jueves, 11 de septiembre de 2014

Un Jardín Infantil Más Sano

http://www.claseejecutiva.cl/blog/2014/09/un-jardin-infantil-mas-sano/ 

El punto de partida de toda innovación es detectar necesidades de personas reales.


LO PRIMERO ES LO PRIMERO

Santiago, noviembre 15, 2022. Hoy en la Región de Los Lagos, los ministros de Educación y Salud anunciaron que el país ya cuenta con más de 3.500 jardines infantiles tecnológicos. Con ello se enfrenta una dolorosa realidad: “Uno asumía que la niña iba a pasar enferma gran parte del invierno”, declaró una vecina.
“Desde hace tres años que tenemos el nuevo jardín y las enfermedades han disminuido más de 60% en invierno. Es realmente increíble”.
La ministra explicó de qué manera un equipo de profesionales chilenos desarrolló un nuevo concepto de jardín infantil, en que se controla la calidad del aire mediante modernos filtros y uso de ozono. Asimismo, se utilizan derivados de cobre en los muebles y paredes para prevenir el contagio en superficies.
Tal vez en unos años más será un estándar el hecho de que se utilice cobre en el jardín infantil. Hoy, “Pintacuentos”, ya lo utiliza en diversas superficies.
Antiguamente, los jardines infantiles eran casas refaccionadas, mientras que los actuales se construyen especialmente para 80 a 100 niños, con espacios amplios y una gran masa de aire limpio.
La ministra destacó la importancia de la innovación radical realizada por la firma nacional Virus Free, liderada por Rodrigo Marín (doctor en Ciencias, Becas Chile): una simple barrita desechable que se coloca en la boca de los niños permite determinar si tienen infecciones virales peligrosas para otros niños (ej. virus sincicial). Hoy esta innovación es usada en todo el mundo para prevenir contagios con enfermedades peligrosas en niños e incluso en aviones.
Primero necesidades, luego soluciones
La “noticia” nos muestra que el punto de partida de toda innovación es detectar necesidades de personas reales, como un más saludable jardín infantil o un mejor sistema de agua potable (Antofagasta).
También pueden ser necesidades relacionadas con significados más profundos, como contribuir al medio ambiente conduciendo autos híbridos (Toyota Prius, 20 km/l).
Independientemente de la necesidad que sea, debe existir un alto número de personas dispuestas a pagar por la solución. Esto es lo que hace la diferencia entre trabajar en algo interesante y algo realmente importante. Es muy fácil engañarse a uno mismo y pensar que lo que a uno le importa también es importante para muchos.
Nuestra tarea principal antes de embarcarnos en desarrollar algo nuevo es estar muy convencidos de que se trata de una necesidad real.
Todo lo anterior parece muy simple, pero muchas personas que desean innovar y emprender no respetan este principio básico: primero necesidades reales, luego soluciones.
En muchas de mis reuniones con jóvenes emprendedores, lo primero que me explican son los fantásticos atributos que tiene su producto o servicio. Cuando les pregunto para quién es importante, hay vagas referencias a algunas personas (normalmente amigos y familia), o bien a un mercado mundial de tamaño incomprensible (billones de dólares), pero ninguna mención de cómo podrían acceder a solo un cliente real.
No puedo dejar de enfatizar lo importante que es comenzar con las necesidades y no con productos o servicios. Lo único que importa en toda empresa es que tenga clientes. Sin clientes no hay empresa.

CÓMO SABER SI EL PROBLEMA ES IMPORTANTE

Hasta hace poco, cuando se iniciaba un nuevo negocio se analizaban estadísticas históricas, así como estudios de tendencias de consumo. Esto es un buen punto de partida, pero está muy lejos de ser lo único que debe hacerse.
Actualmente, se realizan estudios etnográficos para entender la vida de las personas y cómo ellas enfrentan el problema que pensamos resolver. En mi estadía en Silicon Valley, he tenido la suerte de conocer a dos expertos en esta materia, profesores del curso Needfinding (búsqueda de necesidades) de Stanford: Anne Fletcher y Michael Barry.
Anne Fletcher me explica que el curso combina mucho trabajo en terreno con la discusión de lecturas como “Two fish in the water” de David F. Wallace.
“Esta es la parte central de la historia”, me dice Anne: “Dos peces jóvenes están nadando y se encuentran con un pez más viejo que viene en la dirección contraria. El pez más viejo les dice “Buenos días, chicos, ¿cómo está el agua?”. Los dos peces jóvenes siguen nadando hasta que uno le pregunta al otro: ¿Qué diablos es agua?”.
“¿Cuál es la lección de esta simple historia?”, me pregunta Anne. “Lo primero que debemos hacer es ver la situación en la que nos encontramos: el agua que nos rodea.
Debemos darnos cuenta del contexto en que estamos, ya que normalmente este nos es totalmente invisible. Y no es solo el contexto público y cultural, sino también nuestro contexto individual.
Estamos tan acostumbrados a ver el mundo desde nuestro punto de vista individual o cultural, que nos es muy difícil entender el punto de vista de la otra persona.

VEMOS LO QUE CREEMOS

Aún más difícil es darnos cuenta de que nuestro punto de vista es solamente una manera de ver el mundo, construido de creencias que son tan profundamente parte de cada ser humano, que nunca nos damos cuenta de que pueden ser solamente creencias y no la realidad.
Cuando somos capaces de ver estas creencias como lo que realmente son, podemos ver el mundo (el agua) de una perspectiva nueva. Y de esas nuevas perspectivas nace la innovación.
Los métodos de observación se basan en técnicas antropológicas que incluyen investigar al usuario en su entorno natural, ver el mundo a través de los ojos de los usuarios (empatía), compartir un largo tiempo con ellos y participar en su vida cultural de manera de comprenderla cabalmente.
Mediante estas observaciones podemos capturar los diferentes niveles del contexto: los alrededores físicos, el lenguaje, el carácter, la cultura y la historia. La adecuada comprensión de estos elementos es la base para descubrir los significados que les damos a nuestros comportamientos.
Por qué hacen lo que hacen
Sin embargo, para lograr innovaciones radicales es necesario movernos una capa más abajo, y no solo observar lo que las personas hacen, sino tratar de entender por qué hacen lo que hacen. Esto implica descubrir los significados subyacentes que existen bajo un determinado comportamiento humano.
Para esto debemos entender el contexto y la cultura en que ocurren los actos humanos. Solo así podremos diseñar correctamente una innovación. No es lo mismo diseñar un producto para ser usado en Chile, que para el Oriente. Los significados que les damos a las cosas son distintos.

SIGNIFICADOS E HISTORIAS

Para decodificar los significados que las personas les dan a sus actos, todo buen investigador del comportamiento humano recomienda capturar historias.
En palabras de Michael Barry: “Tus clientes están tratando de decirte algo, pero no te van a decir mucho en forma directa. Todo el proceso cambia si participas con ellos. Dales una oportunidad de contarte un historia y vas a poder descubrir muchas más cosas. Especialmente lo que funciona y no funciona en sus vidas.
“Estas narrativas son reveladoras. Encontrar las contradicciones, las desconexiones, las cosas a las que siempre regresan, las cosas que no les hacen perfecto sentido. Hay que aprender tanto de lo que dicen, como de lo que no dicen. Cuando lo que dicen no corresponde bien con lo que hacen, sabemos que hemos descubierto algo”.
Debemos prepararnos muy bien
Acerca de un gran producto o servicio, muchas veces uno se pregunta: ¿Cómo se les ocurrió? La respuesta no es solo inspiración, sino el resultado de años de trabajo y de permanente autoaprendizaje.
Sin una adecuada preparación no lo vamos a lograr. Es como intentar escalar el Everest sin tener el entrenamiento adecuado. Uno puede tener el interés, pero si no estamos dispuestos a realizar los esfuerzos requeridos, no vamos a lograr nada. No hay atajos para esto.
Esto lo veo todos lo días en Silicon Valley: invariablemente quienes están comenzando algo nuevo son personas profesionalmente muy preparadas, curiosas y con vidas muy interesantes. Una forma de percibir esto es viendo charlas de grandes emprendedores que cuentan sus historias (ver videos en Stanford Technology Venture Program, en la web http://ecorner.stanford.edu).
¡Hasta el próximo jueves!
El profesor ayudante del curso es Sebastián Opazo, estudiante de ingeniería UC.
“Dos peces jóvenes están nadando y se encuentran con un pez más viejo que viene en la dirección contraria. El pez más viejo les dice: “Buenos días, chicos, ¿cómo está el agua?”. Los dos peces jóvenes siguen nadando hasta que uno le pregunta al otro: ¿Qué diablos es agua?”.

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