viernes, 21 de febrero de 2014

El sentido de la vida puede constituirse en la preguntas sobre el por qué de la vida, el para qué de nuestra existencia, el hacia dónde nos dirigimos, el cómo debemos establecernos.

La respuesta a este llamado, a esta pregunta, es posible solamente en la acción —no en la simple intención, ni en la sola concientización—, en la realización de valores que den cumplimiento al sentido. 
La logoterapia se propone como una terapéutica válida y específica. Su trabajo en este caso será poner al ser humano «en condiciones de percibir los diez mil mandamientos que están codificados en las diez mil situaciones a que se enfrenta su vida. Elisabeth Lukas  

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