martes, 4 de febrero de 2014

Todo es relativo

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La inteligencia es relativa a la competencia que cada persona tiene. Bill Gates es brillante en tecnología, pero un jardinero es más inteligente que él para mantener un jardín. El doctor Isaac Asimov ( 1920- 1992), es una persona con un coeficiente intelectual bastante superior a la media y probablemente el escritor de ciencia ficción más importante que ha dado la literatura. Decía en sus memorias:
Cuando estaba en el ejército realicé una prueba de aptitud intelectual. Mi puntuación fue de 160, 60 puntos por encima del normal. Esto no significó ninguna mejora. Al día siguiente estaba en la cocina cumpliendo normalmente mi deber. Siempre he registrado puntuaciones similares, así que tengo la sensación de que soy muy inteligente. Sin embargo estos índices lo único que significan, es que soy muy bueno en contestar el tipo de preguntas académicas que se consideran dignas, y que fueron realizadas por las personas que ´´inventan´´ las pruebas de inteligencia.
Una vez conocí a un mecánico que de acuerdo a mi estimación no podría superar los 80 puntos en pruebas de inteligencia. Siempre di por sentado que era mucho más inteligente que él. Sin embargo, cuando algo funcionaba mal, lo miraba con ansiedad mientras exploraba las entrañas de mi auto y escuchaba sus declaraciones como si fueran oráculos divinos. Pues bien, supongamos que mi mecánico hubiese diseñado las preguntas para una prueba de inteligencia. Seguramente yo no podría superarlas. Si en este mundo yo no pudiese utilizar mi formación académica, mi talento verbal, y tuviera que realizar tareas complicadas con mis manos, seguramente lo haría mal. Mi inteligencia no es absoluta, sino que es una función de la sociedad en la que una minoría ha logrado imponer a los demás, cuales son las ´´normas´´, como un árbitro de esos asuntos. Mi mecánico tenía la costumbre de contarme chistes. Una vez levanto la cabeza de debajo del capó del automóvil para decirme: ´´Doc, un chico sordomudo entró en una ferretería a pedir clavos. Puso dos dedos juntos sobre el mostrador e hizo un movimiento de martillar con la otra mano. El empleado le trajo un martillo. Sacudió la cabeza y señaló a los dos dedos. El empleado le trajo los clavos. Escogió el tamaño que quería, y se fue. Bueno, doctor, el siguiente tipo que entró fue un ciego. Quería tijeras. ¿Cómo cree que preguntó por ellas? ´´Indulgentemente levante la mano derecha e hice un movimientos de tijeras con los dos primeros dedos. Acto seguido mi mecánico se rio ruidosamente y dijo: ´´Él usó su voz y pidió por unas tijeras´´. Luego, con aire de suficiencia, dijo: ´´Durante todo el día me he burlado de mis clientes´´. ¿Lo han acertado muchos? le pregunté. ´´Muy pocos´´, dijo, ´´pero estaba seguro de que Ud. caería en la trampa.´´ ¿Por qué esa suposición? le pregunté. ´´Porque eres tan educado, Doc, que sabía que no podría ser muy inteligente ´´. Y tengo la incómoda sensación de había algo de cierto.

Para Einstein es un milagro que la curiosidad sobreviva a la educación reglada. La ciencia nace de la curiosidad y vive en la duda y el replanteo. En ciencia, hay pocas cosas tan firmes como la teoría de la relatividad que sostiene que, aunque el espacio y el tiempo pueden variar, la velocidad de la luz no cambia. Un investigador portugués llamado Magueijo desarrolló la teoría que la velocidad de la luz cambia. El hecho de que el universo se esté haciendo más frío ofrece la base para esa teoría: si el universo evoluciona, también tienen que cambiar las leyes de la física. 
Para tener una gran idea se necesita curiosidad. Las mayorías trabajan como empleados y hacen lo que se les dice. Tienen poca libertad.
Dijo Einstein que el arte llega a las verdades más profundas por el camino más sencillo.  En la misma época que Picasso conectaba el cubismo con las ideas científicas y filosóficas de Henri Potincaré,  Albert Einstein conseguía un puesto de trabajo en la Oficina Suiza de patentes, pues sus profesores no confiaban en él. Pero Einstein no tardó en sentar las bases de una revolución científica. Sin saberlo ambos trabajaban en el mismo problema: hallar una nueva y más adecuada representación del espacio y el tiempo. Pocas teorías han tenido tanta repercusión  como la teoría de la relatividad de Einstein. Ortega y Gasset dijo: “la teoría de Einstein es una maravillosa justificación de la multiplicidad armónica de todos los puntos de vista”. Ampliando esta idea a lo moral y a lo estético  se tendrá una nueva manera de sentir la historia y la vida”.
