Las habilidades de comunicación dentro de una empresa siguen siendo esenciales. No las reemplazan WhatsApp ni los correos electrónicos.
LA COMUNICACIÓN EN LA EMPRESA
La materialización de las emociones todos los días se hace más presente en nuestra realidad; a la inversa, las relaciones interpersonales cada segundo se hacen más frías, con mucho menos afectividad y con un peso cibernético mucho mayor.Un claro ejemplo de esto es la forma en cómo se han cerrado los grandes negocios o acuerdos durante los últimos quince años. Hoy, lo único que vale es a través de un email o un mensaje de texto; ya no mirándose a los ojos y con un fuerte apretón de manos, como lo hacían nuestros padres.
Por esta razón, en las empresas, las personas pasan a ser un número y la interacción entre ellas es escasa o nula. No se saben el nombre de su compañero de piso o, más grave aún, los jefes desconocen los nombres de sus colaboradores.
DIALOGAR NO ES PERDER EL TIEMPO
Que a los altos mandos solo les importe que sus empleados estén enfocados en un computador y que ojalá no dialoguen entre ellos es un grave error, pues lo consideran una pérdida de tiempo.No, señores; no es una pérdida de tiempo, las mejores ideas se dan conversando, interactuando, ¿o creen que Steve Jobs creó una de las multinacionales más grandes del mundo solo? Una tarea para analizar.
A través de la cosificación de la persona, todo tipo de relaciones interpersonales se vuelven frágiles, banales y superficiales. Yo no me acuerdo cuándo fue la última vez que me escribieron o que escribí una carta.
¿CUÁNTOS TE LLAMARON PARA TU CUMPLEAÑOS?
Si hacemos la tarea con WhatsApp, Twitter o Facebook, la cantidad de personas que nos llaman para el cumpleaños es infinitamente menor que cuando con suerte existía el teléfono celular.La pregunta que nos podemos hacer es: ¿Esto está mal o ya dimos por derrotada esa batalla? Cada uno saque su propia conclusión.
La verdad es que no, no es algo positivo. Comunicarnos a través de letras implica algo de frialdad, pues las letras no logran expresar amor, ternura, rabia y por eso cada día toma más fuerza la frase “yo me hago cargo de lo que escribo, no de lo que entiendes”. Eso pasa en las relaciones de trabajo, de amigos y, lo más grave, con nuestras familias.
En la época de mis padres o, para generalizar, durante todo el siglo XX, el contacto físico, mirarse a los ojos y un buen apretón de manos era la única forma de cerrar un trato. El compromiso de palabra era muchísimo más importante que un correo electrónico diciendo: “Estamos ok, manda a tu abogado a la notaría”.
El líder o el jefe debe expresar emociones. Debe comunicar a sus trabajadores lo que es pasión, lo que es pasarlo bien dentro del trabajo, pero no debe hacerlo por email, ¡debe hacerlo en persona!
Las habilidades no tradicionales se trabajan, pero la voluntad es un eje primordial en este tema. Si el mandamás no maneja la emocionalidad, no hay nada que hacer.
Se necesita de manera urgente volver a temas que parecen obsoletos, pero que en realidad son la esencia de las relaciones humanas. Debemos expresar emociones. La comunicación verbal, la no verbal, los gestos, las miradas dicen mucho de una persona, eso genera confianza y, al fin del día, todos sabemos que mentir mirando a los ojos es mucho más difícil que escribiendo 140 caracteres en Twitter.
LO VIRTUAL, EL NUEVO CÁNCER
¿Quién no tiene celular o smartphone? Bueno, les cuento que en Chile hay 24,5 millones de estos aparatos que nos atrofian la mente y nos limitan las habilidades de comunicación real. Este aparatito ya nos invadió. Debemos asumirlo y saber llevarlo con nosotros.A través de este nuevo cáncer se hacen negocios, se mandan correos, se sacan fotos en 100 megapíxeles y videos en full HD, se juega y, creo, también sirve para llamar. Este mismo cáncer nos ha vuelto de lo más individualistas, pues nos hace perder el contacto directo con las personas y, sin duda, nos cosifica a todos.
Es cosa de caminar o sentarse en un restaurant. Todos, absolutamente todos, tienen el celular en la mano y, por ende, no se comunican con quien está al frente. Esto pasa también en reuniones y en la oficina.
¿Qué lección nos deja esto? No estamos comunicando emociones, perdemos ese eje esencial de poder expresar sentimientos de manera real y sincera y no con una pantalla por delante.
¿QUÉ ES LA COMUNICACIÓN?
La comunicación está compuesta por: palabras, tono de voz, lenguaje corporal, la relación entre el emisor (orador) y receptor (público) del mensaje. Todos estos factores interactúan constantemente, provocando interacciones que definirán finalmente el éxito de la comunicación.Al tratarse de dos o más personas se debe dar un diálogo y, tal como decía Platón —el primero en usar la dialéctica (o arte del diálogo)—, se deben oponer dos discursos racionales para así llegar a “la verdad” y encontrar el propósito de la comunicación.
Entonces, debemos tener claro que las habilidades de comunicación dentro de una empresa siguen siendo esenciales. Los equipos de trabajo son los que determinan el éxito o fracaso de las empresas y eso será así siempre, es algo que no se puede reemplazar.
Por más que los jefes quieran que seamos robots, no lo somos, por ello el ambiente laboral es clave. Es importante motivar a los ejecutivos y sensibilizar sus almas, para que no descansen en la lógica de la “internetización” que nació como una ayuda, pero que cada segundo atrofia más nuestras mentes.
El señor Spok (de la serie Star Trek) es aquel líder frío y emocionalmente poco humano. Aquel que solo está dedicado a la producción, provoca miedo, frustración y rabia por parte de sus trabajadores. Este estilo debemos erradicarlo.
Este mal llamado líder debe trabajar urgente las relaciones personales y lograr desarrollar habilidades para entregar afecto y empatía a su equipo. En mediano o largo plazo, si no trabaja este negativo estilo, está destinado al fracaso, nadie aguanta trabajar en un ambiente poco grato y con alguien gritando todo el día.
Para evitar esto hay que buscar que todos los que estén en un equipo de trabajo puedan exponer y, a la vez, escuchar las ideas de los otros, teniendo en claro que como líder no siempre se tiene la razón.
También hay que tener la humildad para reconocer errores y premiar los aciertos, pero no de manera económica, sino emotiva. Reconociendo frente a todos una buena idea y estar 100% enfocado en lo que se quiere decir y en lo que se está escuchando.
Por esto hay que aprender a trabajar la percepción, ese mecanismo que ayuda tanto a conocer todo lo que nos rodea como lo interno y propio de cada persona. Hay que asumir que todos son distintos y, por ende, hay que saber separar y hablar de distinta manera a cada uno. No todos perciben lo mismo sobre algo. Tener en cuenta esto es clave.
La percepción es un mecanismo selectivo puesto que nuestro organismo no es capaz de tomar todo lo que se está escuchando, leyendo o mirando, por eso capta aquellos estímulos que creemos más importantes. Ahí está el grave error, aunque sea algo involuntario.
Nos limitamos a percibir los estímulos que son más vistosos o entretenidos o que tienen que ver más con nuestros intereses. Por lo mismo, debemos pedir opiniones y no tomar decisiones de manera apresurada. La percepción cambia y más seguido de lo que todos creemos.
PERCEPCIÓN SIN PREJUICIOS
La percepción se debe saber manejar y los ejecutivos, políticos, directores, empresarios, deben ser capaces de neutralizar todos los prejuicios que han adquirido a través de los años y que los han llevado a subjetivizar su percepción. Así podrán relacionarse sin prejuicios tanto con los trabajadores como con una audiencia.Para concluir, la pregunta del millón: ¿Sirve de algo ser un intelectual de primera clase si es que no podemos aplicar emociones a nuestro relato? No lo creo, porque si fuéramos ratones de laboratorio o robots estaría perfecto, pero recuerden que vivimos en y para la sociedad, y ella está compuesta por personas como tú, yo, los jefes y gente desconocida.
Mi tarea y a la vez mi mensaje para ustedes es que mediten sobre cómo podemos aplicar esto en nuestra vida cotidiana, aplicarlo con nuestros hijos, amigos, familiares y con las personas que nos rodean. No es tan difícil, hay que poner de nuestra parte y observar, la emoción llegará sola.
Hasta el próximo miércoles.
La profesora ayudante del curso es la periodista UC, Michelle Ibarra.
El señor Spok es aquel “líder” frío y emocionalmente poco humano. Aquel que solo está dedicado a la producción, provoca miedo, frustración y rabia por parte de sus trabajadores.
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