La futura universidad deberá identificar y promover nuevas formas de inteligencia que son claves para la generación de valor
JORGE REBELLA
Creíamos que la ciencia del gerenciamiento tenía soluciones para todo, pero no es así. La dirección de empresas es un fenómeno muy complejo que todavía conocemos solo en una pequeña parte, sostuvo Santiago Íñiguez, decano de IE Business School y rector de IE University, con sede en Madrid. En diálogo exclusivo con ECONOMIA & MERCADO, el académico español, doctorado en leyes en la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Oxford y poseedor de un MBA por el Instituto de Empresa, se refirió a los contenidos de su reciente libro "The Learning Curve" (Ed. Palgrave McMillan), en donde analiza los cambios que se están produciendo en la educación superior y el rol que desempeñan las escuelas de negocios en reconfigurar un nuevo modelo. A continuación una síntesis de la entrevista.
-¿Qué idea clave ha querido transmitir en su libro?
-En épocas de crisis la necesidad básica es la creación de valor y los empresarios son los primeros generadores de ese intangible esencial para la sociedad. Por eso, hoy más que nunca el mundo necesita buenos directores de empresas. El libro proporciona una explicación sobre cómo desarrollar buenos "managers". La idea fundamental es que un buen directivo se forma sobre tres pilares. El primero de ellos es la experiencia que se acumula en la empresa a lo largo de años y que ayuda a mejorar la "curva de aprendizaje" (N. de R.: Se utiliza para explicar aumentos de productividad o mejoras en la calidad tras cambios en el proceso de producción). Para ello hacen falta otros dos pilares que son la práctica de las virtudes directivas y la formación continuada, ya que no se concibe un buen directivo si no acude con frecuencia a las aulas para actualizar los conocimientos y las habilidades directivas. No se puede vivir simplemente de la experiencia.
-¿Qué tipo de escuelas de negocios hacen falta para formar a esos directivos?
-Hay que apuntar hacia tres direcciones básicas que tienen que ver con el perfil ideal del claustro de profesores para formar dirigentes empresariales, el tipo de metodologías de enseñanza que deben integrar las nuevas tecnologías y el conjunto de habilidades que hacen falta para cultivar en los alumnos lo que denomino "múltiples inteligencias".
-Para empezar, ¿qué tipo de profesores hacen falta en estas instituciones de educación superior?
-Necesitamos profesores más polivalentes y más polifacéticos, que no solo sepan desarrollar investigación rigurosamente académica, sino también sepan trasladarla e interactuar eficazmente con el mundo de las empresas y de los profesionales. Me refiero específicamente a un profesor identificador de tendencias. Más que un maestro convencional, el nuevo docente debe ser el catalizador del proceso de aprendizaje porque vivimos en una época en la cual la información en tiempo real ya es propiedad de todo el mundo. Por lo tanto, el reto del profesor es identificar las cuestiones claves y estimular al alumno a que aprenda y desarrolle nuevas habilidades.
-¿Cómo se integran las nuevas tecnologías en los programas curriculares universitarios?
-En el terreno de las metodologías de aprendizaje, propongo integrar la pedagogía y la tecnología, de modo que el tipo de aprendizaje, además de continuado, sea más interactivo y personalizado. La gran ventaja de las tecnologías de la información y las comunicaciones es que permiten métodos de aprendizaje mucho más interactivos, es decir permiten acceder a una información virtualmente infinita con todo el mundo, tener más exposición transcultural, así como sentar y desarrollar nuevas habilidades frente a otras que tradicionalmente se han cultivado.
-¿Qué nuevas habilidades hace falta desarrollar en el alumno?
-La educación ha prestado tradicionalmente atención a una forma de inteligencia clásica, que se basa en el pensamiento analítico, el razonamiento asociativo y la memorización, que priman tanto en el momento de la admisión a un centro educativo como en la evaluación para la promoción de grado. De ese modo, se ha dejado fuera a otras inteligencias que son tan o más importantes para el éxito en la vida profesional, como pueden ser las inteligencias emocional, artística, etc., cuyo desarrollo se ha descuidado en la historia de la educación. Se ha observado que el IQ test, que intenta medir solo la inteligencia analítica, arroja resultados medianos en la evaluación de varios destacados líderes políticos o empresariales. Por eso, en la futura universidad se necesita identificar y promover estas formas de inteligencia que también son muy importantes para la generación de valor y para el éxito profesional de los individuos.
-¿Cómo se pueden cultivar las "múltiples inteligencias" en los estudiantes?
-Necesitamos investigar más para saber en qué medida el desarrollo de la inteligencia emocional mediante la práctica de virtudes del carácter -por ejemplo, la disciplina, el trabajo duro, la curiosidad, la modestia, etc.- contribuye a que las personas puedan ejercer una mayor influencia en las instituciones políticas y sociales y, por ende, en los mercados.
