martes, 9 de octubre de 2012

La tecnología vuela

http://www.emprendedoresnews.com/tips/la-tecnologia-vuela.html 

La brecha tecnológica crece. La tecnología sube por  el ascensor y el hombre por la escalera. La educación se resiste a los cambios, si reviviera un maestro del siglo XIX  se  insertaría cómodamente en el aula moderna. La educación mantiene su formato de edificios, aulas, exámenes,  períodos lectivos, títulos, libros. La escuela atrasa en la sociedad del conocimiento que busca asociar la producción de riqueza y el saber. Sin administrar mejor la riqueza no se sustentará a los 6.500 millones habitantes del planeta.
Ciencia sin Frontera es un programa  cuya meta 2.015 es que 100.000 graduados  brasileros estudien en las mejores universidades.  EEUU recibirá 20.000; Reino Unido, Alemania, Francia e Italia 8.000 cada una. Hace décadas Brasil acudió a profesionales extranjeros para  la exploración petrolera, agropecuaria y aeronáutica. Hoy es líder en esas materias.
El profesor de microbiología y genética molecular Kazem Kashefi de la Universidad de Michigan, está haciendo ‘alquimia microbiana’ –convertir en oro algo sin valor-. Ciertas bacterias son tolerantes a los metales y pueden crecer en concentraciones de oro líquido que están en la naturaleza. Del alimento “digestión” y el “residuo” resulta una pepita de oro.
La ostra también convierte los granos de arena que ingresan a su cuerpo en perlas, que surgen del ingreso de un cuerpo extraño al organismo. Segrega una sustancia lustrosa llamada nácar que lo cubre para proteger su cuerpo. Así se forma una perla. Una ostra que no fue herida, no produce perlas; la perla es una herida cicatrizada. El hombre también se protege, se pone en stand by o piloto automático para no ser impactado por los estímulos, pero al mismo tiempo bloquea su interface creativa con la realidad.
El hombre recibió 3 grandes  heridas a su narcisismo.  Copérnico descubrió que la Tierra no es el centro del universo, Darwin demostró que descendemos de los simios y Freud que la conducta responde a factores inconscientes. La última herida es su default tecnológico.
Condiciones de educabilidad. Hay condiciones mínimas: alimentación, vivienda, salud, trabajo, seguridad y familia. La resiliencia es la capacidad de superar traumas y recuperar el optimismo ante los determinismos sociales, biológicos o culturales.
Lo que no te mata te fortalece. Aguante, resistencia, influyen en la capacidad de reinventarse. No es recuperarse de un revés. Es anticiparse y superar desafíos. El cognitivo es eliminar la negación, la nostalgia y la arrogancia; el estratégico es crear experimentos tácticos pequeños; el político es reubicar las fortalezas donde produzcan más beneficio; y el ideológico es darle tanta importancia a la renovación como a la optimización.
Si mil veces repetimos “no sirvo” o “no puedo”, le restamos importancia a lo bueno y ocurrirá lo que damos por cierto. La mente tiene la capacidad autosugestiva de transformar en acto lo que acepta. Ford dijo que tenemos razón si pensamos que nos irá bien o mal
Lo que vale es aprender a  convertir granos de arenas en perlas, como son las buenas ideas. En lugar de cultivar resentimiento, dejar heridas abiertas, impedir que las lesiones cicatricen y dejar ostras vacías, hay que transformar el dolor en amor. En  lugar de criticarnos por lo que nos separa, trabajemos juntos para producir muchas perlas.
Ciencia sin conciencia es  la ruina del alma, decía Rabelais. Durante la II Jornada Internacional de Estudios sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad, se discutió hacia dónde debe apuntar el desarrollo tecnológico, para abarcar problemas como la seguridad, el tránsito urbano o la migración y el envejecimiento de muchos miles de personas.
Un desafío que exige el aporte no sólo de las ciencias duras, sino también de las sociales.
