domingo, 8 de abril de 2012

El Mapa del Tesoro


LAS CLAVES DE LA ABUNDANCIA



Álex Rovira y Francesc Miralles nos muestran un mapa personal hacia el éxito en este libro, dirigido a las personas que están dispuestas a embarcarse en una travesía hacia la prosperidad. Para los que se sorprenden de los logros de grandes emprendedores como Steve Jobs (fundador de Apple), Jimmy Wales (Wikipedia), Larry Page (Google), Bill Gates (Microsoft), Ingvar Kamprad (IKEA) o Mark Zuckerberg (Facebook), los autores han creado una obra llena de consejos, reglas de oro, pensamientos, fábulas, y de las claves que han llevado a estos innovadores y a otros que también se analizan en el libro, a mejorar nuestras vidas.
Éste es un manual escrito con corazón y cabeza, que cambia la Ley de la Atracción por el Poder de la Acción: un libro que nos ayuda a dibujar y, sobre todo, a seguir paso a paso, un mapa del tesoro que nos permite creer y crear según unas posibilidades infinitas. El tesoro está a nuestro alcance.


• Pagar 6.000 euros al año o más en una universidad
privada.
• Poseer un coeficiente intelectual muy superior a la
media.
• No tener escrúpulos y pisar a cualquiera que se interponga
en nuestro camino.
• Y otras creencias por el estilo.
Las historias de éxito que iremos desgranando en
este libro demuestran que nada de lo anterior es necesario
para generar abundancia. Si bien es cierto que, por
lo general, los grandes creadores de prosperidad han
contado con una buena educación, todos ellos han realizado
su travesía hacia el tesoro con los bolsillos vacíos y,
eso sí, las alforjas llenas de buenas ideas, pasión, entusiasmo
y de un tesón incombustible que conocemos como
determinación.
Quien es capaz de realizar grandes logros no pertenece
a una raza diferente ni es superior a quien sostiene
estas páginas, querido lector. Lo que distingue a estas
personas es su actitud y su manera de ver el mundo.
Por eso vamos a reformular la pregunta del principio.
En lugar de «¿cómo lo han hecho?», cuando veamos a
alguien triunfar en algo en lo que hemos fracasado, la
pregunta útil es: «¿Qué han hecho ellos/ellas que no he
hecho yo?».
Antes de analizar estos casos de éxito para elaborar
nuestro mapa del tesoro, que definiremos en el siguiente
capítulo, vamos a planear brevemente sobre la abundancia.
LO QUE CREES ES LO QUE CREAS
Vale la pena ser conscientes y tener cuidado sobre có mo
miramos al mundo, porque el mundo acaba siendo
co mo lo miramos. En realidad, nuestras creencias acaban
deviniendo realidades, es decir, lo que creemos tiende
a ser lo que creamos.
EL MERCADO ES, EN VERDAD, INFINITO
Pongamos un ejemplo al principio que acabamos de
enunciar: «Lo que crees es lo que creas». Si compites
para vender cinturones, porque te dedicas a ello y crees
que tu mercado lo que quiere son cinturones, entonces,
obviamente, sólo venderás cinturones y entenderás que
la única opción que tienes para competir es mejorar el
proceso de fabricación y venta de cinturones. Pero si te
das cuenta de que el problema es que las personas ne -
cesitan algo que les sujete los pantalones, entonces
venderás cinturones, tirantes o cualquier cosa que lo
consiga. Luego, lo importante no es el qué, llámese cinturón,
tirante o elástico, sino la solución que seas capaz
de aportar.
El mercado es infinito y a menudo las personas no
prosperan porque su miopía les hace ver sólo lo que
tienen frente a sí, y además con miedo. Cuando alguien
ve el mundo con miedo no es capaz de levantar la cabeza
ni de mirar a larga distancia, anticipando la trayectoria.
Precisamente el miedo nos lleva a conducir por
la vida con las luces cortas, absortos en las ruedas, con lo
que al final, o acabamos en la cuneta, o nos accidentamos.
Sin duda, el miedo a perder nos hace perder.
Esto no sucede cuando tenemos mentalidad de abun -
dancia. Si eres capaz de ver el mundo como un lugar de
extraordinarias posibilidades donde hay muchas cosas
por hacer, un universo lleno de oportunidades que se
pueden traducir en soluciones que mejoren la vida de
miles de millones de personas que las necesitan, y trabajas
con criterio y eficacia para encarar tales soluciones de
una manera distinta, que aporte valor añadido diferencial
y beneficio para todos, la prosperidad llegará seguro.
Al final, por simple que parezca esta afirmación, todo
depende y nace de tu visión del mundo. Cada uno de
nosotros construye la realidad en la que cree, y es que la
realidad no es lo que ocurre fuera sino lo que ocurre
dentro de nosotros y, en definitiva, para cada uno de
nosotros sólo es posible lo que somos capaces de imaginar.
Cuida cómo miras tu mundo, porque será exactamente
como lo mires. Éste es un punto de partida muy
importante que debe aplicarse todo aquel que sale en
busca de su tesoro.

