Cada día las empresas exigen más de
sus empleados. Demandan productividad, eficiencia, resultados y un
elevado compromiso. Pero, ¿qué hacen las empresas para fidelizar a las
personas? Es la hora de prestar atención a las emociones.
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AUTOR | Elvira Vega. Subdirectora de Formación y Desarrollo de RRHH de MAPFRE |
¿Por
qué algunas personas pagarían por estar en algunas empresas y a otras
no se acercarían ni por todo el oro del mundo? Porque trabajar en las
primeras, “mola”.
Así lo describen muchos jóvenes cuándo se les pregunta por sus organizaciones favoritas a la hora de buscar su primer empleo. No es lo mismo trabajar en una empresa puntera en tecnología, cuyo nombre no quiero mencionar, pero que nos permite encontrar en la red cualquier cosa que se nos pase por la imaginación, y que incluso marca tendencia lingüística y nos hace utilizar vocablos como “goglear”..., que trabajar para una empresa totalmente irrespetuosa con el medio ambiente, por ejemplo.
Pero, ¿qué las hace diferentes a la vista de sus empleados y potenciales candidatos a serlo? Podríamos decir que hoy en día el peso de los aspectos racionales que intervienen a la hora de vincularte a una empresa de por vida (en principio) ha disminuido de forma ostensible, a favor de otros que podríamos llamar “emocionales”. Entre los motivos que señalan los trabajadores de las empresas mejor valoradas para trabajar en ellas, es decir, los empleados más comprometidos, de alguna manera, con sus organizaciones, destacan la conciliación, los horarios y retribuciones flexibles, las oportunidades de desarrollo, la confianza en los jefes y los servicios para los trabajadores.
Y usted se preguntará, ¿y qué tiene todo esto que ver con las emociones? Pues es sencillo. Cualquier situación da lugar a un pensamiento y ese pensamiento genera una emoción. Si yo vivo una situación agradable, me generará un pensamiento positivo y sentiré emociones positivas también (felicidad, alegría, bienestar…). Si por el contrario, me expongo a diario a situaciones desagradables, y siguiendo el mismo razonamiento, esto provocará pensamientos negativos, que influirán negativamente en las emociones que yo pueda sentir (frustración, miedo, angustia, enfado…). Las emociones dan lugar a estados de ánimo, que nos empujarán a actuar de uno u otro modo. Si estamos enfadados, es muy probable que tendamos a trasladar nuestro enfado a los que tenemos alrededor. Si estamos alegres, seguramente contagiaremos también a nuestros colegas de trabajo, familiares y amigos.
Las organizaciones son conscientes de que deben crear espacios de trabajo y estilos de dirección y desarrollo, que propicien la generación espontánea de situaciones positivas en el entorno laboral. Y no por puro altruismo, sino por un principio empresarial. Si el principal objetivo de la empresa es crear valor, y el valor lo crea a través de sus empleados; y además sabemos por múltiples estudios, que los empleados más felices son los más productivos, ¿qué deben hacer las empresas? Hacer felices a sus empleados. Esta es el mejor modo de “comprometer”, de “fidelizar”, de generar orgullo de pertenencia y de hacer que se conviertan en “fans” de la empresa.
Pues a partir de ahí, y sabiendo qué es lo que más valoran las personas de las empresas en las que trabajan, innovemos en lo que ofrecemos a nuestros empleados. Todos podemos hacer algo desde el ámbito en el que nos encontremos: como responsables de recursos humanos, como managers y responsables de equipos, como colaboradores, que interactuamos con nuestros colegas de trabajo y que tenemos la capacidad de influir también en sus emociones.
Son muchas las empresas que ya han puesto en marcha la máquina de la innovación (y no me refiero a grandes inventos, sino a pequeños detalles cuyo objetivo es hacer que sus empleados se sientan bien. Desde acciones dirigidas a mejorar la salud de sus trabajadores (o la de sus familias), pasando por iniciativas de mejora de la calidad de dirección de sus managers o medidas de conciliación y métodos de participación en la actividad empresarial. Resulta interesante conocer ejemplos concretos de cosas que están haciendo las empresas por sus empleados:
Así lo describen muchos jóvenes cuándo se les pregunta por sus organizaciones favoritas a la hora de buscar su primer empleo. No es lo mismo trabajar en una empresa puntera en tecnología, cuyo nombre no quiero mencionar, pero que nos permite encontrar en la red cualquier cosa que se nos pase por la imaginación, y que incluso marca tendencia lingüística y nos hace utilizar vocablos como “goglear”..., que trabajar para una empresa totalmente irrespetuosa con el medio ambiente, por ejemplo.
Pero, ¿qué las hace diferentes a la vista de sus empleados y potenciales candidatos a serlo? Podríamos decir que hoy en día el peso de los aspectos racionales que intervienen a la hora de vincularte a una empresa de por vida (en principio) ha disminuido de forma ostensible, a favor de otros que podríamos llamar “emocionales”. Entre los motivos que señalan los trabajadores de las empresas mejor valoradas para trabajar en ellas, es decir, los empleados más comprometidos, de alguna manera, con sus organizaciones, destacan la conciliación, los horarios y retribuciones flexibles, las oportunidades de desarrollo, la confianza en los jefes y los servicios para los trabajadores.
Y usted se preguntará, ¿y qué tiene todo esto que ver con las emociones? Pues es sencillo. Cualquier situación da lugar a un pensamiento y ese pensamiento genera una emoción. Si yo vivo una situación agradable, me generará un pensamiento positivo y sentiré emociones positivas también (felicidad, alegría, bienestar…). Si por el contrario, me expongo a diario a situaciones desagradables, y siguiendo el mismo razonamiento, esto provocará pensamientos negativos, que influirán negativamente en las emociones que yo pueda sentir (frustración, miedo, angustia, enfado…). Las emociones dan lugar a estados de ánimo, que nos empujarán a actuar de uno u otro modo. Si estamos enfadados, es muy probable que tendamos a trasladar nuestro enfado a los que tenemos alrededor. Si estamos alegres, seguramente contagiaremos también a nuestros colegas de trabajo, familiares y amigos.
Las organizaciones son conscientes de que deben crear espacios de trabajo y estilos de dirección y desarrollo, que propicien la generación espontánea de situaciones positivas en el entorno laboral. Y no por puro altruismo, sino por un principio empresarial. Si el principal objetivo de la empresa es crear valor, y el valor lo crea a través de sus empleados; y además sabemos por múltiples estudios, que los empleados más felices son los más productivos, ¿qué deben hacer las empresas? Hacer felices a sus empleados. Esta es el mejor modo de “comprometer”, de “fidelizar”, de generar orgullo de pertenencia y de hacer que se conviertan en “fans” de la empresa.
Pues a partir de ahí, y sabiendo qué es lo que más valoran las personas de las empresas en las que trabajan, innovemos en lo que ofrecemos a nuestros empleados. Todos podemos hacer algo desde el ámbito en el que nos encontremos: como responsables de recursos humanos, como managers y responsables de equipos, como colaboradores, que interactuamos con nuestros colegas de trabajo y que tenemos la capacidad de influir también en sus emociones.
Son muchas las empresas que ya han puesto en marcha la máquina de la innovación (y no me refiero a grandes inventos, sino a pequeños detalles cuyo objetivo es hacer que sus empleados se sientan bien. Desde acciones dirigidas a mejorar la salud de sus trabajadores (o la de sus familias), pasando por iniciativas de mejora de la calidad de dirección de sus managers o medidas de conciliación y métodos de participación en la actividad empresarial. Resulta interesante conocer ejemplos concretos de cosas que están haciendo las empresas por sus empleados:
- PARA MEJORAR LA SALUD
Algunas organizaciones promueven campañas de
sensibilización sobre determinadas enfermedades: prevención del cáncer,
ayuda para combatir el tabaquismo, medidas para disminuir el
sedentarismo y minimizar el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares.
Relacionado con esto último, está muy de moda últimamente que las
corporaciones organicen eventos deportivos, bien entre sus empleados, o
bien en actividades organizadas por otros, en las que la empresa realiza
la inscripción (con la correspondiente aportación económica) en nombre
de sus empleados: carreras solidarias, maratones, etc.
Además de sensibilizar, hay empresas en las que cuentan con áreas de prevención y atención a la salud, desde las que se ofrece una ayuda directa a los empleados y a sus familiares para determinados asuntos médicos: agilizar las citas para acudir a especialistas, interpretación de resultados clínicos, apoyo psicológico a pacientes y familiares ante enfermedades graves o realizar un seguimiento de cada caso, son sólo algunos ejemplos. Si alguien ha pasado por alguna situación delicada referente a su salud o a la de algún familiar cercano, y ha recibido el apoyo de su empresa en esos momentos críticos, seguro que coincidirá conmigo en que no hay mayor impulsor del compromiso. Se genera un vínculo emocional, que te liga a la empresa aunque no sea esta la que mejor pague, la que dé más vacaciones o la que te ponga coche de empresa. Es en estos momentos donde se marca la diferencia.
Y algo muy novedoso son los talleres de coherencia cardiaca, donde con tan sólo la ayuda de un ordenador y un medidor de frecuencia cardiaca, somos capaces de ver el efecto que tiene la relajación en nuestro corazón. En estos talleres, se enseña a las personas a respirar, concentrarse en imágenes positivas y reducir los momentos de ansiedad provocados por cualquier situación. Resulta de gran utilidad cuando el estrés es elevado y es sorprendente ver los efectos inmediatos que tiene. Si además, se entrena a diario, termina convirtiéndose en un hábito saludable, al que no habrá que dedicar más de 10 o 15 minutos cada día y que puede librar a nuestro corazón de muchos sustos.
Además de sensibilizar, hay empresas en las que cuentan con áreas de prevención y atención a la salud, desde las que se ofrece una ayuda directa a los empleados y a sus familiares para determinados asuntos médicos: agilizar las citas para acudir a especialistas, interpretación de resultados clínicos, apoyo psicológico a pacientes y familiares ante enfermedades graves o realizar un seguimiento de cada caso, son sólo algunos ejemplos. Si alguien ha pasado por alguna situación delicada referente a su salud o a la de algún familiar cercano, y ha recibido el apoyo de su empresa en esos momentos críticos, seguro que coincidirá conmigo en que no hay mayor impulsor del compromiso. Se genera un vínculo emocional, que te liga a la empresa aunque no sea esta la que mejor pague, la que dé más vacaciones o la que te ponga coche de empresa. Es en estos momentos donde se marca la diferencia.
Y algo muy novedoso son los talleres de coherencia cardiaca, donde con tan sólo la ayuda de un ordenador y un medidor de frecuencia cardiaca, somos capaces de ver el efecto que tiene la relajación en nuestro corazón. En estos talleres, se enseña a las personas a respirar, concentrarse en imágenes positivas y reducir los momentos de ansiedad provocados por cualquier situación. Resulta de gran utilidad cuando el estrés es elevado y es sorprendente ver los efectos inmediatos que tiene. Si además, se entrena a diario, termina convirtiéndose en un hábito saludable, al que no habrá que dedicar más de 10 o 15 minutos cada día y que puede librar a nuestro corazón de muchos sustos.
- PARA FOMENTAR LA PARTICIPACIÓN
¿A quién no le gusta sentirse escuchado y ver que sus
ideas son útiles para los demás? Pues algunas organizaciones ya han
comprobado los beneficios de dar participación a sus empleados y han
creado incubadoras de ideas, donde los empleados pueden dejar
sus propuestas de mejora de determinados aspectos de la empresa, ya sea
ideas de negocio (nuevos productos o servicios), mejoras de procesos o
cualquier iniciativa encaminada a mejorar. Además, se propicia la
colaboración entre los empleados, pidiéndoles que voten las ideas más
innovadoras. Es muy frecuente que la persona que haya propuesto dicha
idea reciba algún tipo de reconocimiento. Esto motiva a los demás para
seguir generando propuestas de valor.