A veces la evolución progresa o bien triunfa la resistencia a los cambios. Así el viejo teclado de la máquina de escribir se adaptó a la tecnología de la época,  pero hoy permanece por el enorme poder de la costumbre. La evolución parece racional pero a veces usa la lógica del caballo desbocado y valora la innovación por la innovación misma.
La comodidad de hoy justifica los daños que pagará el último de la fila. El conservador sabe que el progreso trae dolor. El progresista cree que puede amortiguarlo. Pero ¿quién tiene en cuenta los ideales de felicidad pública para abrir la cerradura de la jaula de oro?
Si Jobs viviese ¿la aplicación de mapas iPhone 5 habría fracasado? Jobs ya no está, Apple es exitosa y eso suele ser una trampa. Las empresas exitosas no hacen nada peligroso, protegen a sus vacas lecheras y se vuelven vulnerables ante nuevos competidores sedientos de gloria, que buscan crear algo nuevo en vez de exprimir el pasado.
Email del receptorEl artefacto es la magia de la modernidad que anestesia  la sensibilidad. El progreso es un spot publicitario de la tierra prometida a la que nunca se llega, lo mejor está adelante y el que muere se lo pierde. El mundo se hizo a imagen y semejanza de la técnica, que lo ordena. Acumular es la meta pero requiere esfuerzo y hasta hipotecarse uno mismo. La idea de progreso supone una confianza desmedida en  la fuerza de la voluntad. Lo que desagrada es la configuración técnica del mundo que el progresista es incapaz de advertir.
Internet es una criatura que evoluciona al ritmo de nuestras psicopatologías, del consumo y la ilusión de hacer contacto con gente que no tiene otra cosa que hacer en el tiempo libre. La voluntad de poder ya inventará otra cosa. Las tecnologías del confort cumplen funciones de amortiguación y alguien paga el costo. Los celulares inteligentes precisan los minerales del Congo,  extraídos por trabajadores que están en medio de la miseria y de la guerra civil.
No se puede estar al margen de las innovaciones. Lo que importa revertir es la forma de contacto, un modelo de felicidad pública que no sea el de  mejorar el estándar de vida con  los criterios de los países desarrollados, que nos articula imaginariamente con el mundo.
Nietzsche dijo que en épocas más inhóspitas y menos sofisticadas se sufría menos. Los recursos espirituales del hombre moderno son frágiles ante tanto dolor. Sin recursos psicológicos  para administrarlo, y sin tarea pedagógica para afianzar el espíritu, el blindaje debe ser  externo, se ansía tener un cuerpo indoloro. La farmacología cumple esa función junto a cursos de autoayuda, el entretenimiento programado, el turismo y los potenciadores del cuerpo. Muchas veces eso termina con mayores dosis de adicción a los amortiguadores.
La pastilla que nos hacía normales. Valium fue en los 60 una droga psicoactiva a gran escala para personas sanas. Ahora que Roche cierra la planta, conviene preguntarse sobre este sedante que se usó para matar a los demonios internos con la fórmula de la serenidad. ¿Cómo hicieron para cambiar nuestras actitudes sobre lo normal y lo anormal, las formas de afrontar los altibajos psicológicos? El marketing se encargó de vender una droga psicoactiva a pacientes saludables que necesitaban algo para calmar sus nervios.
Elizabeth Taylor dijo que era adicta al Valium más whisky. El veneno personal de Elvis Presley era el Valium mezclado con el alcohol. Y Karen Quinlan, la joven que languideció mientras sus padres llegaban hasta la Suprema Corte de New Jersey luchando por el derecho a desconectarle el respirador artificial, cayó en coma al combinar Valium y gin.
Roche proyecta convertir a Nueva York en meca de la biotecnología. La contradicción es usar drogas para sentirnos nosotros mismos en una normalidad  inducida artificialmente.
Retromanía. Algunos imperativos resultan ser efectos no previstos de las rebeliones de los 60, como la idea de que la juventud es un actor político primordial. O bien impulsar ganancias afectivas inmediatas que supone repeler la ética del sacrificio. En 50 años se cayeron los ideales de matrimonio y familia, con su consecuente inestabilidad, divorcios, soledad, lo que multiplica opciones pero acrecienta los riesgos afectivos. Se acepta que la imagen corporal es un arma legítima, tanto  que la tecnología debe pulir y lustrar las imperfecciones de la carne. Todo culmina en un mercado del deseo ampliado y feroz.
