- La creatividad florecerá cuando aparezca esa hora al día que puedes controlar.
Quieres escribir un libro. O un ensayo personal. O, bueno, un guión. ¿Un soneto? ¿Nada de eso? Quieres pintar el cuadro de tu vida. O esculpir al nuevo David. La cuestión es que si estás intentando realizar algún tipo de trabajo creativo, además de tu trabajo regular, has descubierto que es muy difícil encontrar tiempo para ello. La inspiración y la horas libres nunca suelen coincidir como nos gustaría.
Un ensayo recientemente publicado en la revista Science por Jeffrey J. McDonnell, profesor en la Escuela de medio ambiente y sostenibilidad en la Universidad de Saskatchewan, Canadá, explicaba que “es más que imposible encontrar un tiempo en el día para realizar un trabajo creativo sin distracciones y si finalmente se logra encontrar un hueco, el período para volver a retomarlo es a menudo largo, con lo cual el proceso siempre se ralentiza”.
McDonnell, quien observó que este problema le afectaba de forma directa para sentarse a escribir sus ensayos académicos, decidió comenzar una nueva rutina. “Mi plan empezó un día cualquiera, simplemente tomé la decisión.
Me despertaba temprano, me hacía un café y empezaba a escribir hasta que se fuera la inspiración o hasta que las distracciones como correos electrónicos o planes del día comenzara a entrometerse. Siempre era entre las 7 o las 8 de la mañana y conseguía trabajar alrededor de una hora, algunos días incluso menos”.
El investigador le propuso a sus alumnos llevar adelante este proceso. Después de unas semanas de llevarlo a cabo, cada estudiante rellenó un formulario de preguntas para que McDonnell pudiera medir los resultados de su experimento.
“Encontré que depende mucho de la persona, si no se es mañanero, este horario dificulta el proceso creativo, así que cambié mi propuesta”. El ensayo, después de estos resultados, se encaminó a que el punto clave para crear es tener una hora. Una hora al día, sin importar cuál sea, “la cuestión es que se debe tener cien por cien el control sobre el propio tiempo”.
McDonnell volvió a realizar el experimento y los resultados fueron más que satisfactorios, “los alumnos tenían cada uno su propio momento del día para crear. Atendiendo a esa rutina, el trabajo creativo siempre se consigue llevar a cabo, aunque sea durante el tramo de una hora o menos”.
El ensayo del profesor llegó hasta personajes como comediantes y deportistas que “estuvieron de acuerdo en que a ellos, la primera hora del día, les resultaba la adecuada para llevar adelante sus trabajos creativos”.
El actor, escritor y comediante Mike Birbiglia, en una entrevista confesó que “a partir de las 7 de la mañana su cerebro se niebla y tiene una completa liberta de inhibición, así que se va a una cafetería y deja rienda suelta a su creatividad”.
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