El término inglés “insight” tiene, al menos que yo sepa, muy mala traducción a nuestro idioma. Los diccionarios le traducen como “perspicacia”, “percepción”, “conocimiento”, “entendimiento”, etc. La traducción literal sería algo así como la visión interna o que nos llega de nuestro interior. Más allá de las definiciones, creo que podemos entendernos todos si decimos que un “insight” es una percepción que proviene de nuestro interior y que cambia la manera de ver o entender una situación; también podríamos decir que un “insight” puede cambiar nuestros modelos mentales.
Tanto para la gestión, como para el liderazgo y para el pensamiento estratégico, los “insights” son esenciales y la neurociencia nos ayuda a comprender su importancia así como el estado mental que aumenta la probabilidad de que aparezcan.
El cerebro humano es un extraordinario sistema de procesamiento de información que realiza billones de cálculos por segundo. Es brillante ejecutando tareas físicas que pueden codificarse, tales como tocar un instrumento o conducir; sin embargo tiene algunas limitaciones sorprendentes para realizar cierto tipo de tareas mentales.
Pensemos primero en la resolución de problemas lineales que suponen buscar una solución lógica a una pregunta; por ejemplo, hacer cálculos aritméticos. En este tipo de tareas utilizamos lo que se conoce como la “memoria de trabajo”- tenemos información en nuestra memoria y la manipulamos para hacer esas tareas. Es un funcionamiento consciente que se produce en el primer plano de nuestra atención.Necesitamos la “memoria de trabajo” cuando no tenemos una respuesta obvia a un problema. La utilizamos para cosas como tomar decisiones, recordar y otras tareas cognitivas.
Nuestra memoria de trabajo es mucho más limitada de lo que generalmente reconocemos. Es fácil calcular que diez más diez son 20. Realmente no necesitamos la memoria de trabajo para hacer este cálculo porque la respuesta está instalada en la memoria a largo plazo. Pero si tratamos de multiplicar 34 por 65, sin ayudarnos de papel y lápiz, generalmente no podemos. Multiplicar 4 dígitos no es tanto si lo comparamos con el trabajo que hacen los ganglios basales del cerebro para mantenernos de pie , que necesita cálculos mucho más difíciles cada segundo para calcular el nivel de fuerza que hay que aplicar a los diferentes grupos de músculos. Pero estos cálculos son tareas “no conscientes” que no necesitan ni la memoria de trabajo ni la atención.
Tenemos una gran cantidad de recursos para procesar información no consciente pero los que disponemos para la consciente es, por comparación, muy diminuta.
Y aquí está el problema porque la mayoría de los problemas del mundo real que afrontamos, especialmente en nuestro trabajo, tienden a ser mucho más complejos que las multiplicaciones de 4 dígitos. Son problemas “no lineales” que no tienen una respuesta lógica ni pre-existente; incrementar las ventas de nuestros productos cuando el mercado está bajando y ya no funciona todo lo que hemos probado en el pasado. En esta situación, no bastan los recursos para la resolución de problemas.
Dice David Rock que en muchos talleres y seminarios pregunta a los participantes cómo resuelven estos problemas complejos y las respuestas son muy consistentes: nadie resuelve problemas complejos cuando se lo propone. Las respuestas nos llegan repentinamente, bien cuando nos disponemos a dormir, durante la noche, cuando nos despertamos, cuando hacemos ejercicio, nos duchamos o conducimos; o cuando hacemos algo agradable y repetitivo como tejer, atender el jardín o cocinar.
Las investigaciones en esta área de Rock indican que se puede mejorar hasta 5 veces, un 500%, la generación de “insights” siguiendo unas cuantas reglas sencillas.
Con frecuencia, un “insight” es un recuerdo olvidado durante mucho tiempo o una combinación de recuerdos. Estos recuerdos no tienen muchas neuronas que se dediquen a mantenerlos unidos. El problema es que sólo percibimos señales cuando superan el nivel básico de ruido en el que nos desenvolvemos. Mientras que los pensamientos diarios tales como plantearnos lo que comeremos pueden implicar millones de neuronas hablando entre ellas, un “insight” solo se produce entre unas pocas decenas de miles de neuronas, también comunicándose entre sí.
Mirada interior
La segunda cualidad de los insights está relacionada con la primera pero es algo diferente. En cualquier momento podemos focalizar la atención hacia el exterior (por ejemplo, leyendo este artículo), o hacia el interior, por ejemplo en una imagen que pudiéramos ver con el ojo de nuestra mente y que se activa con una palabra. Continuamente tendemos a alternar estos dos estados.
Razonablemente feliz
Son muchas las investigaciones que prueban que estar ligeramente feliz, frente a estar ligeramente ansioso, nos ayuda a resolver más problemas y a ser más creativos. Beeman explica por qué esto es así: cuando somos felices tenemos mayor probabilidad de percibir un abanico de información más amplio que cuando estamos ansiosos porque en este estado tenemos una visión de túnel. Por lo tanto, la tercera cualidad necesaria para tener insights es tener los sentimientos de apertura, curiosidad y estar interesado generalmente en algo.
Sin esfuerzo
La parte final del puzzle es un poco confusa. Básicamente, si quiere tener insights tiene que dejar de intentar resolver un problema. Esto puede resultar confuso porque, generalmente, los insights nos llegan cuando nos encontramos en un impasse o estancados. El impasse tiende a implicar un pequeño conjunto de soluciones sobre el que nos hemos centrado. Y cuanto más trabajamos con la solución equivocada, más estimulamos al cerebro para que se centre en esa solución y nos resulta más difícil pensar en ideas nuevas.
En artículos siguientes, seguiré abordando este tema, esencial para desarrollar el pensamiento estratégico.
Carlos Herreros de las Cuevas
- Cargo: Vicepresidente
- Empresa: Santander Business School
- Blog: liderazgoyestrategia.blogspot.com.es
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