- La joven italiana ingresó mediante su blog convertido en tinglado empresarial cerca de 10 millones de dólares el año pasado
Minutos antes de la entrevista, Chiara se pasea por los jardines del hotel Miramar de Barcelona. Ríe, comenta con su hermana Valentina y no deja de hacerse selfies. Nuestro fotógrafo aprovecha el momento para tratar de tomar unas imágenes, pero el gesto es abortado al instante por su mánager. “Por favor, no haga eso. Chiara está trabajando”. Donde cualquier testigo vería algo tan habitual como insustancial en nuestros días, una joven haciéndose fotos con el teléfono, hay una influencer at work. Chiara Ferragni (Cremona, Italia, 1987) ingresó mediante su blog convertido en tinglado empresarial cerca de 10 millones de dólares el año pasado.
Es la primera it-bride de Pronovias. ¿Ha fantaseado cómo sería el día de su boda?
Nunca fui una de esas chicas que crecen soñando con ese día. Quizá soy un poco inusual en eso. Hasta hace muy pocos años nunca había pensado en casarme; tal vez cambie de idea porque entiendo el lado romántico de ello, así que sí lo he pensado un poco últimamente.
Al menos, el hombre sí que lo tiene ya…
Ahhh… (risas).
Su blog superó las cien mil visitas diarias hace años. ¿Qué palabra le sugiere esa cifra, responsabilidad o vanidad?
Mmm… No me siento responsable porque siempre he sido natural y yo misma al 100%; siempre me lo he tomado como algo muy propio, acerca de lo que me gusta y lo que creo que es cool. Personalmente, creo que cuando no tienes en cuenta el número de visitas es cuando realmente funciona, y creo que mis followers comparten mi punto de vista.
¿Cómo le explicaría a un extraterrestre lo que significa para usted la moda?
La moda es solo una manera de expresarte a ti misma y el estilo es una forma de sentirte cómoda con lo que vistes. Creo que esa es la mejor manera de hacer notar lo mejor de ti.
¿Tenía ensayada esta respuesta?
No, no (risas), pero gracias.
Comenzó sola y hoy da empleo a 20 personas. ¿Cree que es una buena carta de presentación ante quienes ven la industria de la moda como frívola?
Sí, desde luego. De hecho, si entiendes de qué va la industria de la moda, no puedes pensar que es algo frívolo. Da empleo a muchísimas personas y hace soñar a más gente aún. Todo el mundo debe lidiar con la moda, todo el mundo debe vestirse, así que incluso la gente que cree que no sigue los dictados de la moda, lo hace de algún modo.
¿Podría contratar a alguien muy preparado pero que no conozca la dimensión de Gucci o Cavalli?
¡No! Si quieres trabajar en mi equipo, es imprescindible ser consciente del mercado, las firmas y las personas. Eso es básico para encontrar un empleo en este negocio.
Algunos periodistas clásicos especializados en moda siguen viendo como intrusas a las it-girls como usted. ¿Qué les contestaría?
Que no entiendo ese punto de vista, especialmente en un momento en el que mientras seas honesto, la gente querrá escucharte. El hecho de que yo trabaje con una marca no significa que esta no pueda trabajar con otras personas, ya que necesitan diferentes puntos de vista. Muchos de mis followers tienen un punto de vista similar al mío, pero otros no. Seguramente mi punto de vista sea más moderno y fresco que el de los que opinan que mis compañeros y yo somos intrusos.
¿Qué opina de que su voz pueda ser más tenida en cuenta que la de reputados editorialistas?
Me parece genial, es algo bueno, porque ya no es tanto tu trabajo o tu opinión, sino el mensaje que ofreces a los demás. Seguramente no estaré tan preparada como editorialistas de 60 años, aunque lo que compartimos no es lo mismo: yo comparto un mensaje positivo, un sueño, algo sobre lo que la gente quiere oír más, en lugar de tanta historia de la moda.
¿Qué consejos profesionales le da a su hermana Valentina, que comienza a seguir sus pasos?
