Dar Primero.

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L: Hoy me encuentro en un momento de bronca, muy enojada.

M: ¿Motivo?

L: Estoy necesitando mucho un abrazo. Pero en mi mundo, nada es tan simple.

M: Es un problema muy fácil de resolver. Yo te puedo dar ese abrazo para que así cambies tu estado de ánimo.

L: Es que necesito un abrazo de alguien en particular que no parece darse por aludido y me ignora. Quizás no le interese, a veces pasa.

M: Entiendo. Veo que hoy estas bastante selectiva.

L: Hace mucho que lo conozco y nunca le había prestado demasiada atención. Pero la semana pasada me dijo: “¿Porque no tienes con quien salir siendo tan linda e inteligente?”

M: Caramba. Parece que ese comentario fue un misil teledirigido a tu ego.

L: También me dijo que le avisara cuando este en cartel alguna obra de teatro que me gustara, soy fanática del teatro, y se ofreció a llevarme con mucho interés.

M: Y por lo visto esos comentarios despertaron tu interés en esa persona.

L: Algo así. El asunto es que estoy intentando hacerle saber que hay una obra de teatro que me interesa, y no me responde.

M: ¿Le estas hablando y no te responde?

L: No, se lo estoy diciendo por mensaje de texto a su teléfono móvil.

M: Y si, los medios de comunicación electrónicos como el Chat o los mensajes de texto no suelen ser los ideales para una comunicación fluida de ida y vuelta. Pero generalmente se utilizan mucho en estos tiempos cuando se quiere comunicar algo que nos daría vergüenza (o miedo al rechazo) hacerlo cara a cara o por vía telefónica.

L: Es que yo estoy chapada a la antigua. Ya bastante me cuesta siendo mujer encarar a un hombre proponiéndole una salida.

M: ¿Estas segura que tu bronca solo se debe a este tema?

L: No, se juntan varias cosas. No me fue como esperaba en los últimos tiempos, y al darme cuenta me sentí sola. Sentí la necesidad de tener a alguien, un amigo, un algo, que me haga reír, que me acompañe, que me escuche. Y no lo tuve porque no cuento con nadie así.

M: A ver si entendí bien. Dices que querrías la compañía de alguien “que te haga reír, que te acompañe y escuche”. Planteas a ese alguien desde la "utilidad o beneficio que a vos te produce", desde el recibir. Las personas que logran relaciones duraderas generalmente están interesadas en darle al otro, más que en recibir del otro. Porque reciben dando, y esto a su vez genera que la otra persona también quiera dar. Ven al otro como un ser valioso por lo que es en si mismo y no solo por su utilidad para cumplir con nuestros deseos.

L: Estoy de acuerdo. Eso me molesta. No se por donde arrancar, hacia donde ir: ¿Conocer gente nueva? ¿Recuperar los perdidos? ¿Trabajar con los conocidos?

M: Todas parecen buenas alternativas. No desecharía ninguna y hasta agregaría una mas.

L: ¿Cuál?

M: Revisar la forma como te relacionas actualmente con los demás. Cuando tenemos problemas con todos, el problema puede llegar a pasar mas por uno y no tanto por el mundo que nos rodea.

L: Eso lo se. Si estoy sola y no tengo a alguien, ni siquiera un amigo, es porque algo hice para llegar a estar así. Pero cuesta salir de este lugar sin ayuda de los demás.

M: ¿Te puedo ayudar de alguna forma?

L: No lo se, no estoy pidiendo ayuda. O quizás ya me estés ayudando al escucharme. Muchas veces lo que necesito es un oído, uno que entienda de lo que hablo sin juzgar apresuradamente, y al que no le tenga que pagar por oírme.

M: Sigues hablándome de los demás desde la utilidad, desde el beneficio que esperas recibir.

L: A mi me encanta dar, me encanta entregar. Aunque en este momento necesito que me den un poco a mí.

M: ¿Alguna vez te dijeron caprichosa?

L: Si, alguna vez. Además, me gusta dar de mí a personas importantes, tampoco es cuestión de andar dándole a cualquiera.

M: ¿Alguna vez te dijeron soberbia?

L: mmm, alguna vez lo creyeron.así.

M: ¿Tú serías amiga intima de una persona caprichosa y soberbia?

L: Probablemente no, pero de suceder así creo que lo soportaría.

M: En la amistad duradera no suele abundar el sufrimiento, sino el disfrute. Uno suele buscar gente con la cual disfrutar más que sufrir. ¿Que cualidades debería tener un amigo intimo para que tu lo elijas?

L: La verdad que no entiendo tu pregunta. Me resultaría imposible "elegir" un amigo. Para mi un amigo se hace, se construye, con confianza, buenos, malos momentos, tiempos compartidos, ayudas, peleas.

M: Antes de construir, suele ser recomendable primero elegir con buen criterio el lugar donde se va a construir. ¿Digo bien?

