Los más difíciles de conquistar son los públicos desinteresados y los heterogéneos.
RESPETABLE PÚBLICO
Uno de los errores más evidentes de los oradores es creer que con solo conocer su discurso a la perfección el éxito está asegurado. Eso no es ni será así.Para tener un discurso sólido y que tenga un cierre perfecto, se debe conocer muy bien a quien nos estará escuchando. Tener integrado quién será nuestra audiencia pasa a ser un eje primordial.
Para asegurarnos de que el relato sea percibido de manera correcta y óptima por nuestro público, debemos conocerlo, estudiarlo y analizarlo. Solo así sabremos si el feedback o la retroalimentación que nos entregan es la que esperamos en un 100%.
Una de las técnicas más fáciles es evaluar al público desde un todo y no desde lo particular. Ver si se ríen, si están pendientes de lo que estoy diciendo y así ver si está siendo bien recibido por los oyentes.
De esta manera, tendremos un complemento perfecto entre lo que digo y lo que el público está reteniendo, desde las palabras hasta la expresión no verbal.
Para lograr que quienes nos escuchan se concentren y estén interesados en lo que se va a exponer, uno de los ítems más importantes es que el relato no sea monótono y que sepamos matizar entre los tonos altos y bajos para así hacer más interesante la exposición.
Por lo tanto, debemos lograr que la audiencia ponga todos sus sentidos en disposición hacia quien está hablando, y ese que está hablado es quien está leyendo esta clase.
Por esto mismo, al momento de exponer, la voz, la vista, la expresión corporal y el ritmo del hablar deben ser adecuados para que nadie se desconcentre ni se ponga a conversar, ya que esto haría que mi relato fracasara, dado que no me fijé en todos los detalles.
Actualmente esto ya no es lo más grave, sino que apenas hay un momento de distracción todos comienzan a comunicarse por WhatsApp, a mandar mensajes en Twitter o actualizar estados en Facebook.
¿No les ha pasado que en una reunión todos tienen el celular en las manos? Ya expusimos hace unas clases que este virus tecnológico nos ganó, por lo que ahora solo podemos apelar al respeto de quienes están frente a nosotros.
Para continuar, hay que recordar que NO basta solo con tener un contacto visual. Si bien eso es importante, debemos conectarnos con el público de una manera especial, dinámica y, por sobre todo, distinta a lo que todos están acostumbrados.
La idea es que el orador logre una comunicación íntima con su audiencia, obteniendo retroalimentación.
Siempre, y lo repetiré apelando al respeto, no hay problema en decirle a la audiencia: ¡Por favor, guardar celulares! Pero siempre con respeto y, en la medida de lo posible, con un poco de humor.
A continuación, detallaremos algunos de los consejos más utilizados y que nos darán un mejor manejo frente a nuestro público.
LA CREATIVIDAD EN JUEGO
Al comenzar un relato, sin importar si sea para cinco o diez mil personas, hay que poner en juego la creatividad, este músculo que en la mayoría está atrofiado o simplemente no lo consideran porque lo encuentran casi hippie.Siendo creativos captaremos la atención de los presentes y a la vez le daremos frescura al texto, frescura que hará que un discurso sea motivador, diferente, interesante, pero siempre teniendo cuidado con caer en los clichés clásicos, como son los de tirar chistes sin sentido, porque la gente se puede aburrir.
Una buena forma de exponer creativamente es teniendo un PowerPoint solo con imágenes —sin texto— que dejen claro lo que se quiere decir. Si, por ejemplo, pongo la manzana mordida de Apple, ¿alguien duda de qué hablaré?
Siguiendo en el relato y para no caer en los clichés, la preparación del discurso NO puede ser hecha ni preparada el día anterior ni menos en la misma mañana, porque hay que saberse el texto a la perfección.
En muchos casos, la secretaria hace la presentación en PowerPoint y el orador con suerte lo revisa antes de la presentación. ¿Qué pasa si se corta la luz y el proyector no puede ser encendido? Tocará improvisar, y acá está uno de los errores más fatales, ya que la improvisación demostrará lo nerviosos que estamos y se nos olvidarán muchos detalles que la audiencia percibirá.
Va una anécdota personal de uno de los profesores de este curso (Vasco Moulian): “Una vez un ministro del ex Presidente Sebastián Piñera me estaba haciendo una presentación como ensayo para luego exponerla al Presidente. Hice el ejercicio de cortar la luz, y ahí quedó: ¡En blanco! Me dijo que le estaba haciendo trampa”.
No señores, no saber qué se debe decir puede ser un error que puede costar hacer el ridículo o hasta el cargo, o ¿ustedes creen que a un Presidente le pueden decir “¡No sé qué sigue!”? Lo dudo.
¿Qué hacemos cuándo nuestra audiencia quiere hacer preguntas?
No es fácil hacer esto, pero como recomendación sugerimos que la tanda de preguntas sea al final de la exposición, para no perder el hilo conductor ni la concentración.
No hay que temer a las consultas, pues si se saben el texto y dominan el tema, sabrán los argumentos necesarios para responder de manera clara.
Hay que ser el dueño del discurso, sin perder la naturalidad y siempre siendo fiel al estilo único que cada uno posee.
Avanzando en el tema, debemos hacernos la pregunta antes de llegar a exponer: ¿Qué espera el público de nosotros? Nadie escucha solo por escuchar, todos buscamos algo cuando se nos está hablando, y depende de ese algo el interés que le pondremos al oír, por eso cautivarlos a todos es una tarea muy difícil.
Busquemos esa complicidad con la audiencia, pero eso solo se dará en el momento en que ya le hayamos hecho el diagnóstico previo.
¿Cómo se hace esto? Veamos ahora una serie de tips para que los consideres al momento de preparar un discurso, sin importar el número de oyentes que tengas ni tampoco si será al aire libre o en un auditorio de la ONU:
• Número de oyentes.
• Expectativas del público.
• Cuán informados están sobre el tema.
• Cultura y religión.
• Sexo y edad: considerar si son más mujeres, hombres o niños.
• Gustos e intereses del público.
• Nivel educacional.
Si tenemos presentes estas variables y logramos dominar el entorno, será mucho más fácil tanto para quien expone como para quien escucha.
Actualmente, apenas hay un momento de distracción muchos comienzan a comunicarse por WhatsApp, a mandar mensajes en Twitter o actualizar estados en Facebook.
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