jueves, 20 de febrero de 2014

El Poder del Hábito: Apéndice

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Guía del lector para usar estas ideas

Llegamos al final del libro de Charles 

Lo que nos deja es una guía para usar las 
ideas que estuvimos explorando y cambiar un hábito puntual.

En la página web del autor, en este link 
podrán encontrar más recursos (videos, guías para maestros 
y líderes, entrevistas, etc.) para explorar el libro y las ideas que en él se plantean.

A continuación, el resumen del apéndice del libro.

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EL PODER DEL HÁBITO (Charles Duhigg)

Guía del lector para usar estas ideas

Incluso cuando el trabajo científico descubre cómo 
funciona un patrón, no existe la receta para el cambio 
rápido. Los individuos y los hábitos son todos diferentes, 
y por tanto las especificidades al diagnosticar y cambiar
 los patrones en nuestras vidas difieren de persona a
 persona y comportamiento a comportamiento.

No existe una prescripción universal para el cambio de hábitos. Lo que sí hay es un marco y una guía para experimentar con cómo podrían cambiar los hábitos.

El marco:
·        Identificar la rutina
·        Experimentar con recompensas
·        Aislar el disparador
·        Tener un plan

Primer paso: Identificar la rutina

Para comprender tus hábitos personales necesitás 
identificar los componentes de tus circuitos. Una vez que hayas diagnosticado el circuito del hábito de un comportamiento en particular, podés buscar formas de
 suplantar los viejos vicios con nuevas rutinas.

Para la mayoría de los hábitos que quieras cambiar lo 
primero que notás es la consecuencia de sucumbir a la
 rutina (por ejemplo: amumentaste de peso).

Luego identificás la rutina que causó esa consecuencia. 
Para la mayoría de los hábitos la rutina es el aspecto más obvio: es el comportamiento que querés cambiar (ejemplo: 
cada tarde te levantás de tu escritorio, vas a la cantina, comprás un alfajor, te lo comés charlando con amigos).

Luego necesitás identificar:
·        ¿Cuál es el disparador para esta rutina? (ejemplo: hambre, aburrimiento, baja azúcar en la sangre, necesidad de un descanso entre tareas, etc.)
·        ¿Cuál es la recompensa? (ejemplo: el alfajor mismo, el 
cambio de ambiente, la distracción temporal, socializar, 
el shot de energía que te da el azúcar, etc.)

Segundo paso: Experimentar con recompensas

Las recompensas son poderosas porque satisfacen los 
anhelos. Pero generalmente no somos conscientes de los 
anhelos que dirigen nuestros comportamientos.

La mayoría de los anhelos son obvios en retrospecto, pero increíblemente difíciles de ver cuando estamos bajo su influencia [porque estamos inmersos en el circuito del hábito].

Para descifrar cuál anhelo está dirigiendo un hábito en particular, es útil experimentar con diferentes 
recompensas. Durante ese período no deberías sentir
 ninguna presión por realizar un cambio real – estás en 
la fase de recolección de datos.

Siguiendo con el ejemplo del alfajor, cuando sentís las 
ganas de ir a comprar el alfajor, ajustá tu rutina para 
que te de una recompensa diferente (ejemplos: salir a dar
 una vuelta a la manzana y no comer nada; comprate un
 bizcocho o galletitas y comerlos sin compañía de amigos; comprar una manzana y comerla en la cantina con tus amigos; tomarte una taza de café en tu escritorio; ir hasta el escritorio de un compañero y charlar un rato sin comer 
nada; etc.). Lo que hacés en vez decomprar un alfajor 
no es lo importante; el punto es testear diferentes
 hipótesis para determinar cuál anhelo está guiando tu
 rutina (ejemplo: ¿el alfajor en sí mismo o tomar un 
descanso? Si es el alfajor, ¿es porque tenés hambre o 
porque necesitás el shot de energía? Si es el descanso, 
¿es porque necesitás moverte o socializar?. Etc.)