L: Cuidado con las metáforas. Estamos hablando de personas, no de ladrillos

M: Para mi el proceso de construcción es similar en ambos casos. No se construye en cualquier lado, primero hay que elegir donde construir. Quien construye donde no debe, terminará rodeado de los que no quiere. La elección de las personas es clave. ¿Tu no elijes a tus amigos? ¿El que toca, toca porque la suerte es loca?

L: Siempre me costó mucho hacer amigos. Muy tímida en mi infancia. Muy corta en la adolescencia. Mucho carácter en la actualidad.

M: Generalmente quienes dicen tener mucho carácter que termina complicando las relaciones con los demás, en realidad suelen tener mucho … mal carácter, aunque no del todo reconocido. Un pequeño autoengaño que suele utilizarse para autoproteger al ego.

L: Tienes suerte que hoy estoy medio caída, sino te cobraba y bien caro eso del mal carácter que insinúas.

M: jajaja. Si, seguramente hoy debe ser mi día de suerte. ¿Consideras que la felicidad tiene algo que ver con la calidad de los vínculos que logramos construir en nuestras vidas?

L: Rotundamente si. Y eso por eso que no me siento feliz.

M: Entonces este tema de la construcción de relaciones de amistad y afecto no parece ser un tema menor a tener en cuenta .¿Que piensas hacer entonces al respecto?

L: No lo se. Conversar mas con las personas supongo, cambiar de actitud. Me fastidia tener que cambiar como soy, pero es obvio que así nadie me quiere. ¿Vos querrías cambiar tu esencia? ¿Aquello que tus padres te transmitieron?

M: La respuesta para mi es: no y si. No hay que cambiar lo que aprendimos y nos sirve. Y si hay que cambiar (desaprender) lo que aprendimos y nos perjudica.

L: Si, hace sentido.

M: Imagínate por un momento a un amigo/a ideal. ¿Cómo seria?

L: La verdad que nunca lo pensé. Dame unos días para pensarlo. En estos momentos se me están cayendo las lágrimas, y eso que no soy muy fanática del llanto.

M: Es claro que con esta conversación hemos tocado una fibra sensible en tu interior. Es bueno que puedas liberar presión interior mediante el llanto.

L: Cuando esté mejor, voy a escribir en un papel todas las cualidades que me gustaría encontrar en un amigo/a ideal.

M: Buena idea, plasmar nuestras ideas en papel suele ser muy útil a la hora de clarificar nuestro pensamiento sobre algo. Y recuerda: Eso que escribas que quieres RECIBIR de los demás, comienza por DARlo tu primero. Tan simple... tan complejo.

DIFERENTES TIPOS DE AMISTAD:

Aristóteles, en su Etica a Nicómaco, clasifica la amistad en tres tipos: aquella que está basada en el placer (generalmente las relaciones juveniles, intensas pero efímeras), la que se apoya en la utilidad (a menudo asociadas a transacciones comerciales y al mundo del trabajo, como diríamos hoy día) y, finalmente, la que está fundamentada en la virtud, que para muchos es la auténtica amistad, o "amistad perfecta", como la llamó el propio Aristóteles.

Este tipo de vínculo se construye sobre la base de la bondad, y ocurre cuando alguien quiere a otro por lo que es, no por una cualidad o característica eventual, y sobre todo cuando desea para esa persona el bien por el bien mismo.

Para los que creen que el tiempo pasado siempre fue mejor, vaya la advertencia de que ya en época de Aristóteles el tercer tipo de amistad era un bien escaso y ocurría raramente, porque demandaba tiempo e intimidad para surgir y florecer, aclaraba el filósofo griego. Por eso, cuando existe, justifica que sea festejada.


SOBRE LA AMISTAD:

Llamamos amistad a un sentimiento recíproco y estable, que se anhela y se atesora, y se manifiesta en los afectos. Se trata de visitar juntos un lugar curativo: el de los sueños compartidos. Precisamente por eso, gozar de la amistad es salud. Es curarse en salud.

Contra la tristeza común, contra la presión de la excesiva realidad de la vida cotidiana, la amistad es un descanso. Por eso, me gusta considerarla uno de los factores antidepresivos de la vida cotidiana.

Es casi como estar a solas –pero no solos–, en compañía de otro que no pretende algo diferente de estar con uno. Ese otro, el amigo, sabe estar y escuchar. A veces en silencio, pero siempre haciéndose eco, que en nuestro lenguaje cotidiano significa responder a lo que nuestro amigo precisa en ese momento.

El sentimiento que circula en la amistad logra reparar las grietas del alma. Si logramos lazos de solidaridad tenemos la clave para entrar en esa zona y descansar del costoso trajín de vivir cotidiano. Contra las pesadillas que amedrentan cada día, amistad es solidaridad en circulación permanente; es generosidad.

Es un don especial que sostiene el lazo y responde; es disponibilidad.

La amistad permite sostener el deseo de vivir, el gusto por la vida y sus placeres e ilusiones, los ideales, nuestra continuidad y, sobre todo, tolerar la incertidumbre.

Recordemos lo que nos dice Shakespeare: "Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero".