domingo, 24 de enero de 2016

"Es la perseverancia, estúpido"

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"Con el tiempo, la perseverancia es lo que separa las vidas fructíferas de las vidas sin rumbo"
—John Ortberg

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Durante la contienda presidencial norteamericana de 1992, una corta frase ideada por la campaña de Bill Clinton fue capaz de lograr lo impensable: derrotar al entonces presidente George H. W. Bush, quien gracias a sus éxitos en política exterior gozaba de una popularidad del 90%, todo un récord.

La frase fue: “Es la economía, estúpido”. Esta frase logró distraer a los votantes de la política exterior y centrar su atención en los asuntos domésticos (la economía) y así dar oportunidad a Clinton de ganar la carrera por la Casa Blanca.

Con el tiempo esta frase se ha popularizado y se utiliza, cambiando la palabra economía por la que haga falta, para señalar que es lo trascendental en alguna situación.

Cuando hablamos de grandes victorias personales, ya sea en el campo de los negocios, la ciencia o las artes; o en cualquier otro campo, y utilizando la frase de la campaña de Clinton diríamos: “Es la determinación, estúpido”.

No es el nivel de inteligencia, ni los talentos naturales, ni la suerte (aunque todos ayudan), lo que distingue aquellos que lo consiguen de los que no; es la determinación. La implacable y testaruda decisión de ir tras un objetivo, sin detenerse ante las dificultades que inevitables aparecen cuando intentamos alcanzar metas superiores.

Steven Kotler, autor de varios excelentes libros como Abundancia, Bold y Tomorrowland, escribió hace unos días en Medium un buen artículo sobre la perseverancia (grit). Según el autor, los ingredientes claves de la perseverancia son tres:
Fuerza de voluntad.
La fuerza de voluntad es autocontrol. Y es también un recurso finito. De forma resumida, perdemos fuerza de voluntad a medida que transcurre el día, por lo que casi todo el mundo con quien consulté, me sugirió comenzar el día con la tarea más difícil, y luego trabajar sobre las otras en  orden descendente de importancia y dificultad.

Mentalidad.
Mentalidad es a lo que mi amigo Peter Diamandis se refiere cuando dice: "Si piensas que puedes o que no puedes, bueno, tienes razón." Más técnicamente, la mentalidad se refiere a nuestras actitudes hacia el aprendizaje. Puedes tener una de dos: una mentalidad fija, lo que significa que crees que el talento es innato y que ninguna cantidad de práctica ayudará. O tienes una mentalidad de crecimiento, lo que significa que consideras que el talento es más un punto de partida, y que la práctica hace la verdadera diferencia.

Pasión.
La pasión es importante para la perseverancia porque, simplemente, sin pasión, no hay manera de perseverar durante años y años. De hecho, una gran cantidad de investigadores en realidad definen perseverancia como "la intersección de la pasión y la persistencia." "Obsesionate y permanece obsesionado" es a menudo cómo se presenta esta idea.
No obstante, todas las perseverancias no son iguales, existen diferentes grados. El más alto de ellos, aquel que hace a los Navy Seal sobrehumanos, se alcanza cuando somos capaces de persistir aún cuando las condiciones se ponen exigentes de verdad. Ahí donde se separa el niño del hombre.
El Gran Maestro Internacional de Ajedrez, que luego se volvió campeón mundial de artes marciales, Josh Waitzkin, argumenta que el tipo más importante de persistencia es un tipo completamente distinto, el tipo persistencia necesario para dar lo mejor cuando las condiciones son lo peor. "Esto es realmente la línea divisoria entre los artistas de nivel élite y todos los demás," explicó.

La buena noticia es que hay algunas maneras fáciles de entrenar este nivel de persistencia. Cuando practico una presentación, por ejemplo, siempre hago una práctica bajo condiciones horribles. Escojo un momento en el cual no haya dormido lo suficiente, que haya estado durante diez horas escribiendo, y luego en el gimnasio para una sesión pesada. Me imagino que si puedo dar una charla coherente cuando apenas puedo mantener los ojos abiertos, no importa lo que suceda en el escenario, voy a estar bien.

Como William James escribió hace tantos años:

"En casos excepcionales podemos encontrar, más allá de la muy extrema fatiga, cantidades de alivio y energía que nunca siquiera soñaríamos tener, fuentes de fortaleza que en absoluto utilizamos habitualmente, porque habitualmente nunca vamos más allá del primer obstáculo, nunca sobrepasamos los puntos críticos iniciales".
El filósofo escocés Thomas Carlyle dijo: “Sin presión no hay diamantes”. Es la dificultad y la presión que somos capaces de superar lo que da valor a nuestras metas. Algo que se obtiene sin dificultad tiene poco mérito. Así que para alcanzar aquellos triunfos que dan significado a la vida es necesario cultivar la perseverancia. El brillo de los diamantes está destinado a aquellos dispuestos a pagar el precio. ¿Lo estás tú?

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