No tire a sus maridos viejos, señora. Si usted observa que su marido está algo deteriorado, no lo arroje al cajón de la basura. Siga estos sanos consejos y aprovechará al máximo su marido:
- Saque lustre a su marido pasándole por la cabeza, especialmente por la frente, un trapo empapado en Pétroleo Gal o, en su defecto, en alcoholato abrótano macho.
- Una vez que la cabeza adquiera un llamativo brillo, coloque a su marido en un rinconcito del living, en reemplazo del viejo paragüero o del antiguo perchero.
- Cuelgue un moño o pompón de atractivo color en el cuello de su marido, que haga “pendant” con el color de la alfombra o cortinas.
- Su marido viejo prestará entonces utilidad en su casa, pudiendo colgar de sus brazos los paraguas y bastones, y colocar en sus cabezas los sombreros, ranchos y panamá.
En caso de que su marido esté muy gastado, no desespere. Recuerde que todos los maridos son reversibles. Llévelo a un sastre para que se lo dé vuelta y una vez realizada la operación, su marido quedará hecho un amor, un amor, un amor.
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