Así fue como los objetos fueron perdiendo la nitidez, se hicieron más difusos y la realidad se representó desde múltiples puntos de vista.
Picasso pintó “Las señoritas de Aviñón”, que rompió los confines de la perspectiva visual al sintetizar todos los puntos de vista en uno.  Dalí acogió las implicaciones del espacio-tiempo relativista en su obra “La persistencia de la memoria”, que pinta la deformación del tiempo y la cuarta dimensión, representada con diversos relojes blandos y maleables, premonitorios de la  física que se avecinaba.  La ciencia también debe aprender a aprovechar la capacidad  del arte para acercar y transmitir aspectos del saber desconocidos que enriquecen la divulgación científica.
Las ideas de Newton sobre tiempo y espacio aludían a magnitudes absolutas, independientes de los hechos. Eran el escenario donde ocurrían los sucesos. Einstein propuso que el tiempo y el espacio son modificados por los hechos que en el suceden y por la velocidad a la cual se desplacen.
Una cosa es la realidad y otra la percepción. Estas ideas repercutieron en la visión del mundo. Cuanto más objetivamente se construya un objeto de conocimiento más fielmente reflejará la realidad y resistirá las  refutaciones. La subjetividad alude a la interpretación con  ideas previas. Surgió la duda acerca de si es posible la separación tajante entre subjetivo y objetivo. Desde el punto de vista de la psicología,  las distintas posiciones  no se invalidan, son visiones que operan como sistemas de referencia. Eso modificó la noción de percepción y el proceso mental involucrado.
Mientras que para la psicología tradicional poseía un carácter absoluto, la psicología “Gestáltica”, sostuvo que el contexto la condiciona como marco de referencia en el que cada uno se desenvuelve. Según la psicología tradicional una mancha amarilla es una mancha amarilla. La percepción gestáltica sostiene que también podría ser un sol, o una moneda de oro, dependiendo del marco perceptivo que nunca es inocente.
La realidad  es  modificada por la psicología del observador. Las posiciones extremas  que no admiten disensos disminuyeron gradualmente, fue una condición necesaria para el pluralismo de ideas y el abandono de los fanatismos. La convivencia fue impulsada por la teoría de la relatividad.  Las ideas de Einstein tuvieron una repercusión sobre la humanidad que se extendieron más allá de lo imaginable.
Las 12 lecciones de Einstein. Para Einstein el mundo que creamos es producto de una forma de pensar y no puede cambiar sin que cambien los modelos mentales. “Un ser forma parte del  universo pero sus pensamientos y sensaciones lo hacen ver como separado del resto, en una especie de ilusión óptica de la conciencia. Esta ilusión es como una cárcel que lo restringe a los deseos personales y al afecto por unas cuantas personas.
Debe liberarse de esta cárcel ensanchando el círculo de comprensión y de compasión para abrazar todas las criaturas y a toda la naturaleza.”
1. Una Persona que nunca comete un error, es porque nunca intenta hacer algo nuevo. 2. La educación es lo que queda después que se ha olvidado lo que se aprendió en la escuela. 3. Soy suficientemente artista como para dibujar libremente con mi imaginación. 4. El secreto de la creatividad es no recordar cuales fueron tus fuentes. 5. El valor de un hombre debería verse en lo que entrega y no en lo que es capaz de recibir.
6. Hay dos formar de vivir: como si nada fuera un milagro o si todo lo fuera. 7. El regalo de fantasear me dio más que el talento del pensamiento lógico y positivo. 8. Para ser miembro de un rebaño de ovejas, lo primero es ser una oveja. 9. Tienes que aprender las reglas de los juegos y después debes aprender a jugar mejor que cualquiera. 10. Lo importante es no dejar de preguntar. 11.-El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse es porque tiene sus ojos cerrados. 12.-No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que lo creó.
Para dirigir la atención el mejor medio son las preguntas, por que invitan a mirar en una dirección. La clave no es encontrar las respuestas a viejas preguntas, sino hacernos preguntas que nunca formulamos. Una  pregunta puede abrir toda una línea de investigación.
El joven Einstein, en una ocasión en la que iba en bicicleta, se hizo una pregunta: ¿Qué pasaría si fuera en bicicleta a la velocidad de la luz y encendiera mi faro? ¿Se vería?”. Durante diez años reflexionó sobre esta pregunta. El resultado fue la formulación de la teoría de la relatividad.
Admiraba a Gandhi. “Las futuras generaciones les costará creer que un hombre así estaba sobre la tierra”. Creía en la fortaleza de la sencillez. De hecho, la sencillez tiene una fuerza enorme en la ciencia, ya que permite conectarse con los aspectos básicos de la realidad.