También estamos investigando con otras formas de inteligencia. En nuestro programa del MBA, hemos introducido módulos sobre pensamiento en diseño ("design thinking") con el propósito de que los estudiantes consigan desarrollar cualidades parecidas a las de los arquitectos. Estos profesionales son personas más reflexivas que observan los problemas de distintos ángulos, más creativas y con un pensamiento más abierto. De lo que se trata es de cultivar habilidades alternativas que tienen efectos inmediatos a la hora de tomar distintos tipos de decisiones, incluso las financieras.
Academia y empresas
-¿De qué forma se puede lograr una articulación eficiente entre la academia y las empresas?
-En los dos últimos dos siglos, las universidades se han distanciado demasiado del mundo profesional debido, quizás, a la herencia del origen medieval de estas fortalezas del conocimiento que no tenían casi relación con las comunidades que vivían en sus alrededores. En la actualidad, ya sabemos que el conocimiento no solo se genera en el ámbito universitario, sino que también en el mundo empresarial, en la web, etc. Vivimos una época en la cual el papel de las universidades es actuar como centros de conexión, es decir ser nodos del conocimiento. Para ello, tienen que orquestar o arbitrar muy bien la relación con distintos agentes del entorno educativo. Además de contar con consejos asesores, es muy recomendable tener un claustro de profesores clínico, es decir gente que combine el conocimiento del mundo real con la investigación. Asimismo, es necesario revisar el contenido de los programas curriculares, prestando especial atención al entorno profesional de las empresas que reclutan egresados universitarios.
-¿Cómo van a evolucionar las escuelas de negocios en un futuro predecible?
-La globalización es un fenómeno irreversible y, por lo tanto, veremos una mayor internacionalización y concentración de grandes escuelas de negocios operando en todo el mundo, en donde impactarán nuevas tecnologías y surgirán nuevos mundos profesionales. Gran parte de la innovación está en cómo se combinan distintas disciplinas. Por ejemplo, psicología y finanzas para comprender mejor el comportamiento de los mercados, o arquitectura y management para entender la importancia del diseño en el pensamiento gerencial. Como vivimos en una época de cambio, van a surgir nuevas carreras, nuevas licenciaturas en los próximos años. Lo importante es que las universidades investiguen las posibilidades de colaborar con el mundo empresarial. La crisis actual, además de suponer cambios dramáticos, también genera muchísimas oportunidades.
Profundizar los conocimientos del management
-En las últimas décadas las sucesivas crisis económicas han convertido a las bolsas de valores en verdaderos casinos. ¿En qué medida la actual volatilidad de los mercados puede atribuirse a un fracaso de las escuelas de negocios que no supieron formar adecuadamente a sus mejores egresados que hoy son líderes en el mundo de los negocios?
-Algunas críticas que se han dirigido a las escuelas de negocios deberían hacernos reflexionar. Por ejemplo, hay una acusación muy recurrente de que desarrollamos directivos arrogantes. Lógicamente, eso varía en cada institución. De todos modos, tendríamos que hacer un ejercicio para formar profesionales con más modestia y mayor compromiso con la creación de valor y el espíritu emprendedor.
-¿Así se hubiera evitado la crisis del subprime hipotecario?
-Con cierta recurrencia todos quedamos deslumbrados por el espejismo de la mayor ganancia potencial que nos hace olvidar el riesgo de una mayor pérdida potencial, como sucedió en la Gran Crisis del 1929 cuando incluso los economistas más connotados perdieron su dinero en la Bolsa. En cambio, el tema que más me hace reflexionar es la necesidad de que todas las escuelas de negocios profundicen los conocimientos del management. Creíamos que la ciencia del gerenciamiento tenía soluciones para todo, pero no es así. La dirección de empresas es un fenómeno muy complejo que todavía conocemos solo en una pequeña parte. Sucede algo similar a lo que ocurría con la medicina hace menos de cien años. Si uno lee los manuales publicados en la década del treinta, muchos de ellos prescribían el sangrado para aliviar la presión arterial y para curar las enfermedades. Hoy sabemos que esa práctica producía la muerte de la mayoría de los enfermos que terminaban sin defensas y sin presión arterial. En el área de los negocios, leemos con verdadero bochorno los análisis de hace pocos años referidos a si las hipotecas subprime diversificaban el riesgo o no.
-¿Hacia dónde debería apuntar la profundización de los conocimientos del management?
-Las escuelas de negocios más antiguas apenas tienen cien años y la ciencia del management todavía es muy reciente. Necesitamos investigar más para conocer mejor este fenómeno, saber por qué los mercados reaccionan de una manera tan rápida y desorbitada ante determinadas noticias, ser capaces de construir instituciones más sólidas, determinar el régimen de retribución que puede motivar más a los directivos a buscar soluciones de largo plazo. Estas son algunas de las preguntas que ahora las escuelas de negocios intentan responder incorporando las experiencias de la crisis reciente para mejorar las prácticas del futuro. Creo que la gran ventaja es que vivimos en un mundo más predecible a pesar de que es enormemente impredecible y muy turbulento.
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