Se debe estar tonificado y activo, mantener eficacia sexual, actualizar la cuenta de Facebook, vivir acoplados a  servicios animantes. El mercado de la carne involucra a personas de toda edad forzadas a dar pruebas continuas de performance emocional, sexual y simpatía profesional. Una industria del estado de ánimo ofrece armonía psicológica, emocional y sexual, inyecciones de vida que anestesian el cuerpo con el que se debe pagar.
La desinhibición conlleva esfuerzos fatigosos  y explica la ingesta masiva de fármacos, un síntoma de época. A los cuerpos que no dan la medida les toca el mismo destino que a las mercancías, la obsolescencia programada, el sistema social funciona como una máquina impávida para la cual todos somos prescindibles. Cómo llevar una vida deseable en la sociedad del descarte de personas es una cuestión existencial, política y de debate público. Sin embargo lo único que importa es cómo gastar el tiempo y la energía preocupándose por la imagen que se expone  en vez de procurarse placeres tangibles. Así se pierde el tiempo y la fuerza. Las tecnologías que potencian el cuerpo pueden ser funcionales, pero no sustituyen lo afectivo y espiritual que funda relaciones menos ansiosas y frustrantes.
O elegimos pensar a la humanidad como un enorme experimento de crueldad, o bien revisar los tiempos que se inventaron otras formas de festejar, de consolar, de devoción. Sería una historia benéfica. A una sociedad debe juzgársela por las posibilidades que fomenta en sus habitantes, alejándolos del daño y de la saña. Es una historia inconclusa.
Cada tanto sucede un accidente nuclear, pero no aprendemos.  Ante el agotamiento de las otras formas de energía, no hay alternativa a las centrales nucleares. De vez en cuando se producirá un holocausto localizado, cundirá el pánico, se dirán discursos de ocasión, pero luego todo se amortizará a título de accidente.
El primer mártir de las explosiones atómicas no fue de Hiroshima y Nagasaki, sino el piloto de un avión enviado a tomar muestras del hongo radioactivo de la primera bomba de hidrógeno. El avión se precipitó al mar. Lo hallaron y el cuerpo del piloto se había disuelto en la cabina. Podría  ser considerado como un daño colateral o un caso de fuego amigo.
La solución educativa.  Steve Jobs dedicó su vida a la tecnología. Ojalá hubiera tenido la lucidez necesaria para donar su increíble fortuna a científicos que trabajan día a día para tratar de encontrar una cura para la enfermedad que negó y que a la larga lo mató.
Fumar resulta de una educación que brinda una sociedad que calma su fiebre de consumo con drogas aceptadas socialmente. Fumar no es un problema médico, una enfermedad o una psicopatología. Digámoslo claro, cuando alguien va al hospital  el problema ya es mayor, por expansión de la causa ¿No es más sano prevenir que curar, no es más productiva la vacuna que el remedio? La solución a las adicciones pasa por la cultura del ejemplo, con una educación que resalte los valores. Que los niños se entusiasmen por lo que aprenden a amar desde chicos y no por los celulares. Si la mesa formada por la medicina y la psicología, tiene las patas de la educación y la familia cortas, lo que hay arriba se cae.  Nosotros creamos el hábito y luego el hábito nos forma. La salud es el segundo negocio mundial, el primero es la guerra. Pero lo que cura, la educación, es la cenicienta.
Para resolver la brecha entre el hombre y la tecnología la educación repite el modelo de la edad media, sólo que inyectando más recursos. Hoy como nunca, las relaciones se basan en la igualdad, la libertad y la autonomía en lugar de la jerarquía, la obediencia y el sometimiento. Al año de la muerte de Steve Jobs, ¿alguien piensa que fue exitoso por lo que estudió? O que, si uno no triunfa es porque no aprendió lo suficiente en el colegio. Muchos genios creativos odiaron las aulas. Si la tecnología nos permite acceder a la información mediante un click ¿Para qué perder tiempo en llenar cabezas en lugar de enseñar habilidades que no se aprenden  en google?
