Cómo convertir a tu cerebro en un aliado
ENTREVISTA | Ante la toma de decisiones
Una persona tiene 70.000 pensamientos
al día. Entre tanta variedad, ¿cómo es posible que tomemos decisiones y
que, además, sean acertadas? Fernando Botella,
conferenciante, 'coach' y biólogo especializado en el funcionamiento
del cerebro, lo explica en su libro '¡Atrévete!', prologado por el
entrenador de tenis Toni Nadal y en el que defiende que ser feliz es una opción personal.
Botella, quien también participa en el libro coral recién publicado sobre neurociencia 'Tu cerebro lo es todo', asegura que aprender a elegir de un modo consciente es la clave para vivir en positivo.
¿Cómo convencer al cerebro de que la vida está para ser vivida y no pensada?
Lo primero está relacionado con disfrutar la vida. Biológicamente hablando nos han enseñado a que estemos atentos o preocupados porque todo lo que ocurre fuera nos puede dañar. En mi opinión y en el de la neurociencia, vivimos muy preocupados. Hay la Universidad de Harvard que constata que el 92% de las preocupaciones que tenemos cada día nunca sucederán y el responsable es nuestro propio cerebro que, a través de la amígdala, nos hace estar pendientes de donde nos pueden hacer daño. Eso hace que pensemos más la vida y no la disfrutemos y por eso el ser humano está pendiente de lo que no está haciendo.
Usted cuenta que una persona tiene 70.000 pensamientos al día. ¿Cómo quedarse con los positivos?
Con la elección consciente, que conforma la capacidad de autodeterminación. Las personas somos más felices cuando podemos tomar nuestras propias decisiones y las llevamos a cabo. Que yo tenga la capacidad de pararme hará que lo mismo realice una acción diferente. Un ejemplo: una empresa de calzados manda a dos representantes a vender a África y cada uno de ellos manda un telegrama con una respuesta diferente. El primero de los vendedores dice que allí es imposible vender zapatos porque los africanos van descalzos. El segundo que la empresa se va a forrar porque no llevan zapatos y hay un gran mercado. En cada momento de nuestra vida hay un instante de oportunidad para alterar la realidad percibida, para cambiarla.
¿Cómo alterar esa realidad
El pensamiento interpretativo es lo que hace que estemos eligiendo. Víctor Frankl, en 'El hombre en busca de sentido', dice que la última libertad del ser humano es la elección de la actitud, que para mí es la predisposición mental con la que nos enfrentamos a la realidad. En la medida en la que puedas modificar estos filtros también tenemos la posibilidad de tener múltiples pensamientos sobre una realidad. Para mí ése es el concepto de elección. El cerebro tiene que ahorrar energía, tiene que garantizar la supervivencia. Por ejemplo, si yo te pido que pienses rápido en una flor... ¿Ha sido una margarita?
Pues sí, ha sido una margarita
Es lo primero que aprendimos, a dibujar una margarita y tendemos a simplificar. El mensaje que hay detrás es que el cerebro va así por la vida, repitiéndose.
Y cómo salir de ese comportamiento automático
Como te decía antes, para mí lo fundamental es la atención consciente. Lo que nos diferencia de los animales es que somos capaces de vivir la vida con conciencia. Con esa conciencia ya generas alternativas. Según el neurocirujano Bejamin Libet hay un cuarto de segundo de retardo entre el momento en el que una persona siente un impulso y entre el momento en el que actúa. Si te das ese cuarto de segundo de poner atención consciente, te puedes cuestionar las decisiones. Me paro para elegir mejor. Eso es poner conciencia. De vez en cuando, cuando te interese, párate y pon atención consciente.
¿Es posible entrenar la atención consciente?
Yo propongo parar tres o cuatro veces al día y crearte una cultura a ti mismo de pararte a pensar aunque sea un minuto o dos. Te va a ayudar a dos cosas: a hacer una revisión apreciativa y a verte a ti mismo en los momentos que más te gustan. ¿Cuántas veces te paras a tomarte un café contigo mismo? A pensar en ti. En general, no lo hacemos. No pasa nada porque te dediques cinco minutos al día.
Aboga por eso que está ahora tan de moda que es desaprender
Sí, se ha puesto de moda por un anuncio, pero desde el mundo del 'coaching' lo llevamos diciendo desde hace años. Cuando los seres humanos hemos dejado de aprender a través del juego la forma de aprender que tenemos es el desaprendizaje porque me lleva a cuestionarme las cosas que ya sabía. Los agricultores dejan los terrenos en barbecho, sin sembrar, para que después puedan volver a producir. Así es la naturaleza, las células se renuevan cada día, pero no somos capaces de cambiar de opinión, de adaptarnos, porque no tenemos capacidad de desaprender.
