En pocos temas están todas las personas de acuerdo. Uno es la búsqueda de la felicidad. Ética a Nicómacoaborda este asunto y muchos otros esenciales. Como obra maestra, ha superado el filtro del tiempo y el espacio: millones de personas han leído las reflexiones de Aristóteles. Sigue siendo hoy una grata experiencia la inmersión en estas páginas profundas.
En la obra se analizan las principales habilidades directivas. A saber:
Como es fácil comprobar, los hábitos operativos que fundamentan las Habilidades Directivas son objeto de estudio central en esta obra. Recuerda el autor que “ni las virtudes ni los vicios son pasiones, porque no se nos califica como buenos o malos por éstas, sino por nuestros buenos o malos hábitos. No se nos elogia o censura por nuestros apetitos (no se alaba a quien tiene miedo ni a quien se aíra, ni se reprueba a quien se encoleriza, salvo en determinadas circunstancias), sino por nuestros hábitos buenos o malos. Nos enfadamos o nos asustamos sin deliberación previa, mientras que las virtudes son resultado de una elección, pues no se adquieren sin ejercicio de la libertad”. Precisamente por eso, se encuentra en buena medida a nuestro alcance llegar o no a ser un buen directivo...
El reto no es sencillo, porque, como señala también Aristóteles, “la mayor parte de las personas viven a merced de sus pasiones, y persiguen los placeres que les son propios y los medios que a ellos conducen, y escapan de los dolores opuestos. No tienen así noción de lo hermoso y agradable, pues nunca lo han probado. A esa gente, ¿qué razonamientos podrán reformarla? Es imposible, o cuando menos no sencillo, modificar con la razón los hábitos asumidos desde antiguo en el carácter. Hemos de darnos por satisfechos si, reunidas todas las condiciones necesarias para llegar a ser buenos, logramos alguna participación en la virtud”.
Aristóteles propone insistentemente la superación de la hýbris para llegar a ser como se debe ser. Y, en esa medida, estar en condiciones de ayudar a otros –subordinados, colegas...- en esa misma y correcta dirección. Para él, el gobierno (la convivencia en general) no puede ser fruto de unos mínimos, sino que es conveniente pedir a la persona todo lo que ésta puede dar.
Así como otros libros pueden ser leídos en cualquier edición, Ética a Nicómaco merece serlo en la versión elaborada por Javier Fernández Aguado para la editorial LID, con notas e introducción que facilitan mucho sacar el máximo fruto a este imprescindible estudio.
Marcos Urarte
- Cargo: Director General
No hay comentarios:
Publicar un comentario