LA LEY DEL «FACTOR INFINITO»
1. Si crees que el mundo es infinito, tus posibilidades
serán infinitas.
2. Si tus posibilidades son infinitas, tu prosperidad
será infinita e ilimitada.
Por lo tanto, si quieres tener una amplia prosperidad,
tienes que generar amplias posibilidades y para ello hay
que tener una visión del mundo no condicionada por el
miedo.
¿DEPREDADOR O JARDINERO?
Un requisito para la riqueza es tener una visión generosa,
amplia, positiva, nunca depredadora. El depredador
devora, el jardinero siembra.
Si quieres crear un paraíso de plenitud y prosperidad,
tienes que ejercer de jardinero, lo cual significa:
1. Amar, cuidar y respetar lo que haces.
2. Dar a cada persona lo que realmente necesita.
3. Ser humilde y agradecido.
4. Invertir y ahorrar con criterio.
5. Tener claros los objetivos.
6. Trabajar sin miedo.
7. Tener voluntad de aprendizaje continuo.
8. Alimentar el esfuerzo con ilusión, pasión y determinación.
9. Tener voluntad de servir y ser útil.
10. Mirar siempre el mundo con ojos nuevos y con
esperanza.
Sobre esto último, el secreto de algunas personas prósperas
es que miran su realidad con la curiosidad de un
niño, con atención, y descubren cosas que escapan a la
mayoría de los adultos.
Existen infinitas posibilidades de ganar dinero como
resultado de mejorar el mundo en el que vives, ya que el
mundo está lleno de yacimientos de riqueza infinitos y
no explotados. Algunos ejemplos de ello:
• Internet, que en un inicio estaba diseñada para fines
militares, gracias a emprendedores que han
aportado una visión social útil ha acabado sien -
do la fuente de las mayores fortunas de nuevo
cuño.
• Las redes sociales basadas en la tecnología que
permiten procesos expansivos a altísima velocidad
sin coste y por pura prescripción o recomendación
de enormes colectivos con intereses y afinidades
compartidas.
• La comercialización de productos o servicios que
mejoran el confort y el bienestar de la población
de una manera económica, eficiente y con una amplia
oferta. Tal es el caso de marcas de éxito global
como Ikea, Fnac o Zara.
Para llegar a estas ideas de éxito, los emprendedores
tienen que adquirir un conocimiento diferenciado, por
lo que hay que formarse, prepararse en aptitud y en actitud
para encarnar la utopía: trabajo, visión, propósito,
longanimidad y, finalmente, la voluntad de compartir la
riqueza para generar más riqueza.
Sin embargo, no hay que hacer del dinero el objetivo
primario de nuestra búsqueda. El dinero es el síntoma,
la consecuencia inevitable de que estamos aportando una
solución útil masivamente.
EL PORQUÉ ANTES DE NADA
La mayoría de las personas, cuando crean un negocio,
se preguntan: «¿Qué puedo ofrecer, cómo lo ofreceré y
para qué?», en este orden. Es decir, parten de una idea
cerrada, parten del qué y dejan el para qué al final.
Pero, curiosamente, para que se genere verdadera
prosperidad hay que actuar siguiendo el proceso inverso.
Lo primero que hay que preguntarse es el para qué, el
sentido profundo de lo que haces. Para Steve Jobs, cuya
trayectoria analizaremos más adelante, su para qué era
crear belleza y utilidad sin errores. Ése era su sentido
de la creatividad: hacer piezas diferentes, sencillas, muy
bonitas, prácticas y funcionales.