Bueno podemos guiarla, no tanto yo sino más bien mi equipo. Está en buenas manos, la gente que ha trabajado conmigo mucho tiempo ahora trabaja con ella. A veces podemos trabajar juntas, pero la mayoría de ocasiones tenemos proyectos distintos, condicionados porque tenemos diferentes edades, diferentes intereses, así que ella ha tomado otro camino. Es alguien a quien tengo que cuidar y eso me hace sentir bien.
¿Qué sugeriría desde la distancia cósmica de seis millones de seguidores en Instagram a chicas que abrieron su blog en enero de este año?
Ser ellas mismas. No creo que antes nadie pensase convertirse en influencer y ahora existen muchas formas de serlo, como las plataformas sociales. Éstas son el mayor escaparate de moda ahora. Que sean ellas mismas y estén listas para recibir críticas, porque todo el mundo critica, pero si hacen lo que quieren, es totalmente lícito que continúen adelante. Que no se asusten, que encuentren un método diferente de comunicar ideas y no copien lo que otra gente ya está haciendo.
¿Entonces hay espacio para más posibles influencers?
Desde luego. Hay muchos campos en los que poder llegar a ser influencer; no solo en moda, también en deporte, medios sociales, youtubers… Hay espacio para descubrir nuevas caras y talentos.
¿A qué famoso le cambiaría el look de arriba abajo?
Como mucho me atrevería a dar un consejo, pero nunca a juzgar a alguien por completo su forma de vestir. Es lo que dije antes: para mí el estilo es cómo te sientas de cómodo con tu forma de vestir. Si alguien lo está, entonces ¿quién soy yo para decirles “oh, deberías cambiar esto o aquello”? Sería muy pretenciosa.
¿Qué es mejor de vivir en Los Ángeles a vivir en Milán?
El clima, que es siempre magnífico, y el espacio. Allí puedo tener una casa de un tamaño al que no podría acceder en Milán. Todo es más calmado, es muy relajante y hay mucha gente joven haciendo muchas cosas interesantes, por lo que obtengo mucha inspiración de la ciudad. No voy tanto a Milán como acostumbraba… Paso dos o tres semanas al mes en Los Ángeles y el resto estoy viajando, sobre todo por Europa, no solo Milán sino también Roma, Londres, Madrid… O París. La mayor parte del tiempo viajo.
¿Y nunca se cansa?
Muchas veces, pero consigo sacar energía para seguir adelante. Me encanta lo que hago, así que cuando estoy más baja de ánimos pienso en ello y me animo.
¿Disfrutar de su trabajo es la mejor adrenalina?
Así es. Sé lo afortunada que soy. Allí donde voy, la gente está encantada de verme y conocerme así que vivo de mi ilusión y de la de los demás.
¿De quién ha aprendido más en la vida?
No de una sola persona sino de distintas a lo largo de mi vida. De mis padres, naturalmente, pero también de algunos profesores, amigos, gente que trabaja en mi equipo, personas que he conocido en una sesión de fotos, artistas… De un montón de personas. Intento ser como una esponja.
¿Si fuese una X-Woman sería, entonces, la mujer esponja?
Sí, eso es (risas), sería la mujer esponja. No tengo muy claro qué tipo de superhéroe es ese pero…
¿Cuál es su mayor rareza?
Antes estaba obsesionada con tener el asiento junto a la ventana en el avión, podía volverme loca si no lo tenía, pero ahora estoy bastante tranquila en este aspecto. Ah, y tengo que obtener el mejor sitio adonde vaya: si voy a un restaurante, necesito el mejor sitio, la mejor luz. Si voy de vacaciones, quiero el mejor hotel y las mejores experiencias. Soy muy perfeccionista. Pero rarezas… me gustan los albornoces de hotel. Tengo en mi casa decenas de distintos hoteles, los colecciono.
¿Se los lleva?
Claro, a veces los robo, como todo el mundo. Bueno, luego los cargan a mi tarjeta de crédito, así que en realidad no los estoy robando (risas).
Si piensa en usted misma siendo feliz, nos vamos a...
Al festival de Coachella, en California. Hace tan solo unas semanas asistí con mi hermana y mis dos mejores amigas. Me sentí muy bien allí
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