domingo, 1 de mayo de 2016

El gran inventor que busca cambiar el mundo

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  • Natural de Sudáfrica, Elon Musk aprendió a programar con sólo diez años. Estudió física y economía en California y pronto empezó a destacar en sus ámbitos preferidos: internet, las energías limpias y el espacio
El gran inventor que busca cambiar el mundo



Como si fuera discípulo de Leonardo da Vinci, Elon Musk es el último gran inventor. Duerme seis horas como mucho y el resto del tiempo lo dedica a darle vueltas al magín. Con ello, este sudafricano de 44 años ha puesto en marcha la compañía de pagos online PayPal, el fabricante de coches eléctricos Tesla, el proveedor de servicios de energía SolarCity y el grupo de viajes espaciales SpaceX. No satisfecho, se ha propuesto que el hombre llegue a Marte y acortar las distancias con un tren futurista que busca superar los mil kilómetros por hora.
Este visionario inventor se granjeó su fama más mediática después de aparecer en uno de los capítulos de Los Simpson, en otro de South Park e incluso inspiró al actor Robert Downey Jr. en el papel de Iron Man 2 e hizo un cameo en la secuela. Elon Musk fue elegido además en el 2013 uno de los personajes más influyentes del mundo, en la lista que elabora la revista Time y su fama no deja de crecer a golpe de invento, a cual más espectacular. Sus fieles lo señalan como el auténtico sucesor del fallecido Steve Jobs en el club de los grandes emprendedores.
En su Sudáfrica natal, Musk compró a los 10 años su primer ordenador, un Commodore VIC-20, con el que aprendió a programar. Dos años después ya vendió por 500 dólares su primer programa, un juego del espacio llamadaBlastar . La progresión de este precoz emprendedor fue fulgurante y sus ansias de crecer le empujaron primero al Canadá con 17 años y luego a Estados Unidos con 24, “donde las grandes cosas son posibles”, según acostumbra a decir. Estudió Física y Economía en California y pronto empezó a escalar en tres ámbitos en los que mayoritariamente invierte sus energías de forma: internet, las energías limpias y el espacio.
Su primer éxito fueZip2 , una de las primeras plataformas online para periódicos. Vendió la empresa a Compaq con un buen beneficio, que en 1999 invirtió en PayPal, la compañía que desa­rrolló la fórmula para hacer ­pagos seguros en el negocio del comercio electrónico. En su punto más alto, también vendió a eBay la empresa por 1.500 millones de dólares y se convirtió en millonario.
Una de las joyas de la corona de Musk es SpaceX, la compañía de viajes espaciales que cerró contratos millonarios con la NASA para convertirse en uno de los operadores que sustituirá a los transbordadores para enviar personal y suministros a la Estación Espacial Internacional. Pero ese es sólo el primer paso de su ambicioso plan en la carrera espacial, ya que su objetivo es que el hombre llegue a Marte antes del año 2030 y como es natural que el planeta sea habitable.
Apasionado por los coches, en el 2004 Musk apostó por Tesla Motor, el primer fabricante de automóviles electrónicos en serie. Al empresario se le otorga el mérito de haber dado el pistoletazo de salida de los coches eléctricos, mientras las grandes marcas del sector se debatían sobre la oportunidad de la operación. Su máxima en este ámbito es que en el futuro no usar un coche autónomo “será lo más parecido a ir a caballo”. En el futuro, los coches de Musk irán sincronizados con las agendas y acudirán solos a recoger a sus conductores.
En su apuesta por las energías renovables, otra de sus constantes vitales, el fundador de PayPalcreó también en el 2006 SolarCity, el mayor proveedor de energía fotovoltaica en Estados Unidos, que hoy tiene un valor de casi 3.000 millones de dólares.
A corto plazo, Musk también quiere revolucionar el transporte terrestre. Para ello, está trabajando en un tren futurista supersónico que viaja suspendido por una cápsula de aluminio, más rápido que el avión y más económico y eficiente que el tren de alta velocidad; un invento que busca alcanzar 1.200 kilómetros por hora.
Pero junto a todos estos éxitos al genio también se le atribuye un lado obscuro. Extrabajadores de Musk lo definen como un hombre arrogante, algo dictatorial y muy exigente, hasta extremos asfixiantes. Cuentan que para sostenerle una discusión hay que llevar los deberes muy bien hechos. Su leyenda indica que es muy exigente con los plazos de realización de proyectos complejísimos. Una forma de hacer que dista de la ligera timidez y el savoir fair que gasta en sus apariciones públicas.

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