El ser humano se ha caracterizado siempre por su gran capacidad de reflexión sobre sí mismo y los aspectos que le rodean.
El ruido adormece nuestros sentidos
El auge de las tecnologías y la interconexión que estamos viviendo en los últimos años,está haciendo avanzar notablemente a nuestra sociedad, acelerando en el tiempo muchos procesos que antes nos llevaban años.
Uno de los problemas a los que nos enfrentamos a raíz de esta hiperconexión es el de la infoxicación, o intoxicación por exceso de información.
El hecho de mantener tantos canales de información al día y comunicarnos en tantas redes sociales está dificultando mucho nuestra capacidad de reflexión, principalmente porque nuestra atención está centrada en recibir toda esa información.
Cuanto más tiempo pasamos conectados al resto del mundo, más estímulos recibimos por todos nuestros sentidos y menos capacidad tenemos de procesar toda esa información.
Es por esto que muchas veces las grandes ideas y los instantes de inspiración surgen en momentos cotidianos como cuando estamos conduciendo o en la ducha. Es precisamente en ese tiempo cuando tenemos nuestros sentidos desconectados de la recepción de otros estímulos y podemos escuchar nuestra voz interior.
Tenemos que activar nuestra capacidad de reflexión, porque su potencial es enorme. Es la que nos permite unir los puntos en el mapa que a simple vista parecen dispersos o inconexos.
¿De qué nos sirve tener a nuestra mente todo el día procesando información si no permitimos que la conecte?
La reflexión es la gran catalizadora de ideas.
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