Sus supuestos. Einstein fue un adelantado para su época. Anticipó hipótesis que las neurociencias comprobaron en la década del cerebro, 1990-2000. Dijo que la lógica te lleva siempre desde A hasta B y que la imaginación te lleva desde A hasta cualquier parte.
1.-La imaginación lo es todo, es una visión anticipada de las atracciones de vida que vendrán
2.-El cuerpo y el alma son dos formas diferentes de percibir una misma y única realidad.
3.-La experiencia más hermosa que se puede tener es la de lo misterioso
4.-El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su corazón.
6.- La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión persistente.
7.- Hay una fuerza motriz más poderosa que la electricidad y que la energía atómica: la voluntad.
8.- Triste época la nuestra. Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
9.- Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor.
11.- No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela.
12.-Los físicos dicen que soy un matemático y ellos que soy un físico. Todos me conocen pero hay pocos que realmente saben quién soy.
13.- El misterio es la emoción que está en la raíz del verdadero arte y de la verdadera ciencia.
Los consejos de Einstein. Un día, una madre angustiada le pide un consejo: ¿Qué debo de leerle a mi hijo para que mejore sus facultades matemáticas y sea un hombre de ciencia? Cuentos, contestó Einstein. Muy bien, dijo la madre. Pero, ¿Qué más? Más cuentos, replicó Einstein. ¿Y después de eso?, insistió la madre. Aún más cuentos, acotó Einstein. Una vez le preguntaron cuál era la diferencia entre su propia inteligencia y la de los demás.  Pues bien, cuando la mayoría de la gente busca una aguja en un pajar, se detienen una vez que la han encontrado. Pero yo sigo buscando  una segunda, una tercera, y tal vez, con mucha suerte, una cuarta o una quinta aguja.
Un adulto normal no se inquieta por el espacio y el tiempo, pues considera que todo lo que hay que saber al respecto lo conoce desde chico. Yo he tenido un desarrollo tan lento que no he empezado a plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido mayor.
En 1931, Charlie Chaplin lo invitó  al estreno de la película “Luces de la ciudad”. El genio, vestido de frac, acudió con su mujer, Elsa, y se quedó estupefacto cuando el público les dedicó una atronadora ovación al final de la película. Un poco desconcertado, Einstein susurró a Chaplin sobre qué significaban esos aplausos. La gente me idolatra porque todo el mundo me comprende, y a ti te adoran porque casi nadie te entiende.
Inteligencia situacionalAl analizar el cerebro de Einstein el hardware no era lo importante sino el software con que lo hacía funcionar. Lo genético proporciona la constitución física y ciertas aptitudes, pero lo cultural proporciona un repertorio de modelos para elegir.
La inteligencia situacional se conecta con la inteligencia práctica. La inteligencia es la capacidad de resolver problemas o de adaptarse a situaciones nuevas. La conducta inteligente implica: comprender la situación, inventar la solución y actuar en consecuencia.
La inteligencia situacional se refiere tanto al individuo – a su capacidad de maniobrar y a sus actitudes- como a la situación en sí  -que facilita o dificulta la conducta inteligente. Un test de inteligencia, con frecuencia, desconocen el carácter situacional de la inteligencia. La ve como  una propiedad fija y abstracta, donde unas personas son más inteligentes que otras. Sin embargo, el  rendimiento cambia en función del ambiente físico y psicológico. De pronto una persona es capaz de operar en un campo determinado, pero es incapaz hacerlo en  otras actividades.
Dos gemelos nacieron y fueron creados en medios diferentes. El que vivió en el campo se mareaba en la ciudad y el que vivió en la ciudad no distingue un buey de una vaca. El modo cultural que cada uno mamó le permite hacer distinciones. Pero si se mudaran uno a la ciudad y el otro al campo en poco tiempo irían variando sus patrones al incorporar los elementos de la cultura local. El conocimiento nuevo irá formando un repertorio y definirá un nuevo patrón de inteligencia. Adaptarse a situaciones nuevas es la mejor definición de inteligencia.
También influye la presentación del problema. Algunos reaccionan bien ante un contexto visual y no ante un examen escrito, algunos se motivan ante un desafío y se paralizan con un problema teórico. Al seleccionar una persona para un puesto hay que tomar con pinzas el resultado del test, es mejor evaluarlo en la acción. ¿Cómo reconoce  la situación, genera  iniciativas con finalidades estratégicas, altera los procedimientos, ajusta su conducta para modificar la realidad, cambia  las estructuras que lo relacionan con ella, influye en el estado anímico de otros para disparar nuevas conductas? Todo esto se resume en ¿es capaz de crear o agregar valor a través de la situación?
