así tomar recaudos extra para darnos mejores condiciones para la acción. La inhibición es este acto de recordar la fuerza del hábito, y tomarse el tiempo necesario para generar el espacio y las condiciones para una respuesta consciente.

6. Permitir que el Movimiento Ocurra (No Hacer) y Dirigir el Uso:
Esta frase que parece contradictoria habla en verdad de un pensamiento lateral o “indirecto” en vez de un abordaje directo. Queremos trabajar con las direcciones que el cuerpo tomaría naturalmente si nuestros hábitos adquiridos no se interpusiesen, queremos “permitir que ocurra” el movimiento.
Pero para ello debemos dirigir nuestro uso de nosotros mismos con el pensamiento, recordándonos constantemente aquello que queremos evitar que ocurra (inhibir) y aquello a lo que queremos darle permiso para que se manifieste.[1]

7. Control Primario (Coordinación de la Respuesta Global del Cuerpo al Estímulo):
El Control Primario habla de la cualidad de la relación que mantienen la cabeza, la columna y la pelvis. Esta relación determina la cualidad de la respuesta de tensión global del cuerpo. El grado de “libertad del cuello” en el movimiento es un barómetro para reconocer el grado de libertad de la respuesta global del sistema.
Cuando el “control primario” funciona sin mayores trabas hay un equilibrio dinámico entre los reflejos posturales de soporte y de movilidad. Los profesores de Técnica Alexander llaman a este estado de equilibrio dinámico “poise”, y a la cualidad de vitalidad y espacio que aparece en todo el sistema el “up”.

- Victoria

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