viernes, 31 de mayo de 2013

Cosas que haría para mejorar la educación

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Agora TalentiaLa educación sufre deespecialitis. Las materias y disciplinas se tratan como silos, mientras que los complejos problemas de la vida aparecen cada vez más mezclados. Me gusta como lo resumeMiguel Martínez Miguélez: “Mientras la Universidad es ‘disciplinada’, los problemas reales del mundo son ‘indisciplinados”, y lo alarmante es que el sistema educativo no está dando una respuesta adecuada a ese desajuste vital, y ni siquiera se lo está planteando como una prioridad.
Ayer estuve como ponente en Agora Talentia, invitado por la Fundación Moderna, que se celebró en Pamplona, y ya va por su tercera edición. Los navarros siempre tan amables y yo me lo pasé genial hablando de educación, que es de mis temas favoritos.
El título de mi charla fue: “#HIBRIDANDO: Talento conector multidisciplinar y visión renacentista de la educación”, en la que explique por qué pienso que la sociedad, y las empresas, necesitan perfiles profesionales que sepan conectar y mezclar, o sea, “hibridar”, entre disciplinas, sectores, generaciones, talantes y culturas, entre otros. Dicho en pocas palabras, buscamos buenos “cazadores de conexiones”, de conexiones improbables que nos ayuden a encontrar soluciones disruptivas, y a tejer relaciones entre gremios cognitivos que no colaboran entre sí. Este “talento conector multidisciplinar” debe ser una prioridad en educación dado que es socialmente saludable y una fuente de empleabilidad en alza.
Una parte de esas habilidades se adquieren vivencialmente, de forma natural, pero otras se pueden desarrollar a través de estrategias formativas que se inspiran en una renovada vocación renacentista y en la recuperación de las humanidades como hilo vertebrador del Funnel Educativo.
Mi tesis es que una estrategia que potencie la Hibridación, la recuperación de lasHumanidades y la colaboración educativa podría ayudar mucho a resolver cuatro carencias esenciales:
  • Hiper-especialización: Gestión del conocimiento (educación + investigación) como silos vs. Pensamiento sistémico y multidisciplinar
  • Desconexión entre agentes: (+) Competencia vs. (-) Colaboración educativa
  • Crisis de ética y valores: “El fin justifica los medios” vs. Visión humanista
  • Modelo lineal de innovación: Se innova muy poco en la intersección
Me gusta definir el “Talento Conector” como la capacidad para detectar y aprovechar sinergias entre elementos muy dispares entre sí. Ese talento suele manifestarse por dos vías: 1) Conectores de IDEASHabilidad especial para agregar, sintetizar y trasladar ideas o piezas de conocimiento entre ámbitos muy lejanos, 2)  Conectores de PERSONAS: Crean y lideran equipos de trabajo formados por personas con talantes, culturas, disciplinas y/o edades muy dispares. Los primeros se acercan bastante al modelo que solemos conocer como “genios creativos”, mientras que de los segundos destacaría su talento como “optimizadores de la diversidad”.
Ambos tipos de “talentos conectores” no se dan a menudo en la misma persona. La capacidad de conectar ideas es un atributo de creatividad, mientras que saber conectar personas exige habilidades más sociales.
El fomento de estas capacidades requiere un enfoque integral, pero en mi ponencia quise detenerme en un tema sobre el que vengo escribiendo hace tiempo y es la necesidad imperiosa que tenemos de recuperar las humanidades, sobre todo porque la sesión en la que participé trataba sobre “Talento para la empleabilidad”, y a mí me interesaba insistir en una idea que para muchos es contraintuitiva: Las humanidades ayudan a mejorar la empleabilidad.
Pienso que estamos en un momento de exaltación de “lo práctico e inmediato”, del Saber-Hacer y de la formación utilitarista. Ese escenario, agudizado por la crisis, está promoviendo una especie de acoso-y-derribo de las Humanidades, a las que se presentan como un gasto superfluo para la empleabilidad. Es difícil olvidar esa frase épica del Ministro Wert, en la que nos decía que “los universitarios no deben estudiar lo que quieren sino lo que les emplee”.
En otras palabras, hay una fuerte tentación en la educación universitaria aempresarizar” las competencias que se quieren desarrollar en los alumnos. Soy el primero que aboga porque se busque un mejor ajuste entre lo que ofrece la universidad y lo que demanda la sociedad, pero me preocupa que vayamos ahora al otro extremo.Julen Iturbe escribió un post el otro día que me viene perfecto para ventilar mis recelos, y decía esto: “Nuestros alumnos no pueden ser, sin más, lo que las empresas quieren que sean. Eso es demasiado peligroso si no se somete a crítica permanente. Transformar materia prima (personas) usando un molde único es algo que da pavor”. En efecto, por ahí van los tiros, y la única opción que nos queda es construir un modelo de competencias que responda a una visión integral de la educación, considerando no sólo las hipotéticas demandas del mercado de trabajo (un tema, por cierto, bastante manipulado) sino también otras perspectivas que condicionan el ejercicio de una vida plena.
He insistido en el valor que tienen las carreras interdisciplinares, y/o la opción deestudiar más de una carrera buscando el máximo de disparidad entre ellas. Sé por experiencia lo útil y enriquecedor que puede ser combinar una buena formación en matemáticas y ciencias exactas (para desarrollar el rigor y el pensamiento científico) con una en Humanidades, que ayuda a cultivar la intuición, la mirada metafórica, la sensibilidad y el pensamiento integrador.
Hablamos también de impulsar la colaboración educativa. Me parece de los déficits más penosos que tenemos. La gestión del conocimiento como silos se refleja de forma patente en la falta de comunicación que existe entre facultades y departamentos universitarios. Sé de lo que hablo, porque conozco muy bien el mundo académico. Cada uno hace la guerra por su cuenta, y no hay un esfuerzo conjunto para ofrecer la mejor experiencia educativa al alumno.
A veces resulta patético. Vienen los períodos de exámenes, y los alumnos van llenando y vaciando el “disco duro” a medida que cierran una asignatura y abren otra. Está todo desconectado, y no hay nodos de intersección (por ejemplo, exámenes o proyectos interdisciplinares) que obliguen a los estudiantes a hacer un esfuerzo de integración y síntesis de conocimientos que provienen de distintas asignaturas. Este problema tiene solución, y se llama “Project Oriented Learning” o Aprendizaje Basado en Proyectos, siendo los proyectos el punto de conexión entre múltiples disciplinas y la realidad que les espera cuando salgan al mundo laboral. Un ejemplo muy interesante de este enfoque es el programa LEINN, de la Universidad Mondragón.
Antes de terminar esta reseña quiero compartir otra visión. En la ponencia intentévoltear la tortilla, para que dejemos de cargar la responsabilidad en los de siempre. Se habla mucho del “talento para la empleabilidad”, pero menos del “talento directivo para emplear”. Esta segunda mitad de la historia merece tanta atención como la primera, porque lo cierto es que hay mucha ignorancia, retórica e hipocresía en las competencias que supuestamente demandan una buena parte de los directivos empresariales. Una cosa es lo que dicen en las encuestas, y otra lo que realmente buscan a la hora de contratar.
Así que no hacemos nada promoviendo unas competencias que después no son valoradas por los empleadores. Y la solución no es la que siempre se piensa: adecuar la oferta (“empleados”), sino también mejorar la demanda (“empleadores”).
Dejo aquí la presentación que utilicé para mi ponencia en Agora Talentia:

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