sábado, 2 de junio de 2012

Jugar


El hombre no deja de jugar porque envejece, mas envejece porque deja de jugar". (George Bernard Shaw)

Esta bellísima frase fue inspiradora de mi libro. Actualmente son muy conocidos los trabajos de investigación que hablan de la necesidad de estimular las conexiones neuronales para evitar el envejecimiento. Muchos científicos nos hablan de la necesidad de mantener viva la actividad cerebral buscando nuevas posibilidades, aprendiendo a tocar un instrumento musical o a hablar otros idiomas, en síntesis, manteniendo una vida activa y rica de experiencias. Otros trabajos no menos importantes han evidenciado el comportamiento de las neuronas en la actividad creativa. En estos casos, las células cerebrales  parecen abrir todas las posibilidades de conexiones a 360°. De hecho, se sabe que una vida de rutina en la que nuestros movimientos se repiten mecánicamente nos hace pensar siempre  de la misma manera. Como si camiráramos siempre por el mismo sendero y miráramos el mismo paisaje. Salir una vez del normal recorrido y mirar hacia otras direcciones nos hace descubrir cosas que no habíamos visto nunca.

(Foto: Curso de Ludicidad 2 para operadores de Biomúsica. Genius, Valladolid, Diciembre 2011)
¿Qué tiene que ver ésto con el juego? 
El juego y la creatividad van siempre de la mano. Mientras se juega, se experimentan muchísimos aspectos que tienen que ver con el cuerpo, la emocionalidad y la energía del individuo. El cuerpo asume posturas y realiza movimientos no convencionales, despertando archivos de la memoria muscular que remueven emociones y recuerdos, mientas se acciona un mecanismo de equilibrio de las energías que fluyen.  Se establecen relaciones personales que enriquecen y facilitan la auto-observación y sobre todo, se estimula la producción de endorfinas que mejoran el humor. En situaciones lúdicas divertidas los jugadores ríen estimulando y oxigenando órganos internos y músculos. Hay juegos que promueven la competencia desarrollando aptitudes para el desafío y la superación de obstáculos, templanza y voluntad. Otros, en cambio, ponen el acento en las relaciones interpersonales y en la integración para favorecer el desarrollo de una emocionalidad sana y de contención.
Todos los juegos son útiles y todos nos ofrecen posibilidades de crecimiento personal. 
En mi trabajo, sin embargo,  me detuve aevaluar  las potencialidades del juego cooperativo, de aquél en el que non hay vencedores ni vencidos, en el que pueda eliminarse el concepto de juicio para permitir la expresión de la libertad total.
Esta última premisa parece ser esencial para desarrollar un momento creativo, cosa que puede ser alcanzada a través de una actividad lúdica bien programada. Y es aquí que nos encontramos. Mientras el individuo juega es capaz de estimular las conexiones neuronales como en el acto creativo. De hecho, sucede que un artista trabajando, se podría decir que está jugando. En algunos idiomas los dos conceptos se entrelazan: tocar un instrumento musical, en inglés se dice “to play” que quiere decir también “jugar”. La acción de jugar, por ser una pulsión vital que nace con el ser humano para facilitar su adaptación al ambiente físico y social, para sobrevivir y desarrollarse, parece ser la más indicada para mantener una vida sana y creativa. No estamos hablando sólo del juego en la infancia, sino de la necesidad de experimentar situaciones lúdicas también en la vida adulta. En la sociedad actual nos impusieron el concepto de tener que trabajar para producir, pero sobre todo, aquél de tener que sufrir a la fuerza. Estamos habituados a asociar el trabajo con el esfuerzo, el aburrimiento y el sufrimiento. Si una persona se divierte en su trabajo, éste es considerado un “no trabajo”, un “hobby”. Tal vez haya llegado el tiempo de cambiar el paradigma. Tal vez sea el momento de recuperar nuestra capacidad lúdica para volver a gozar y adquirir la posibilidad de sentirnos auténticos, libres y concientes de nosotros mismos. Los invito a probar otros senderos mirando hacia lo alto para descubrir un paisaje nuevo cada día...

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