Propone que se dejen de usar los verbos en forma condicional. ¿Tan importante es nuestra forma de hablar?
El verbo en condicional me molesta. En mi opinión no lo necesitamos porque provoca postergación, victimismo. Cuando por ejemplo decimos "si yo tuviera 20 años menos" para justificar que no hacemos algo, nos ayuda a movernos en el pasado, nos deja tranquilos, nos pone en posición de queja. Me interesa mucho más el presente de indicativo o el infinitivo porque son formas verbales que me accionan.
¿El perfeccionismo genera infelicidad?
La autoexigencia la transformamos en perfeccionismo y eso hace que nos autovigilemos y que no disfrutemos. En lugar de perfeccionismo es preferible la excelencia, que está al servicio de ser mejor. Michael Jordan dijo en una ocasión: "He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito". Eso es la excelencia.
Hablando de felicidad, usted la equipara a una fórmula que sería a concentración más creación más diversión. ¿Tan fácil es?
No lo digo yo. Lo dice el doctor Mihaly Csikszentmihalyi, quien estudió más de 100.000 momentos de felicidad de 35.000 personas diferentes y observó que todos esos momentos compartían tres aspectos fundamentales: concentración más creación más diversión. A esos instantes, que él describe como de auténtica felicidad, los llamó momentos 'flow'. Cuando alguien está en lo que está parece que todo fluye. En cuanto a la creación, los trabajos que nos gustan son aquellos en los que nos sentimos participativos, creadores. El tercer componente es la diversión, que tiene mucha importancia y es un predictor de eficacia. Todo lo que nos aburre en nuestra vida nos aleja, nos desconecta. Provocar estas tres cosas nos hace ser mejores en lo que hacemos.
Pero hay trabajos en los que está mal visto divertirse
Así es, pero cuando cuando penalizamos la diversión hacemos equipos muy aburridos y los clientes se alejan de las marcas aburridas. ¿Te imaginas a Rafa Nadal aburriéndose en la pista y jugando como juega? Si no me divierto una de las cosas a plantearme es si esto es lo que quiero hacer. Si no me divierto, igual sería manera de dejarlo. ¿Yo podría vivir con una pareja que me aburra durante toda la vida? La respuesta es obvia.
Cómo convertir a tu cerebro en un aliado
- 'El 92% de las preocupaciones que tenemos cada día nunca sucederán'
- 'Las personas somos más felices cuando tomamos nuestras decisiones'
- 'Con un cuarto de segundo que te des, te puedes cuestionar lo que haces'
- 'El verbo en condicional genera postergación y victimismo'
Leonor Cabrera |
Fernando Botella.
Botella, quien también participa en el libro coral recién publicado sobre neurociencia 'Tu cerebro lo es todo', asegura que aprender a elegir de un modo consciente es la clave para vivir en positivo.
¿Cómo convencer al cerebro de que la vida está para ser vivida y no pensada?
Lo primero está relacionado con disfrutar la vida. Biológicamente hablando nos han enseñado a que estemos atentos o preocupados porque todo lo que ocurre fuera nos puede dañar. En mi opinión y en el de la neurociencia, vivimos muy preocupados. Hay la Universidad de Harvard que constata que el 92% de las preocupaciones que tenemos cada día nunca sucederán y el responsable es nuestro propio cerebro que, a través de la amígdala, nos hace estar pendientes de donde nos pueden hacer daño. Eso hace que pensemos más la vida y no la disfrutemos y por eso el ser humano está pendiente de lo que no está haciendo.
Usted cuenta que una persona tiene 70.000 pensamientos al día. ¿Cómo quedarse con los positivos?
Con la elección consciente, que conforma la capacidad de autodeterminación. Las personas somos más felices cuando podemos tomar nuestras propias decisiones y las llevamos a cabo. Que yo tenga la capacidad de pararme hará que lo mismo realice una acción diferente. Un ejemplo: una empresa de calzados manda a dos representantes a vender a África y cada uno de ellos manda un telegrama con una respuesta diferente. El primero de los vendedores dice que allí es imposible vender zapatos porque los africanos van descalzos. El segundo que la empresa se va a forrar porque no llevan zapatos y hay un gran mercado. En cada momento de nuestra vida hay un instante de oportunidad para alterar la realidad percibida, para cambiarla.
¿Cómo alterar esa realidad
El pensamiento interpretativo es lo que hace que estemos eligiendo. Víctor Frankl, en 'El hombre en busca de sentido', dice que la última libertad del ser humano es la elección de la actitud, que para mí es la predisposición mental con la que nos enfrentamos a la realidad. En la medida en la que puedas modificar estos filtros también tenemos la posibilidad de tener múltiples pensamientos sobre una realidad. Para mí ése es el concepto de elección. El cerebro tiene que ahorrar energía, tiene que garantizar la supervivencia. Por ejemplo, si yo te pido que pienses rápido en una flor... ¿Ha sido una margarita?
Pues sí, ha sido una margarita
Es lo primero que aprendimos, a dibujar una margarita y tendemos a simplificar. El mensaje que hay detrás es que el cerebro va así por la vida, repitiéndose.
Y cómo salir de ese comportamiento automático
Como te decía antes, para mí lo fundamental es la atención consciente. Lo que nos diferencia de los animales es que somos capaces de vivir la vida con conciencia. Con esa conciencia ya generas alternativas. Según el neurocirujano Bejamin Libet hay un cuarto de segundo de retardo entre el momento en el que una persona siente un impulso y entre el momento en el que actúa. Si te das ese cuarto de segundo de poner atención consciente, te puedes cuestionar las decisiones. Me paro para elegir mejor. Eso es poner conciencia. De vez en cuando, cuando te interese, párate y pon atención consciente.
¿Es posible entrenar la atención consciente?
Yo propongo parar tres o cuatro veces al día y crearte una cultura a ti mismo de pararte a pensar aunque sea un minuto o dos. Te va a ayudar a dos cosas: a hacer una revisión apreciativa y a verte a ti mismo en los momentos que más te gustan. ¿Cuántas veces te paras a tomarte un café contigo mismo? A pensar en ti. En general, no lo hacemos. No pasa nada porque te dediques cinco minutos al día.
Aboga por eso que está ahora tan de moda que es desaprender
Sí, se ha puesto de moda por un anuncio, pero desde el mundo del 'coaching' lo llevamos diciendo desde hace años. Cuando los seres humanos hemos dejado de aprender a través del juego la forma de aprender que tenemos es el desaprendizaje porque me lleva a cuestionarme las cosas que ya sabía. Los agricultores dejan los terrenos en barbecho, sin sembrar, para que después puedan volver a producir. Así es la naturaleza, las células se renuevan cada día, pero no somos capaces de cambiar de opinión, de adaptarnos, porque no tenemos capacidad de desaprender.
Propone que se dejen de usar los verbos en forma condicional. ¿Tan importante es nuestra forma de hablar?
El verbo en condicional me molesta. En mi opinión no lo necesitamos porque provoca postergación, victimismo. Cuando por ejemplo decimos "si yo tuviera 20 años menos" para justificar que no hacemos algo, nos ayuda a movernos en el pasado, nos deja tranquilos, nos pone en posición de queja. Me interesa mucho más el presente de indicativo o el infinitivo porque son formas verbales que me accionan.
¿El perfeccionismo genera infelicidad?
La autoexigencia la transformamos en perfeccionismo y eso hace que nos autovigilemos y que no disfrutemos. En lugar de perfeccionismo es preferible la excelencia, que está al servicio de ser mejor. Michael Jordan dijo en una ocasión: "He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito". Eso es la excelencia.
Hablando de felicidad, usted la equipara a una fórmula que sería a concentración más creación más diversión. ¿Tan fácil es?
No lo digo yo. Lo dice el doctor Mihaly Csikszentmihalyi, quien estudió más de 100.000 momentos de felicidad de 35.000 personas diferentes y observó que todos esos momentos compartían tres aspectos fundamentales: concentración más creación más diversión. A esos instantes, que él describe como de auténtica felicidad, los llamó momentos 'flow'. Cuando alguien está en lo que está parece que todo fluye. En cuanto a la creación, los trabajos que nos gustan son aquellos en los que nos sentimos participativos, creadores. El tercer componente es la diversión, que tiene mucha importancia y es un predictor de eficacia. Todo lo que nos aburre en nuestra vida nos aleja, nos desconecta. Provocar estas tres cosas nos hace ser mejores en lo que hacemos.
Pero hay trabajos en los que está mal visto divertirse
Así es, pero cuando cuando penalizamos la diversión hacemos equipos muy aburridos y los clientes se alejan de las marcas aburridas. ¿Te imaginas a Rafa Nadal aburriéndose en la pista y jugando como juega? Si no me divierto una de las cosas a plantearme es si esto es lo que quiero hacer. Si no me divierto, igual sería manera de dejarlo. ¿Yo podría vivir con una pareja que me aburra durante toda la vida? La respuesta es obvia.
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