La capacidad natural de adaptación hace que el placer o el dolor (que nos produce un cambio repentino, positivo o negativo), por intens
o que sea, disminuya con el paso del tiempo.
Para adaptarse saludablemente a los cambios relacionados con el envejecimiento hay que:
Adaptarse poco a poco a una perspectiva diferente del tiempo.
Aceptar la inalterabilidad de la vida ya vivida.
Mantener relaciones estimulantes con otros mayores y pequeños: participar en la vida de los seres queridos.
Adoptar un estilo de vida razonablemente independiente y activo.
Las personas mayores que conservan activos el cuerpo y la mente, que se esfuerzan por aprender cosas nuevas y que se comunican, experimentan una vejez más gratificante.
Aprender a mejorar nuestra aptitud para superar con éxito las adversidades, es posible gracias a la educabilidad o maleabilidad natural que poseemos los seres humanos. Esta cualidad nos permite fomentar emociones, actitudes y conductas, así como aplicar fórmulas que nos faciliten la adaptación saludable a los cambios.
Aprender a vivir contentos y a sacarle a la vida lo mejor que ofrece es, con seguridad, una inversión rentable. Lo bueno es que todos podemos fomentar los rasgos positivos de la personalidad y aprender hábitos eficaces que nos ayuden a superar saludablemente las adversidades de la vida. No obstante, esta tarea exige esfuerzo y tenacidad. Requiere conocimiento de nosotros mismos, una dosis generosa de entusiasmo y flexibilidad, así como la aplicación de estrategias optimistas y la práctica cotidiana de nuestras facultades físicas, mentales y sociales.
Para renovarnos y mantener la vitalidad no tenemos más remedio que vivir con las alas del aprendizaje, de la laboriosidad y del movimiento, Finalmente, no debemos olvidar los beneficios del progreso y aprovecharnos de los recursos que nos ofrece la ciencia para facilitar nuestra adaptación a los cambios y superar momentos de dificultad. La gran mayoría de los avances tecnológicos, desde el teléfono, la computadora desde luego con Internet, pasando por el automóvil, la televisión, el lavaplatos o el aire acondicionado, hacen nuestra existencia más llevadera, facilitan el bienestar y amplían nuestras opciones para experimentar momentos dichosos.
Desde los orígenes de la humanidad, los hombres y las mujeres hemos buscado sin descanso la felicidad.
Para renovarnos y mantener la vitalidad no tenemos más remedio que vivir con las alas del aprendizaje, de la laboriosidad y del movimiento...La gran virtud del humor es que nos alegra la vida y, posiblemente, también la prolonga.
BENDICIONES!!!!!!!!!
Para adaptarse saludablemente a los cambios relacionados con el envejecimiento hay que:
Adaptarse poco a poco a una perspectiva diferente del tiempo.
Aceptar la inalterabilidad de la vida ya vivida.
Mantener relaciones estimulantes con otros mayores y pequeños: participar en la vida de los seres queridos.
Adoptar un estilo de vida razonablemente independiente y activo.
Las personas mayores que conservan activos el cuerpo y la mente, que se esfuerzan por aprender cosas nuevas y que se comunican, experimentan una vejez más gratificante.
Aprender a mejorar nuestra aptitud para superar con éxito las adversidades, es posible gracias a la educabilidad o maleabilidad natural que poseemos los seres humanos. Esta cualidad nos permite fomentar emociones, actitudes y conductas, así como aplicar fórmulas que nos faciliten la adaptación saludable a los cambios.
Aprender a vivir contentos y a sacarle a la vida lo mejor que ofrece es, con seguridad, una inversión rentable. Lo bueno es que todos podemos fomentar los rasgos positivos de la personalidad y aprender hábitos eficaces que nos ayuden a superar saludablemente las adversidades de la vida. No obstante, esta tarea exige esfuerzo y tenacidad. Requiere conocimiento de nosotros mismos, una dosis generosa de entusiasmo y flexibilidad, así como la aplicación de estrategias optimistas y la práctica cotidiana de nuestras facultades físicas, mentales y sociales.
Para renovarnos y mantener la vitalidad no tenemos más remedio que vivir con las alas del aprendizaje, de la laboriosidad y del movimiento, Finalmente, no debemos olvidar los beneficios del progreso y aprovecharnos de los recursos que nos ofrece la ciencia para facilitar nuestra adaptación a los cambios y superar momentos de dificultad. La gran mayoría de los avances tecnológicos, desde el teléfono, la computadora desde luego con Internet, pasando por el automóvil, la televisión, el lavaplatos o el aire acondicionado, hacen nuestra existencia más llevadera, facilitan el bienestar y amplían nuestras opciones para experimentar momentos dichosos.
Desde los orígenes de la humanidad, los hombres y las mujeres hemos buscado sin descanso la felicidad.
Para renovarnos y mantener la vitalidad no tenemos más remedio que vivir con las alas del aprendizaje, de la laboriosidad y del movimiento...La gran virtud del humor es que nos alegra la vida y, posiblemente, también la prolonga.
BENDICIONES!!!!!!!!!
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