“La integridad del hombre se mide por su conducta, no por sus profesiones” decía Juvenal.
La verdad que cuando he oído eso, me han entrado ganas de preguntarle: “¿Qué tenga todas las partes del cuerpo o qué quieres decir?”
Se nos llena la boca, hablando de la integridad. Que eso tenemos que hacerlo, que hemos perdido la integridad con esta crisis (¡¡que casualidad, ¿antes no?!!).
¿Por qué estamos hablando todos los días que tenemos que ser nosotros mismos sin tapujos?
Porque hemos perdido la integridad de nuestro ser.
No somos nosotros mismos, somos pedacitos de algo que fuimos anteriormente. Esos niños que no tenían miedo, que tenían paciencia, confianza, fe en la vida, en lo que iban a conseguir. Esos niños, que están dentro y cada uno de nosotros.
Además me hace gracia, cuando la gente habla de la integridad, que ya no encontramos gente así, que ellos siempre han sido íntegros, y que dan clases de ello….
Vosotros que promulgáis en vuestra persona, la integridad completa, después de leer estas causas de porque la perdemos, me gustaría que fuerais sinceros con vosotros mismos, y viéramos, que TODOS y cada uno de nosotros, TODOS, hemos perdido nuestra integridad alguna vez. Más bien, hemos mandado a dar una vuelta a nuestros valores, mientras hacíamos algo en lo que no estábamos de acuerdo o pensábamos que sería imposible lo hiciéramos.
Dejamos de lado a nuestra integridad, por la IMPACIENCIA. Nos han enseñado que cuanto antes llegamos al éxito, mejor. No por llegar a ser el 1º, que muchas veces, el 2º consigue más éxito que el 1º, sino porque el “vecino” ha llegado antes que nosotros a nuestros deseos, y tenemos que ganarle, porque es la “moda” ese sueño y tenemos que ser los primeros en conseguirlo, porque si somos los 1º en hacerlo, nos podremos considerar EXPERTOS.
Nos han enseñado que tenemos que ser los 1º en todo lo que emprendemos, y si no lo conseguimos, ya somos unos fracasados. Y para no sentirnos así, la escoria de la sociedad, nos saltamos nuestros valores y lo que haga falta.
Esta sociedad del “TODO para YA”, nos provoca la impaciencia y la falta de integridad.
Con la impaciencia, también está la DESESPERACIÓN. Desesperado porque no encuentras trabajo, porque no tienes pareja, porque los beneficios de tu empresa no los ves, porque no te hacen caso tus trabajadores,… mucha desesperación nos aborda y hace que hagamos lo que sea, porque queremos decir como Aníbal en el Equipo A: “Me encanta que los planes salgan bien”.
La desesperación nos lleva a las “artimañas”, a la manipulación y a la mentira, todo por conseguir, “sea como sea”, nuestro objetivo.
SUFRIMOS, porque vemos que nuestra vida, no es lo que esperábamos. Sufrimos porque no tenemos pareja, porque no conseguimos nada en la vida… Y nos cansamos de sufrir, de dar a los demás, de no recibir y esforzarnos, de ayudar y solo recibir “noes”… ¡¡Estamos hasta los huevos!! Y llega un momento en la vida, en la que decidimos que “Si no es por las buenas, será por las malas”, así que volvemos a mandar un poco a “paseo” a nuestra integridad.
Pero al igual que pasa con el sufrimiento, pasa con las DECEPCIONES que nos llevamos. Tenemos la esperanza, que algo va a ocurrir, que nos hemos esforzado por ello, que nos lo merecemos, que ya toca… miles de pensamientos, que nos hacen creer, que lo que queremos, sucederá sin ningún género de dudas.
Y cuando no llega, llega la decepción. Más bien yo lo llamaría, experiencia de aprendizaje. Pero nos “encabezonamos” que lo tenemos que conseguir, por lo “criminal” o como sea.
¿Y qué decir, cuando sentimos que no ha habido LEALTAD por parte de nuestro equipo, de un amigo o de una pareja? No lo aceptamos, no preguntamos qué ha podido pasar o qué no hemos hecho bien. Nos vence la rabia, las ganas de satisfacer a nuestro ego herido, y que le den de nuevo a la integridad.
¿Alguien no ha vivido una situación así en su vida? ¿Siempre ha sido integro 100%?
¡¡NO ME LO CREO!!
