Ayer pude comprar ‘El arte de empezar 2.0.’, actualización de 2016 de ‘The art of the start’ de Guy Kawasaki. Me declaro fan absoluto de quien fuera “evangelista en jefe” de Apple (10 M de seguidores en las redes sociales), y no me decepcionado en absoluto.
Para Kawasaki, el arte de empezar es el arte de:
- Lanzar. Se trata de pasar a la siguiente curva, con un buen nombre, un “Producto Mínimo Viable” (Eric Ries, ‘Lean Startup’). Elabora un posicionamiento, con un solo mensaje y evitando la jerga. Pasa de los innovadores y los “early adopters” (adaptadores tempranos) a la mayoría de pragmáticos. Sé realista, positivo, empático y útil. “El mérito es el nuevo marketing”. Cuenta una historia, sal de la oficina, prepara una preautopsia (de lo que puede salir mal).
- Liderar. Establece una Cultura de Ejecución (“No reces por una vida fácil, sino por tener fuerza para soportar una vida dura”, Bruce Lee). Toma la “pastilla roja” (la cruda realidad), elige un Morfeo (que te pregunte qué puede salir mal), un “abogado del diablo”, haz mejores a los empleados, concentrarte en los puntos fuertes, abordar en primer lugar los fallos, no pidas a los demás lo que tú mismo no harías, celebra los éxitos, cambia de ideas (si es necesario) y dile a tu equipo que les quieres.
- Autofinanciarse (bootstrapping). “Bootstrapping” es calzarse las botas uno mismo y sirve como metáfora de emprender sin recursos ajenos. Implica gestionar pensando en la liquidez más que en la rentabilidad. Empieza como una empresa de servicios, posiciónate como líder, suma la camiseta.
- Conseguir financiación. Recurre a la gente (crowdfunding), persevera con el capital riesgo, consigue una buena tarjeta de presentación, cataliza la fantasía, crea un enemigo, llévate el gato al agua.
- Presentar. Llega preparado, prepara el terreno, explícate durante el minuto 6, sigue la regla del 10/20/30 (10 transparencias, 20’, tamaño 30 de letra), domina los matices, presenta las cifras correctas, escucha. “Si ganas o pierdes quedará decidido en el primer minuto”.
- Crear un equipo. Para incorporar talento, ignora lo irrelevante y céntrate en lo esencial (¿puede el candidato hacer lo que quieres?, ¿cree en lo que estás haciendo?, ¿es agradable y de confianza?), aclara expectativas, recopila los datos adecuados, evangeliza a quienes deciden. “La vida es demasiado corta como para trabajar con gente que no te gusta”.
- Evangelizar. Es “proclamar la buena nueva”. Lo que propones debe ser valioso y diferenciado (único). Deposita tus intereses en el corazón de los demás, da un matiz de humanidad, diviértete, personaliza, escucha (“nada hay más fascinante que un buen oyente”).
- Socializar. Las redes sociales son rápidas, gratis y omnipresentes (la trinidad del marketing). Elabora un plan, conoce a fondo las plataformas, perfecciona tus perfiles, comparte, da de comer al monstruo del contenido (sé breve, visual, madrugador, agradecido). “En las redes sociales es importante tener desparpajo”.
- Invocar la lluvia. “Hazme sentir importante” (Mary Kay Ash). A veces, cuando empieza a llover acaba diluviando. Deja que se abran cien flores (siembra mucho), mira el gorila (Simons y Chabris), forma a las personas, deja probar el producto.
- Asociarse. Define metas y objetivos, encuentra defensores de la causa, cierra acuerdos ganadores.
- Resistir. “Ganar no lo es todo, pero la voluntad de prepararse para ganar lo es todo” (Vince Lombardi). Lucha por lograr la interiorización, presiona para lograr la implantación, usa métodos intrínsecos, incita a la reciprocidad, construye un ecosistema, diversifica el equipo.
- Ser un tipo legal (una buena persona). Ayuda a quien no pueda ayudarte, sin esperar nada a cambio, haciendo lo correcto, devolver lo recibido a la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario