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MALALA BULLRICH: Soy argentina, vivo y trabajo en Buenos Aires.
Inicié mis primeros pasos como artista plástica con Bony Bullrich.
En el 2010 me incorporé al taller de María José Fernández de la Puente donde estoy profundizando y estudiando nuevas técnicas de expresión artística.
En el 2010 fuí seleccionada para la muestra de arte de Confidentia Asociación Civil, realizada en el Jockey Club.
Críticas:
Malala Bullrich es una artista donde lo que surge como clave para la interpretación de lo que expresa a través del pincel es la libertad. Su búsqueda está relacionada con los momentos. Sus momentos. Lo expresa con colores que en poco tiempo, lo cual es inusual en un artista, se convirtieron en la semántica de su paradigma. Malala es una artista de paradigmas que viajan a un mundo sin formas definidas. No hay cuestionamientos de un deber ser del arte, no se preocupa por desarrollar una simbiosis con el universo contextual sino mas bien con un relato visual en el cual por momentos lo difuso encuentra una iconografía que se vislumbra entre sombras que como palitos chinos sensuales nos cuentan algo. El mensaje es contundente para que el que lo puede ver pero requiere de la libertad del observador. Cuando Malala pregunta no hay que responderle nada. No lo necesita. Sabe a dónde se dirige y como todo artista que tiene semejante privilegio no pasará inadvertida. Fué una revelación.
— con Malala Bullrich.www.art-sale.com.ar
MALALA BULLRICH: Soy argentina, vivo y trabajo en Buenos Aires.
Inicié mis primeros pasos como artista plástica con Bony Bullrich.
En el 2010 me incorporé al taller de María José Fernández de la Puente donde estoy profundizando y estudiando nuevas técnicas de expresión artística.
En el 2010 fuí seleccionada para la muestra de arte de Confidentia Asociación Civil, realizada en el Jockey Club.
Críticas:
Malala Bullrich es una artista donde lo que surge como clave para la interpretación de lo que expresa a través del pincel es la libertad. Su búsqueda está relacionada con los momentos. Sus momentos. Lo expresa con colores que en poco tiempo, lo cual es inusual en un artista, se convirtieron en la semántica de su paradigma. Malala es una artista de paradigmas que viajan a un mundo sin formas definidas. No hay cuestionamientos de un deber ser del arte, no se preocupa por desarrollar una simbiosis con el universo contextual sino mas bien con un relato visual en el cual por momentos lo difuso encuentra una iconografía que se vislumbra entre sombras que como palitos chinos sensuales nos cuentan algo. El mensaje es contundente para que el que lo puede ver pero requiere de la libertad del observador. Cuando Malala pregunta no hay que responderle nada. No lo necesita. Sabe a dónde se dirige y como todo artista que tiene semejante privilegio no pasará inadvertida. Fué una revelación.
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