Aquí van esos rasgos:
1. Asumen riesgo: es el
rasgo que mejor define a los emprendedores, su capacidad de asumir
riesgo, la valentía. Todos tenemos ideas, proyectos o planes en mente de
todo tipo (el ser humano es creativo por naturaleza), la diferencia es
que unos se mantienen en puerto seguro y otros sueltan amarras y navegan
mar adentro; pasan del plano de las ideas al de los hechos; del de las
palabras al de las acciones. De manera resumida: se lanzan. El
empresario Richard Branson decía cierta vez: "Ser empresario es amar el
riesgo".
2. Se diferencian: Es la primera regla para montar un negocio: qué tengo yo que no tienen los demás, cuál es tu ventaja competitiva. Puede ser lo que ofreces, cómo lo ofreces o lo que haces sentir,
pero tienes que diferenciarte. Y si no tienes nada diferente no montes
ninguna empresa, pierdes el tiempo. En la industria aérea las compañías
que han triunfado en los últimos años son las low cost; no
ofrecían nada diferente (transporte de viajeros por aire), pero su
ventaja competitiva estaba en la capacidad de reducir costes para
repercutirlo en el precio.
3. Forman equipo: lo
hemos dicho muchas veces y lo volvemos a repetir: "Si quieres ir rápido,
ve solo; si quieres llegar lejos, ve con otros". Todos tenemos taras,
carencias, limitaciones, que tenemos que compensar. Quien es bueno
vendiendo no suele serlo en la oficina; quien es creativo, le falta
pragmatismo; y así con todo... Además, estar acompañado sirve de apoyo
emocional en los momentos de dudas, fracaso, sequías… El calor humano
ayuda en los momentos difíciles. Ir sólo es complicado.
4. Son austeros: No
derrochan (ya hemos visto lo que ha pasado con España en los últimos
años), porque saben que antes o después vendrán malas dadas y abrá que
ajustarse el cinturón. Nada es eterno, ni en la vida ni en la empresa.
En cierto modo, el emprendedor tiene en su cabeza la fábula de la
cigarra y la hormiga, o como reza un proverbio asiático: "Cuanto más
sudas en tiempos de paz, menos sangras en tiempos de guerra". Nunca hay
que perder los pies del suelo.
5. Se orientan al resultado:
quien ha montado una empresa sabe que el examen final pasa por la
ecuación "ingresos menos gastos". O como se dice coloquialmente: "lo que
no son cuentas son cuentos". Un negocio que no da dinero no es un
negocio. Tiene que cubrir los costes y dejar la rentabilidad con la que
uno esté a gusto, de otro modo es mejor buscar alternativas.
6. No se acomodan: siempre
están dándoles vueltas a la cabeza a cómo mejorar su negocio, sus
productos, sus canales de comercialización… A menudo la calidad supone
una barrera de entrada importante para los competidores. La
autocomplacencia y el aburguesamiento son peligrosísimos en cualquier
negocio. Como dice Fernández Aguado en 1010 consejos para emprendedores,
"quien siempre vende lo mismo y de la misma manera acaba por dejar de
hacerlo". Es bastante cierto en la mayoría de los negocios.
7. Saben gestionar presión: trabajar
por cuenta propia no es igual que hacerlo por cuenta ajena. En el
primer caso, todo (o casi todo) el peso del negocio recae sobre uno y
eso se nota. Uno vive para su negocio, y conviene evaluar, antes de
lanzarse, si le compensa o no. En esta vida cada alternativa tiene un
precio, y uno debe ponderar si le merece la pena. Cuando uno trabaja
para terceros, siempre hay gente por encima que tiene mayor
responsabilidad. Eso no suele ocurrir cuando se emprende.
8. Son pacientes: nadie
quita el candado, abre la puerta y los clientes están fuera como locos
para entrar. No. Darse a conocer y hacerse un nombre lleva su tiempo.
Casi siempre hay mucha gente llamando a las mismas casas. No obstante,
si lo que ofreces de verdad aporta valor y tiene un rasgo diferencial,
trabaja la venta, el aspecto comercial, y los resultados acabarán
llegando. En la sociedad del siglo XXI –la sociedad de la inmediatez–
existe demasiada prisa por alcanzar resultados y eso es ir contra natura. Lo dijo Santa Teresa de Jesús: "La paciencia todo lo alcanza".
9. Tienen visión de futuro:
el emprendedor tiene que tener sensiblidad para leer el mercado, entre
líneas, descifrar tendencias, olfato para saber por dónde van los tiros,
de otro modo puede quedarse en "fuera de juego". Y cuidado con los
números, porque las cuentas hablan del pasado; es decir, los resultados
de hoy son consecuencia de decisiones pasadas. Hay que saber ver la
jugada de manera anticipada. Hoy día el mundo 2.0. da mucha información,
si se sabe digerir, hacia dónde encaminar los pasos.
10. Cuidan las relaciones:
A menudo se prefiere un éxito pequeño pero propio a un éxito grande
colectivo. Eso es un grave error. Los buenos emprendedores saben que los
acuerdos comerciales, las alianzas y otro tipo de uniones te ayudan a
crecer, a ser más fuerte, a tener más visibilidad... No se trata de
crecer por crecer, eso sería un grave error, pero sí en ir
consolidándose, en tener masa crítica en el mercado. Piensan cómo estar
en foros, congresos, ferias, redes sociales, asociaciones... Trabajan el
mundo de las Relaciones Públicas. Están en la cabeza de la gente. A
menudo la gente llama a quien tiene más a mano y ellos facilitan que el
coste de búsqueda sea pequeño. Además, por muy bueno que sea un
profesional en lo suyo, la gente no quiere tratar con gente
insoportable. Se prefiere la confianza y la cercanía a la hora de
emprender vuelos juntos.
Creo que te puede gustar leer también el post ¿Cómo es emprender en España? y Una simple formalidad administrativa (un vídeo
de Asterix y Obelix) y si te interesa el mundo de los Emprendedores y
Creación de empresas en el siguiente link tienes una Bibliografía amplia sobre el tema donde encontrarás muchos libros sobre ello.
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