Como lo plantea la narración de historias (story telling), una buena presentación se inicia cuando el objetivo está claro.
UNA CUESTIÓN DE NARRATIVA
Un discurso es la narración que utiliza la oralidad para persuadir. Es decir, las audiencias podrían considerar un cambio de actitud, de mirada o de acción frente a una realidad por medio del manejo del lenguaje.Para cumplir tales metas existe una metodología que desde la Grecia clásica hasta el día de hoy es utilizada por aquellos que buscan posición política, financiamiento empresarial, la libertad o la cárcel para un ser humano y tantos otros objetivos relacionados con el cumplimiento de metas.
Al aprendiz le corresponde, entonces, conocer este método para aplicarlo en su quehacer, pues es una de las alternativas de orden que por siglos ha demostrado ser exitosa.
Se refiere al campo de la lógica, que plantea que desde el inicio y hasta el final hay que organizar el pensamiento en torno a un objetivo de comunicación, ordenarlo de acuerdo con el mismo y mantenerlo hasta el final de la elocución.
En todo buen discurso deben distinguirse claramente tres partes: proposición, demostración y conclusión. De las tres la más compleja y difícil, aunque no la más laboriosa, es la proposición. Es la que permite organizar el material y las reflexiones en torno a una idea fuerza. Las otras dos son laboriosas pero más fáciles.
Una buena proposición vuelve a la audiencia activa. Le permite interactuar con el orador a lo largo de su discurso. Con ello esta idea es capaz de generar un fenómeno que, en estructura dramática o story telling, se conoce como movimiento progresivo hacia delante.
A las audiencias, una buena proposición les frena las distracciones y les da la posibilidad de seguir la argumentación. A los oradores, por otra parte, les permite tener claridad respecto de la evidencia, sean datos, hechos y otros que se necesitará acopiar de acuerdo con el objetivo, así como analizar la pertinencia de cada uno de los argumentos que presente.
EL PENSAMIENTO EN UNA PROPOSICIÓN
Una proposición es una oración que redacta el orador, en la cual está contenida su opinión en torno a un tema y los conceptos que la fundamentan.Se inicia con una verdad probabilística: Es un enunciado que afirma o niega algo con claridad. Para la persuasión este concepto es importante, dado que de inmediato tanto el orador como la audiencia deben tener claro cuál es la opinión que se pone en juego.
Marca una promesa: La proposición establece el compromiso del orador respecto de aquello sobre lo que versará su opinión o su presentación y, por lo tanto, se puede evaluar su coherencia.
Ordena la información o evidencia, lo que demuestra: Una oración/proposición bien construida le posibilita al orador organizar el material que recogió y trabajarlo de acuerdo con los conceptos que eligió para explicar su opinión.
Fija el tono: El enunciado permite que el orador anticipe la emoción a la que lleva el discurso. Esto tiene que ver con el subtexto, con la voz del orador y sus sentimientos. Por ejemplo, entusiasmo por los logros de la empresa, preocupación por alguna cifra, etc.
Desde la descripción al movimiento progresivo
Uno de los peores errores que comete un orador es confundir su presentación con una exposición o con una descripción, y creer que su proposición es el planteamiento del asunto.
Frases como “Hoy les voy a hablar de…”, “El tema al que me referiré en esta ocasión…”, “Se me ha encomendado la misión de hablarles de…” son corrientes; sin embargo, en oratoria no son las más apropiadas porque generan un equívoco. La audiencia se aleja emocionalmente, pues las razones de tales inicios no le hacen sentido. No le permiten sentirse atraído hacia el orador y su convicción.
La razón del error es no haberse planteado desde el principio la pregunta sobre el porqué. Es decir, cuáles son las razones que motivan la elocución y que, por lo tanto, hacen valiosa la participación emocional de la audiencia. Al mirar un discurso desde el “qué”, referido a las afirmaciones ejemplificadas en el párrafo anterior, estamos perdiendo valiosísimos minutos de atención. La respuesta a las preguntas ¿qué? y ¿cómo? son descripciones, que pueden ser muy valiosas como parte de una argumentación, no así de una proposición.
