Anteriormente he hablado del poder de soñar. De la pasión de evocar un nuevo modelo de negocio. De la determinación de inspirarte para ir más allá de lo ordinario para crear una empresa que inspire a tus clientes, a tus empleados, a tus proveedores y a los inversionistas para ir más allá de lo ordinario y, lo más importante: que te inspire a ti.
¿Escuchaste lo que acabo de decir? Tú como emprendedor debesinspirarte a ti mismo. Y el resultado de eso, el producto de eso, es una empresa que te inspira. La inspiración crece a partir de la primera experiencia inspiradora hacia la segunda y luego hacia la tercera, y así progresivamente; como en una espiral de inspiración, donde todos y cada uno de los círculos llevan a la siguiente experiencia inspiradora.
Esto quiere decir que la inspiración evoca a la inspiración, que a su vez evoca a la inspiración y ésta a la inspiración.
En pocas palabras, para inspirarte necesitas estar inspirado. Y en esta columna me gustaría enseñarte cómo hacerlo.
En el contexto del emprendedurismo –que, claramente es el tema de este posts y de todos los demás de mi blog- la inspiración no ocurre, sino que es una decisión.
La decisión de descubrir la vida de nueva cuenta.
La decisión de perseguir al creador que tienes dentro de ti.
Es una decisión que nace, al menos eso creo, de una necesidad que cada uno de nosotros tiene para experimentarnos más allá de lo ordinario de la vida cotidiana.
También es cierto, como diría Gurdjieff, que para experimentar debemos recordarnos a nosotros mismos. Y para recordarnos, debemos permanecer quietos, simplemente dejar de hacer, dejar de repetir, dejar de estar ocupado, dejar de actuar, dejar de reaccionar.
En fin, esto significa que debemos dejar de ser nosotros mismos para recordarnos. O, dicho de otra manera, debemos recordarnos para dejar de ser lo que somos.
Debemos estar presentes; el presente es lo único que existe. Y cuando estamos presentes, en el aquí y ahora, somos capaces por primera vez de crearnos. Es en este punto donde aparece lacreatividad en esta conversación.
El primer acto creativo es decidir estar presente. Lo que lleva al siguiente acto creativo, que es recibir las influencias que nos rodean, sin comentarlas, sin juzgarlas, sin criticarlas, sin hacer conclusiones.
La verdadera creatividad ocurre cuando dejamos un espacio receptivo dentro de nosotros, y es de ese espacio silencioso que las ideas creativas florecen espontáneamente.
Esto no necesita ni debe explicarse. Todos hemos experimentado este milagro, y es en este espacio de experiencia silenciosa, donde la una nueva idea florece, nace y le da vida a nuestra imaginación.
Sí, creo que es cierto, que la imaginación nace de una nueva idea como oposición a lo opuesto. Que la imaginación de los emprendedores es estimulada y luego realizada a partir de una idea que nace en el espacio receptivo que viene del acto silencioso de recordarnos a nosotros mismos. “Yo soy” es la proclamación esencial de esa realización, de trascendernos a nosotros mismos mientras nos observamos desde y afuera de nuestro ser; de aquel lugar interno donde nos detenemos ahora, no después, donde la palabra “aquí” se convierte en la palabra más fundamental que podemos escuchar.
Estoy impresionado de cuan vivos podemos estar tú y yo si nos dejamos ser.
Estoy impresionado por la energía que reside aquí, donde YO estoy, cuando realmente estoy aquí.
Y, después, a partir de eso, ¡qué impresionante es cuando ocurre la creación!
Vivir sin eso es privarte de todo aquello. Y privarte a ti mismo de todo aquello es privar que todo eso exista dentro de ti en esa misma experiencia exquisita. La experiencia inspiradora. Aquella experiencia evolutiva. La experiencia de la vida real.
Probablemente pronto discutamos acerca de la realidad pragmática del emprendedurismo, y cómo todo esto rodea a los sentimientos que tenemos sobre la vida. Sobre tu vida. Sobre la vida de tu negocio.
Michael E. Gerber
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