¡¡TODOS hemos mandado alguna vez a nuestra INTEGRIDAD de paseo, para conseguir algo por lo “criminal”!! ¡¡Seamos sinceros!!
¿Pero cómo podemos ser unos Canallas Íntegros?
.- Pensemos antes de actuar. ¿Cuántas veces hemos dicho cosas sin pensarlo? ¿Cuántas veces hemos cosas sin pensar en las consecuencias? Unas cuantas. Y las consecuencias, siempre han acabado, en:” Si me hubiera callado, qué guapo estaría ahora”.
Por no mucho correr, amanece más temprano. Por mucho que mintamos, no llegaremos antes a la meta, así que seamos coherentes, entre lo que decimos y hacemos, porque antes se pilla a un mentiroso que a un cojo.
Antes de actuar, preguntémonos si está en consonancia con nosotros lo que vamos a decir y hacer. Mejor prevenir que curar.
.- Comprométete con lo que “te pone”. Si no te pone cachondo lo que te han dicho que hagas, ¿PARA QUÉ DICES SI? Sabes que no acabaras de hacerlo, que lo dejarás de lado o te olvidarás, simplemente porque no te motiva.
No sabemos decir NO. ¿Por qué? Por el que dirán, y miles de excusas. Porque pensamos y nos han dicho que decir NO a los deseos de los demás, es de egoístas. Estoy totalmente de acuerdo con esa percepción. Decir NO, es decir SI a tu vida, a tus deseos, a tu integridad.
Cuando nos comprometemos con lo que nos motiva, decimos SI a nuestros sueños, a la iniciativa, al esfuerzo, a la confianza, nos decimos SI a nosotros mismos.
Y cuando nos comprometemos con algo, que no nos motiva, nos convertimos en un hombre del que no se puede creer en su palabra. SEAMOS HOMBRES DE PALABRA.
Son aquellos que son íntegros. Que si se han comprometido en ayudar a alguien, lo hacen. Que si hay que estar a una hora, allí estarán puntuales y si pueden antes, también.
Las personas integras, dan su palabra, transmiten su corazón a través de las mismas. Comprometerte con una persona, un reto, y dar tu palabra, que así será, aumenta tu confianza, y hacer ver a los demás, que pueden confiar en nosotros.
Dos de los fallos que tiene toda persona, que promulga que su integridad nunca ha sido “manchada”, es que eso de DECIR SIEMPRE LA VERDAD, lo han tomado por otra vertiente.
Como he dicho antes, la coherencia y la integridad van muy relacionadas. Si no dices la verdad, nadie confiara en ti, ni en tu palabra… Como el cuento del lobo, dirás que viene, y nadie acabará creyéndote…
Que se lo digan a los dirigentes de nuestro país, que dicen ser íntegros en elecciones y luego donde dije diego digo que no te oigo… o aquellas empresas que cuando te entrevistan, ponen la empresa, como la mejor para desarrollarte, y luego sabes que no es así….
Cuando vamos diciendo que somos íntegros, que siempre somos hombres de palabra, que si nos comprometemos, lo hacemos, tenemos el peligro de pasar la barrera del egocentrismo muy fácil. Y cuando eso pasa, eso de TRATAR A LOS DEMÁS CON RESPETO, como que no es así.
La integridad, va unida a la humildad. Además recuerda un refrán; “Arrieros somos y en el camino nos encontraremos”, es decir, si me tratas mal, quizá seguramente en otro momento, nos encontraremos, vendrás a pedirme algo y me acordaré de cómo me trataste la 1 vez nos vimos.
Por favor, vivamos en la humildad.
Ser integro, es siempre tomar la INICIATIVA como costumbre. Todo el mundo dice que va a hacer algo, pero no lo hace. ¿Por qué? Porque no se ha comprometido de verdad, porque no le motiva… Las personas integras, no lo dicen, lo hacen. Son líderes de hecho, no de palabra.
No les hace falta motivación, solo necesitan saber el poder que tendrá algo en sus vidas, para dar el paso hacia ellos. Saben que la motivación, irá aumentando con el devenir del camino.
El mundo nos bombardea a diario con situaciones, personas, elementos, para olvidarnos de nuestra integridad. Situaciones que nos ponen al borde del despotismo, queriendo mandar nuestros valores por el váter.
Para ello, Acción. Estudiemos, preguntémonos, investiguémonos, veamos la realidad desde distintas vertientes, y siempre tengamos en cuenta nuestros valores.
¿Te consideras una persona íntegra? ¿En qué fallas?
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