Para testear tus recompensas, luego de cada actividad,
 escribí en un papel las primeras tres cosas que te
 vienen a la mente cuando completas la rutina. Luego,
 ponete una alarma para que suene a los 15 minutos. 
Cuando suene preguntate, “¿Todavía tengo ganas de comerme
 ese alfajor?”. Si la respuesta es “sí”, la recompensa que probaste no es la correcta, y tenés que seguir
experimentando con otras.

Las razones por la que tenés que escribir 3 cosas que te vienen a la mente al completar tu rutina son:
  1. Te fuerza a tener un momento de consciencia de lo que
 estás pensando o sintiendo.
  2. Te ayuda a recordar más tarde lo que estabas pensando en
 ese momento. Al final del experimento, cuando releas tus apuntes, te va a ser mucho más fácil acordarte lo que 
estabas pensando o sintiendo porque las palabras garabateadas van a desencadenar una ola de memorias asociadas a ese momento.

La alarma a los 15 minutos es para determinar si acertaste
 con la recompensa para tu anhelo. Si, a los 15 minutos de darte la recompensa alternativa todavía tenés la necesidad 
de hacer tu rutina habitual, entonces sabés que el anhelo 
que estabas investigando (por ejemplo: azúcar en sangre)
 no es el que está guiando tu comportamiento.

Al experimentar con diferentes recompensas podrás aislar
 lo que realmente estás anhelando, lo cual es esencial
 para re-diseñar el hábito.

Una vez que descifraste la rutina y la recompensa, lo que queda es identificar el disparador.

Tercer paso: Aislar el disparador

La razón por la que es tan difícil identificar las señalas
 que disparan nuestros hábitos es porque hay demasiada información bombardeándonos simultáneamente mientras accionamos.

Para identificar una señal disparadora entre todo el ruido sensorial, necesitás elegir categorías de comportamientos antes de tiempo para escudriñar, de forma de poder ver patrones. [Debemos aislar el disparador de lo que enciende 
el anhelo, o sea, el principio de la rutina, (ejemplo: levantarme del escritorio) y no el momento que accedo a la recompensa (ejemplo: morder el alfajor)]

Casi todas los disparadores entran en una de las siguientes cinco categorías:
  1. Lugar
  2. Hora
  3. Estado emocional
  4. Compañía presente
  5. Acción precedente

Para descifrar la señal que dispara tu anhelo, escribí 
tus respuestas a estas 5 cosas en el momento que se 
enciende tu anhelo:
  1. ¿Dónde estás?
  2. ¿Qué hora es?
  3. ¿Cómo te sentís?
  4. ¿Quién está contigo?
  5. ¿Qué estabas haciendo justo antes de sentir el anhelo?

Cuarto paso: Tener un plan

Una vez que hayas descifrado tu circuito del hábito – has identificado la recompensa que guía el comportamiento, la señal que lo dispara,  y la rutina misma – podés empezar a cambiar el comportamiento; podés cambiar tu rutina por 
una más favorable si planificás tu comportamiento para 
cuando aparezca el disparador y elegís un comportamiento 
que te va a dar la recompensa que anhelás. Lo que 
necesitás es un plan.

Un hábito es una elección de comportamiento que tomamos deliberadamente en algún momento, y luego dejamos de 
pensar en ella pero seguimos comportándonos así cada vez 
que nos enfrentamos al disparador. En otras palabras, un hábito es una fórmula que nuestro cerebro sigue automáticamente: cuando veo esta SEÑAL, voy a hacer esta RUTINA para conseguir esta RECOMPENSA.

Para rediseñar la fórmula tenés que volver a tomar 
decisiones consciente; y la forma más fácil de hacer esto 
es tener unplan de implementación.


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Llegamos al final del primer libro resumido.

Me encantaría saber si esta información te está sirviendo
 para algo. Dejame un comentario con ideas o sugerencias
 para hacer de este blog algo que nos sirva a todos.

El próximo libro que empiezo a resumir el lunes que viene es "El Instinto de la Fuerza de Voluntad" de Kelly McGonigal, un fascinante raconto de qué es la fuerza de voluntad, cómo funciona, y cómo tener más para cumplir nuestros proyectos. 


Hasta la próxima.

Victoria

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