A continuación se centró en el cómo: con una tecnología
específica, usable, diferencial. Es muy importante
invertir en el proceso diferencial.
Por lo tanto, antes de saber qué podemos ofrecer y
cómo, debemos preguntarnos el para qué. Eso movilizará
nuestro talento, la pasión, aquello que hace que nos
levantemos cada mañana con ilusión aunque estemos agotados.
Cuando hay un sentido, amamos aquello que hacemos,
y en consecuencia lo hacemos de la mejor manera
que podemos y sabemos, dando lo mejor de nosotros
mismos y aprendiendo continuamente con entusiasmo
para mejorar.
Los humanos vivimos para crear y amar. Si nuestra
vida tiene sentido, lo tiene porque sabemos que hay alguien
a quien amamos y algo que amamos. Si amamos de
verdad, cuidamos aquello que amamos, nos entregamos
en cuerpo y alma a ello, y al hacerlo las oportunidades salen
solas y continuamente porque nuestra sintonía con
el mundo nos hace ver oportunidades donde otros, simplemente,
no ven nada de nada. Quien adora los zapatos,
se fija hasta en los más ínfimos detalles del calzado
de las personas que le rodean. Quien siente pasión por
las motos, observa cada uno de sus detalles.
Y al revés: si concibes la vida desde la ambición de ga -
nar mucho dinero, por vanidad, por altanería, para superar
complejos que el dinero jamás te ayudará a superar, porque tienes miedo y quieres ser reconocido, no serás
próspero y agotarás tus recursos y los de tu entorno,
porque esa ambición nace de un vacío interior incolmable.
Podrás generar riqueza, pero ésta desaparecerá muy
rápidamente.
EL PODER DE LA GENEROSIDAD
¿Por qué una web como Facebook ha generado tanta
notoriedad y muchos otros millones de personas que dise -
ñan otras cosas se quedan a medio camino o no consiguen
nada? ¿Qué es lo que distingue a este tipo de creadores?
Aunque hablaremos de muchos de ellos en este libro,
la clave es que han sabido encontrar lo que nosotros llamamos
el «Factor Infinito». Es el mismo factor que consiguió
el creador de la televisión, del teléfono, del primer
coche, de los grandes productos o servicios de éxito masivo.
En el caso de Facebook, el «Factor Infinito» significa
que si diseño una página donde conecto a mis amigos
y a los amigos de mis amigos, la red puede extenderse
casi ilimitadamente.
Todos los grandes negocios nacen de una clara conciencia
de crecimiento, cuando no hay límite, cuando uno
es consciente de que el factor de palanca es infinito.
Otro éxito empresarial como Youtube se basa en la
misma idea de comunidad. Si a mí me gusta este conte-
nido porque me distrae y me hace reír, lo comparto porque
posiblemente habrá más gente a quien le guste y disfrute
de él.
En el fondo, todos estos proyectos nacen de la generosidad,
del deseo de compartir. Lo que me resulta útil
a mí te resultará útil a ti; si yo gano, tú también puedes
ganar. Aquí lo tienes.
Por eso queremos empezar, en esta
introducción al libro, afirmando que
la clave de la prosperidad es la ge -
nerosidad, la voluntad de servir, de
amar y de dar, y de crear riqueza
abundante que permita mejorar el
nivel y la calidad de la vida de las per -
sonas gracias a las cuales podemos
ejercer nuestro trabajo.
 


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