- PARA MEJORAR LA CALIDAD DIRECTIVA
Si uno de los factores que más valoran los empleados es la confianza en su jefe,
¿por qué no ayudar al jefe en su función como responsable de un equipo?
Las áreas de formación son cada vez más conscientes de la importancia
de este colectivo en la empresa. Canalizan la estrategia y la desmenuzan
en objetivos, objetivos que deben ser alcanzados por sus equipos. Son
los responsables de “hacer que hagan” y para ello deben contar con las
herramientas adecuadas.
El primer paso para cualquier responsable es conocerse a sí mismo. Muchas empresas aplican a sus managers distintas pruebas con el objetivo de aportarles información sobre sus competencias, sobre sus puntos fuertes y áreas de mejora. Esto da lugar al diseño de planes de acción individuales y, en muchos casos, a la asignación de un coach personal, un asesor profesional, que le ayuda a conseguir las metas definidas en su plan de acción. Hay empresas en que la figura del coach externo, es sustituida por un mentor, una persona con elevada experiencia y reconocido prestigio dentro de la organización, que ayuda al manager a conseguir sus objetivos de mejora.
Este tipo de acciones dan confianza a los jefes, les aporta seguridad y les ayuda a mejorar sus habilidades directivas. Los más beneficiados, sin duda, serán sus propios equipos.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo las empresas van un paso más allá en la relación con sus empleados. Son acciones que fidelizan y comprometen emocionalmente a los empleados; y es la emoción la que nos dice que debemos quedarnos en esta empresa y no en la competencia. A veces no sabemos explica el porqué, pero sabemos que estamos vinculados de por vida a nuestra organización.
Entiendo que en los días que corren y con el panorama económico actual, donde la optimización de los costes es primordial, este tipo de medidas se podrían considerar un gasto innecesario. Tratemos de verlas como una inversión y, en cualquier caso, conviene recordar que hay medidas muy simples, pero no por ello menos relevantes, que no cuestan absolutamente nada y sin embargo pueden reportar un gran provecho. Seguro que todos hemos experimentado en algún momento el poder que tiene “una palmadita en el hombro” en el momento adecuado.
¿Qué puede hacer usted en su ámbito de responsabilidad, para “emocionar” a los que le rodean? Ánimo, seguro que con una pequeña acción, el beneficio será colosal.
El primer paso para cualquier responsable es conocerse a sí mismo. Muchas empresas aplican a sus managers distintas pruebas con el objetivo de aportarles información sobre sus competencias, sobre sus puntos fuertes y áreas de mejora. Esto da lugar al diseño de planes de acción individuales y, en muchos casos, a la asignación de un coach personal, un asesor profesional, que le ayuda a conseguir las metas definidas en su plan de acción. Hay empresas en que la figura del coach externo, es sustituida por un mentor, una persona con elevada experiencia y reconocido prestigio dentro de la organización, que ayuda al manager a conseguir sus objetivos de mejora.
Este tipo de acciones dan confianza a los jefes, les aporta seguridad y les ayuda a mejorar sus habilidades directivas. Los más beneficiados, sin duda, serán sus propios equipos.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo las empresas van un paso más allá en la relación con sus empleados. Son acciones que fidelizan y comprometen emocionalmente a los empleados; y es la emoción la que nos dice que debemos quedarnos en esta empresa y no en la competencia. A veces no sabemos explica el porqué, pero sabemos que estamos vinculados de por vida a nuestra organización.
Entiendo que en los días que corren y con el panorama económico actual, donde la optimización de los costes es primordial, este tipo de medidas se podrían considerar un gasto innecesario. Tratemos de verlas como una inversión y, en cualquier caso, conviene recordar que hay medidas muy simples, pero no por ello menos relevantes, que no cuestan absolutamente nada y sin embargo pueden reportar un gran provecho. Seguro que todos hemos experimentado en algún momento el poder que tiene “una palmadita en el hombro” en el momento adecuado.
¿Qué puede hacer usted en su ámbito de responsabilidad, para “emocionar” a los que le rodean? Ánimo, seguro que con una pequeña acción, el beneficio será colosal.
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