martes, 16 de febrero de 2010

Por qué corrí la Maratón de New York?

http://www.alecoxenford.com/2009/11/por-que-corri-la-maraton-de-new-york.html

Por qué corrí la Maratón de New York?

New York Marathon Esta semana completé mi primera Maratón en Nueva York. Corrí los 42 km en 4 hrs 27 minutos. Fue una aventura que no olvidaré jamás. Primero, hasta hace aproximadamente unos 9 meses esta aventura fue sólo un sueño loco: sin duda Yo no podía aspirar a correr 42 km; eso era sólo para archideportistas. Después fue una duda, una incógnita: y si me animo a empezar el entrenamiento? Y si veo hasta dónde llego? Y más adelante los ultimos 5 meses fue un plan de acción implementado con total disciplina: 5 meses de arduo entrenamiento con un sólo objetivo en la mira: Completar una Maraton. Correr los 42 km en NY. Finalmente, llegó la prueba, la carrera, el exámen y luego el placer enorme, la satisfacción de haber alcanzado un gran desafío.

El entrenamiento fue lo más duro. Semanas interminables de 60 u 80 km acumulados de corridas. A las 6 de la mañana. A las 10 de la noche. Días de semana. Fines de semana. Buen tiempo… o tormenta. Una verdadera lección de disciplina. Y finalmente después de 5 meses llegó el gran día….

El día de la carrera, el primero de noviembre, fue inolvidable. Largamos todos juntos los 6 integrantes de nuestro grupo de corredores. Caro, Rafa, Fabi, Guille, Lucy y yo. En total, corrimos 44,000 personas la Maraton de NY este año. Esa mañana nos levantamos a las 5 am y después de un desayuno de dos bagels con queso arrancamos para Staten Island. Llegamos al campamento antes de las 7am y a eso de las 10.20 am largamos.

La adrenalina estaba a fondo. Los sentidos hiperactivos. La mente mas clara que nunca.

Los primeros 10 km fueron inolvidables. Era tal la energía, tanta la gente alentándonos y tan grande la expectativa, que yo me sentía volando, mirando la carrera desde arriba como un espectador más. En un momento sólo dejaba a mis sentidos registrar lo que pasaba. Miraba con detenimiento las personas que me rodeaban. Los detalles. Las remeras con mensajes de la gente que me rodeaba: una remera con una leyenda pacifista, la sonrisa perenne de una adolescente que corría rapidísimo, la cara de alegría de una familia que gritaba del otro lado de las vallas: GO, GO, GO!!

Despues hice zoom out y me enfoqué en los paisajes de Staten Island y los de Brooklyn, los metales de las torres de los puentes, los rascacielos de Manhattan a lo lejos, los carteles luminosos. Me doy cuenta que me rodea gente muy diferente. Una señora de 65 con 15 maratones en su historial, una chica con un cartel ¨sobreviviente de cancer de pancreas¨, un archideportista que corre y pasa a todos, un jóven lisiado ,sin piernas, con unos resortes que salta a nuestro lado a toda velocidad. Todo parece acontecer en cámara lenta y con una claridad impresionante. Los sonidos de las pisadas de los corredores, de las 50 bandas de música, el ruido del viento, las hurras de los espectadores, todo queda registrado.

Cerca del km 15 nos agarra ganas de hacer pis. Normal, con todos los litros de agua que veníamos tomando desde las 6 de la mañana. Nadie anda con muchas vueltas en estos casos. Cualquier pared, arbolito o puente se convierte en un excelente baño a la intemperie. No hay tiempo para buscar un baño!

El tiempo pasa y los primeros 15 km se vuelven 20… y luego 25. Ahora ya me pesan las piernas. Siento el cansancio avanzando y veo que algunos han abandonado. Estoy llegando a las 3 horas de carrera. El tobillo derecho me duele en un lugar que nunca había sentido antes. Algo parecido pasa con una ampolla en mi pie izquierdo. Sorprendentemente las rodillas, mi punto débil, por ahora resisten muy bien. Me doy cuenta que miro el reloj cada vez más seguido. Los minutos tardan más en pasar. Las cuadras se hacen más largas. El horizonte se ve más nublado.

De repente van 4 horas corriendo y todavía no veo la meta. Qué desesperación! Por un segundo me agarra pánico: y si no logro terminar la Maratón? Tanto esfuerzo para terminar en una frustración? Ahí pienso que abandonar no es una alternativa. Me puede dar un infarto o un calambre, pero no voy a abandonar!

Miro a mi alrededor y veo que del grupo de 6 amigos que largamos juntos sólo quedamos dos. Rafa y yo. Guille y Caro se quedaron atrás luchando contra un calambre maldito. Lucy y Fabián no están a la vista. A esta altura las reglas son ¨cada uno a su ritmo¨. Agradezco al cielo tenerlo a mi gran amigo Rafa cerca, es como si me estuviera tirando de una soga. Pienso: si él puede seguir corriendo, yo también puedo! Y sigo corriendo. Y me lo digo y me lo repito para adentro. Y sigo corriendo. Ya no siento las piernas. Y sigo corriendo. Siento que si freno a caminar tal vez ya no logre arrancar de vuelta. Se me mete sudor en los ojos. Estoy extenuado. Y sigo corriendo…

Y de repente la veo. Es la línea de llegada. Van 4 hrs 25 minutos y la llegada está cerca, a unos cientos de metros. Y de algún lugar desconocido saco energía y empiezo a acelerar. Y sigo corriendo. Y acelero. Y sigo corriendo. Y grito mirando el cielo. Llegué!

Hoy miro para atrás y no puedo evitar sonreír. Qué orgullo me da haber completado una maratón. Qué lindo haberme puesto un objetivo ambicioso y haberlo logrado. Que gratificante es alcanzar un sueño. Qué alegría!

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