De invisibles a imprescindibles. Es el nuevo estatus de
los emprendedores. El cóctel de la crisis, Internet y las historias de
éxito al otro lado del charco, en Silicon Valley, está animando a cada
vez más jóvenes a montárselo por su cuenta. Y con ellos, el fenómeno de
las aceleradoras e incubadoras de
start-ups les sigue detrás. Varias acaban de aterrizar en España con una idea muy clara: que el fundador del próximo
Twitter, Facebook o
Pinterest hable español.
La última en llegar ha sido
The Founder Institute,
creada por Adeo Ressi en California e instalada en 28 ciudades. Ressi y
sus colaboradores filtran los mejores proyectos y emprendedores, les
dan formación durante seis meses, invitan a mentores-estrella para
asesorarlos… y listos para enfrentarse al mundo real. Con esta filosofía
han lanzado casi 500 empresas tecnológicas desde el 2009.
The Founder Institute busca ahora abrir
capítulo en Madrid
de la mano de tres españoles convencidos del potencial local. "Uno de
nuestros socios, Eduardo Vilar, vive en San Francisco, conoció a Adeo y
le propuso aterrizar en España. Queremos seleccionar a unas 30
start-ups este año, hay talento de sobra", dice Miguel Galera, impulsor de la iniciativa.
Durante
el último año iniciativas como The Founder Institute han puesto el
punto de mira en nuestro país. En total ya se han asentado más de una
docena. Unas son incubadoras y otras aceleradoras aunque la filosofía es
similar. Las primeras ofrecen más infraestructura, una oficina donde
quedarse y mayor financiación inicial y las aceleradoras se centran en
los mentores, la red de contactos y la formación-exprés.
YCombinator,
creada en 2005 por Paul Graham, es el verdadero precursor de este
fenómeno que eclosiona en España. Su metodología, imitada en medio
mundo, se basa en seleccionar a un puñado de
start-ups dos
veces al año, invertir una media de 18.000 dólares en cada una y
admitirlas tres meses en su sede de Mountain View (California) para un
curso acelerado sobre cómo montar un negocio de la nada. Todo salpicado
con charlas de Mark Zuckerberg, Evan Williams (Twitter) o Reid Hoffman
(LinkedIn). Así han cocinado éxitos como
Airbnb y
Dropbox.“Graham
es el gran referente, nos ha inspirado a todos. En el fondo el rasgo
característico de una aceleradora es dar la patada lo antes posible al
emprendedor para que se busque la vida”, dice Luis Rivera, creador de
Tetuan Valley,
una “pre-aceleradora” instalada en Madrid que selecciona 20 proyectos
al año en fase muy inicial, les da formación gratis durante seis semanas
y “luego hablamos opciones”.
Una de esas opciones es saltar al siguiente programa,
Startupbootcamp,
pensada para negocios más maduros. Invierte entre 14.000 y 22.000 euros
en cada uno, los acoge tres meses y organiza una presentación final a
inversores, el llamado
demo day. Un calco del modelo YCombinator. Y funciona:
Timpik y
Linkovery son empresas españolas nacidas en ese proceso y ya se mantienen por sí mismas.
Foundum,
una especie de aceleradora virtual, es otra de las iniciativas que
acaba de aterrizar en España. “Juntamos en una web a todo el ecosistema:
emprendedores, mentores, inversores, proveedores… En un único sitio
tienes toda la información y contactos necesarios para montar una
start-up”, explica Christopher Pommerening, creador de
Foundum
junto a Daniela Arens. Darse de alta es gratis pero acceder al servicio
completo cuesta 300 euros al año. Cuenta de inicio con mentores de la
talla de Kenneth Morse, fundador del centro de emprendedores del MIT.
Junto a los recién llegados como Foundum conviven aceleradoras asentadas.
SeedRocket, en Barcelona, ha impulsado desde el 2008 a 20
start-ups, entre ellas Escapada Rural, Teambox y Uvinum. En Valencia
Business Booster sigue un modelo similar,
Samba Accel se especializa en ideas de base científico-técnica y Digital Assets Deployment (
DAD), la incubadora más veterana en España, presume de haber sido la primera en apostar por Tuenti y BuyVip.
El auge de estas ‘fábricas’ de start-ups es tal que ni las grandes empresas han querido quedarse fuera.
Wayra,
el mega-proyecto de Telefónica para descubrir emprendedores, ha
financiado 90 ideas en menos de un año (20 en España) y ya opera en 10
países. “Invertimos 50.000 euros a cambio de un 10% de participación.
Somos una aceleradora global, con presencia en Brasil o Reino Unido, y
eso ayuda mucho a los proyectos a internacionalizarse”, explica Gonzalo
Martín Villa, director de Wayra.
“Juntamos en una web a todo el
ecosistema: emprendedores, mentores, inversores, proveedores… En un
único sitio tienes toda la información y contactos necesarios para
montar una
start-up”
Telefónica ve en Wayra una enorme
fuente de innovación, una forma de “encontrar al próximo Facebook o
Foursquare”, dice Martín y, de paso, invertir o comprarlo antes que
nadie. Para Luis Rivera esta estrategia se aleja del espíritu de las
aceleradoras independientes. “Wayra no deja de ser una inversora
corporativa. Es importante que los emprendedores se lean la letra
pequeña, hay clausulas draconianas. Por ejemplo, Telefónica les puede
prohibir comercializar el servicio en algún país si no le interesa”.
Es
la otra cara de las aceleradoras: de apenas existir han pasado a
competir ferozmente entre ellas por atraer al mejor talento. “Eso es
bueno por un lado, ahora los emprendedores tienen más opciones. Pero por
otro hay una cierta burbuja, un
boom excesivo, y a muchas no
les van a salir los números. En España hay una burrada de talento
emprendedor pero la mayoría está muy verde”, dice Rivera.
Pommerening
reconoce que hay cierta fiebre en España en torno a las aceleradoras,
'resultado de la crisis económica que vivimos', dice, pero cree que es
la única forma de crear alternativas viables a las start-ups de Silicon
Valley. "El mercado europeo es más complejo, más fragmentado, tienes que
replicar lo mismo para cada país. Pero estamos avanzando, sectores como
los
outlets online nacieron en Europa, no en EE.UU.".
Lejos de aflojar, la tendencia sigue.
Rocket Internet,
incubadora en Berlín famosa por lanzar los clones de Groupon
(CityDeal), Airbnb (Wimdu) o Zappos (Zalando), será la próxima en
aterrizar. "Están buscando a un director en España", avanza Pommerening.
Rivera ironiza sobre la situación: "si quieres montar una aceleradora,
mejor irse a Kenia. Aquí no hay sitio para más".
Autor: Manuel Ángel Méndez
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