Es todavía más imperdonable apenarse por los resultados y no por invertir el tiempo en enseñar cosas sin importancia. El principal desafío es cambiar el paradigma de que educar es transmitir información sin importar si te interesa, donde existe un profesor que transmite y escuelas o universidades , cuyo negocio es producir egresados y no que aprendas.
La libertad no tiene precio.La humanidad vivió sometida a regímenes absolutistas. Hoy conquistó una libertad que no había conocido y que se considera un derecho irrenunciable. Si hasta hace poco era imposible discutir órdenes, hoy a los padres les resulta difícil imponer su criterio, buscan  acuerdos negociados en lugar de obligar a obedecer.
Acostumbrados  a gozar de autonomía y a decidir sobre su futuro, se huye de trabajos donde todo está decidido y que no dan oportunidades de participar. Aristóteles decía que “lo que tenemos que aprender, lo aprendemos haciendo”. Pero el modelo que padecemos es fruto de los que disfrutan de los privilegios que niegan a los demás.
Ni la religión ni la monarquía ni el ejército fomentan el pensamiento crítico y la innovación. Las órdenes  no se interpretan ni se discuten, se obedecen. Si las principales organizaciones se basan en la jerarquía y la subordinación, el paradigma educativo no deja espacios  a la libertad. En el siglo XXI, se mantiene vigente la lección magistral, los alumnos deben rendir exámenes donde recitan lo escuchado. Un sistema que no reconoce que somos diferentes, nos interesan cosas distintas y que nuestras vidas no serán idénticas.
¿Qué de lo que aprendiste en el colegio ha tenido aplicación en tu trabajo? Es urgente saber qué aprender para entender cual debe ser el QUÉ de la educación, lo que influirá en el CÓMO. Las lecciones se basan en un modelo uno a muchos y el mejor aprendizaje es 1 a 1.
La nueva inteligencia. Los contenidos deben incorporar virtudes que se necesitan hoy: inteligencia emocional,  aprendizaje continuo, creatividad, innovación, trabajo en equipo, concentración, memoria, oratoria, liderazgo, idiomas, redes sociales e informática.
La lección tradicional consiste en comunicar pero aprender implica algo que hay que hacer. No se aprende sin práctica. La lección no permite desarrollar la innovación.
Es infantil creer que el modelo del yo sé, tú no sabes y te cuento significa que después de que me escuches, sabrás hacerlo como yo. No puedes resolver problemas reales por  responder correctamente las preguntas en un examen. Es el mismo modelo con las mismas limitaciones que mostraban las tecnologías de libro y la pizarra, que distan de ser soportes idóneos para aprender haciendo. No se puede poner a 30 niños a hacer en un aula  Necesitamos recurrir a la tecnología, que no es difundir información de forma masiva.
Nuevas tecnologías. Información y comunicación, notebooks, tablets, pizarras electrónicas, video juegos interactivos y podcasts tocan la puerta de la educación. Hardware y software mejoran sus finanzas por la economía de la capacitación online, la menor exigencia de docentes y edificios. Es una estrategia válida para millones de alumnos potenciales.
Es evidente la atracción que ejerce la tecnología. El desafío es identificar sus límites y contenidos ¿Hasta qué punto  remplazará  a los profesores? ¿Cómo sacar provecho de las  máquinas educativas? La tecnología será una aliada poderosa  si  no obstruye la interacción humana. No servirá conectarse a una red mundial si no hay quien seleccione hábilmente lo qué puede ser útil para una formación de alto nivel. La tecnología y la educación son los pilares del desarrollo humano. La materia prima principal es la materia gris y sólo se desarrolla con una educación y con unos recursos de avanzada.
Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre métodos para optimizar la inteligencia. Su mail de contacto es horaciokrell@ilvem.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario