“Educación
es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la
escuela”. Estas palabras fueron pronunciadas por Albert Einstein, el
hombre que cambió para siempre nuestra idea de la materia, el tiempo y
el espacio. Los mismos problemas que dañaban la educación en el siglo XX
de Einstein, los padece actualmente la de nuestro siglo. Llama
muchísimo la atención lo que opinaba este magnífico físico acerca de la
formación científica de los jóvenes en su tiempo:
La mente de un joven no debe atiborrarse de datos, nombres y fórmulas: cosas todas que puede encontrar en los libros, sin necesidad de seguir ningún curso universitario. Los años de estudio deben emplearse únicamente para enseñar a pensar al joven, para darle un entrenamiento que ningún manual puede sustituir. Es un verdadero milagro que la pedagogía moderna no haya llegado a ahogar completamente la santa curiosidad de la búsqueda. Creo que se podría, incluso, hacer desaparecer la voracidad de una fiera salvaje sana, a base de obligarla, bajo la amenaza del látigo, a comer constantemente aunque no tuviera hambre y, sobre todo, eligiendo de forma apropiada el alimento que le forzaría a tragar.
Es decir, realizó una feroz crítica a
aquella educación que obligaba al alumno a adquirir conocimientos sin
que hubiera una participación activa del alumno. Defendía “el cultivo de
aptitudes y cualidades valiosas en los jóvenes para el bien común. “Las
grandes personalidades no se forman con lo que se oye y se dice, sino
con el trabajo y la actividad…con la realización de tareas concretas”,
tareas a realizar con libertad, sin miedos ni coacciones para fomentar
“esa curiosidad divina que todo niño posee, pero que tan a menudo se
debilita prematuramente”. Sin duda Einstein no solamente era un genio
como físico o matemático (además era músico), sino también como
educador. Y leyendo el libro de sir Ken Robinson da la impresión que el
escritor extrajo algunas conclusiones sobre las opiniones del eminente
científico.
Estos días estuve leyendo el magnífico libro de Ken Robinson.
Para aquellos que no lo conozcan sir Robinson es experto en el
desarrollo de la innovación y recursos humanos. Ha trabajado con
gobiernos en Europa y Asia, en agencias internacionales, sistemas de
educación estatales y nacionales, corporaciones sin ánimo de lucro, y
organizaciones culturales líderes en el mundo (desde la UNESCO hasta el
Consejo de Europa).
En el año 2009 se editó en España su libro “El Elemento – Descubrir tu pasión lo cambia todo“,
que se ha convertido en un éxito editorial en todo el mundo. Robinson
denuncia la acción destructiva de la actual educación, basada en la
Revolución Industrial del siglo XIX, y reclama cambiar el modelo
educativo por otro que contemple y valore los talentos, las habilidades y
aptitudes de los alumnos, independientemente del campo (arte, música,
ciencia, literatura, deportes, baile, etc). En su libro invita al lector
a reflexionar sobre su/s verdadero/s talento/s, a descubrir aquello que
realmente le apasiona, le llena y le hace sentirse pleno. Según
Robinson,
“El Elemento es el punto de encuentro entre las aptitudes naturales y las inclinaciones personales. [...] Cuando las personas están en su Elemento establecen contacto con algo fundamental para su sentido de la identidad, sus objetivos y su bienestar. Experimentan una revelación, perciben quienes son realmente y qué deben hacer con su vida”.
Además, anima a sus lectores a buscar su
Elemento. Critica duramente aquellos que renuncian a sus preferencias
personales por su estabilidad laboral. Enseña, mediante experiencia de
otros, cómo se puede alcanzar esa epifanía, ese estado de bienestar que
nos proporciona plenitud.
Sin duda este libro me ha hecho
reflexionar, y me ha mostrado un nuevo camino para afrontar nuevos retos
y alcanzar nuevas metas. Os invito a todos a que compréis el libro y os
dejéis convencer por las sabias palabras de sir Robinson.
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