El concepto de la dramaturgia es el de movimiento progresivo o hacia delante. Cuando nos sentamos frente a una pantalla o frente a una obra de teatro, desde su inicio sabemos si esta será o no interesante y si mantendrá la atención hasta el final. Esto porque el guionista en los primeros minutos ha planteado la meta, el objetivo del protagonista, cuál es el antagonista y los obstáculos y dificultades a las que se enfrentará para cumplir con su objetivo.
Así, la historia narrada se convierte para el espectador, al igual que para el protagonista, en la lucha por el cumplimiento de esa meta. Se produce identificación y compromiso. El espectador acompaña al “jovencito” en su aventura.
Por ello, si la historia ha sido buena y se ha logrado empatizar con ella, el espectador saldrá de la sala sintiéndose distinto, como si fuera parte de esa producción. Si esto no ocurre, no fue un buen trabajo.
A las audiencias frente a una pieza oratoria les debería pasar lo mismo que a los espectadores frente a una obra audiovisual. Una pieza oratoria forma parte de una historia mayor y tiene como objetivo dar un giro hacia metas nuevas o que se han desviado. Así vemos cómo oratoria y story telling se relacionan en su forma narrativa.
La recompensa: son los objetivos implícitos
Por qué, para qué y para quién. Es la recompensa, son los objetivos implícitos. Lo visto en esta sesión se relaciona con el trabajo desde la lógica, con el valor que le debe dar el orador al orden desde el pensamiento.
Cada exponente sabe que debe apoyar la concentración del grupo hacia lo que él espera, por ello debe resolver de antemano, incluso antes de elaborar su proposición para qué (ej. demostrar habilidad en un área de su competencia), por qué (ej. hay un desafío y quiere proponer una solución) y para quién (ej. el jefe).
En síntesis: El orador, para influir en su organización, debe ordenar sus ideas en torno a una proposición o enunciado que dé cuenta de su opinión y conceptos clave. A partir de la idea fuerza se genera el movimiento hacia delante y, por lo tanto, el aumento en la concentración. Además, de allí se desprende la calidad que tendrá luego la argumentación y conclusión.
Uno de los peores errores que comete un orador es confundir su presentación con una exposición o con una descripción, y creer que su proposición es el planteamiento del asunto.
ALGUNOS EJEMPLOS DE PROPOSICIONES
• “Lo que está en juego en las elecciones indias —donde pueden votar más de 800 millones de personas, el 40% menor de 35 años— es el futuro económico del país, que se ha ido quedando atrás como otros del grupo de economías emergentes conocidos como BRICS” (Editorial El Mercurio, 9 de abril, 2014, p. A3).• “La distancia y el extrañamiento son las principales fortalezas fílmicas de Propaganda, aunque también hay en ellas cierta previsibilidad incomodante, la sombra de otra manipulación disfrazada de détachement. Queda abierta, para que cada quien decida, la interrogación política: ¿A esto está reducido el principal acto de la democracia chilena?…” (Cavallo, Ascanio. Columna, Revista Sábado, 5 de abril de 2014).
• “Existen fundamentos para iniciar a la brevedad los recortes adicionales en la Tasa de Política Monetaria (TPM) que requiere la economía este año” (Soto, Fernando. Análisis, ¿Por qué esperar?, Economía y Negocios, “El Mercurio”, 11 de abril de 2014, p. B4).
• “En estas tres lecturas veo que hay algo en común: Es el movimiento. En la primera lectura, el movimiento en el camino; en la segunda lectura, el movimiento en la edificación de la Iglesia; en la tercera, en el Evangelio, el movimiento en la confesión. Caminar, edificar, confesar” (Papa Francisco, Primera Homilía en la Capilla Sixtina, recuperado enhttp://www.aciprensa.com/noticias/video-y-texto-completo-primera-homilia-del-papa-francisco-con-los-cardenales-en-la-capilla-sixtina-37709/, el 26 de abril, 2013).
• “Todo el mundo es un genio. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para escalar un árbol, creerá toda su vida que es un estúpido” (Albert Einstein).
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