Somos ignorantes en temas distintos, somos inteligentes en medios distintos. Todo dependerá del conocimiento adquirido. Así conformarán sus modelos mentales y podrán distinguir lo invisible que se oculta en la apariencia y podrán elegir.
El dilema del prisionero. Pedro y Juan, sospechosos de un grave delito, son arrestados por la policía por una transgresión menor. No hay pruebas de la felonía mayor. Si ninguno hablara, no se les podría imponer más de 6 meses de cárcel. Para inducir delaciones, los detenidos son separados e incomunicados, y se les ofrece el mismo trato. Si uno traiciona al otro mientras su socio guarda silencio, el delator quedará libre, mientras que el que permanezca leal a su compañero será sentenciado a 10 años de prisión. Si ambos se traicionan, purgarán 5 años cada uno. A ambos se les asegura que su socio no se enterará de su traición hasta después de terminadas las investigaciones. Suponiendo que el único interés de los prisioneros sea minimizar su propia condena, el beneficio será siempre mayor delatando al compañero -en otras palabras, no cooperando-. Si Pedro delatara a Juan pero éste permaneciera leal, Pedro saldría libre y se terminarían sus problemas. Si Pedro delatara a Juan pero éste también delatara a Pedro, ambos padecerían cinco años de reclusión. La peor pesadilla posible para Pedro sería ser leal a Juan mientras éste lo traiciona. La traición sería recompensada. La lealtad, castigada. Para colmo, Pedro sabe que Juan está razonando de la misma manera que él. Pedro sabe que Juan sabe que Pedro está tentado de traicionarlo, porque es enorme el peligro de ser traicionado por Juan si él guarda un leal silencio. Por lo tanto, Pedro sabe que Juan será propenso a traicionarlo, porque sabe que Juan sabe que Pedro probablemente lo traicionará. Si ninguno hablara, la pena para ambos sería menor (apenas seis meses). Pero la tentación de la traición estará siempre activa por el temor a las consecuencias de ser leal y padecer la traición del otro. Por eso, el máximo beneficio colectivo será abortado casi con seguridad, y el resultado del dilema probablemente será que Pedro y Juan se traicionen mutuamente. La ausencia de cooperación entre los socios está casi garantizada. Algo parecido ocurre cuando el interés común exige sacrificios, pero las partes no pueden asegurar el cumplimiento de sus contrapartes.
En una sociedad que funciona bien, la recompensa por la cooperación debe ser mayor que la traición.
Paciencia y persistencia. Sucedió una vez que dos ranitas salieron a dar un paseo. Tras un salto ni más ni menos largo cayeron dentro de un  tanque que guardaba bastante leche. Por mucho que se esforzaban por salir del cubo, las paredes metálicas eran demasiado lisas y el borde quedaba demasiado alto. Lo único que podían hacer era nadar y nadar para no ahogarse. Y así siguieron, nadando y nadando; pero el tiempo pasaba y sus fuerzas menguaban.  Una rana pronto cejó en el empeño y con apenas un aliento de voz susurró: Es inútil. No tiene sentido seguir luchando, abandonó y murió ahogada. Y también la otra sintió la tentación de abandonar la lucha, de dejarse vencer y acabar con aquello, pero siguió nadando mientras se repetía: Un poco más, sólo un poco más. Y de pronto sucedió algo sorprendente. Bajo sus patitas empezó a notar algo de mayor consistencia que la leche, algo sólido, así que reunió las últimas fuerzas que le quedaban, se apoyó en aquella masa y saltó… justo por encima del borde del balde. ¡Con el movimiento continuo de sus patitas la leche había empezado a convertirse en mantequilla! Y le había ofrecido un punto de apoyo desde el que saltar. Gracias a la perseverancia  fue capaz de transformar una situación terrible en una ocasión de liberación.
La inteligencia situada. La inteligencia situacional genera su valor en un ambiente dado. La flexibilidad es la posibilidad de variar la conducta. Un agente inteligente  basa su acción en el conocimiento, posee iniciativa para explorar y cambiar las cosas,  genera conocimiento durante la experiencia y anticipa el  curso de los sucesos y de las metas. El 1er paso es el contacto, la realidad está ahí, lo que importa es la percepción. El 2do es cómo se procesa la situación, se generan alternativas y se seleccionan. El 3er paso es la acción. La acción inteligente proviene de la percepción, del  estado interno del sujeto,  de sus objetivos, de integrar el conocimiento del pasado para intuir el futuro.  Para Bernard Shaw “la persona razonable se adapta al mundo, la persona irrazonable adapta el mundo a él. El progreso depende de la persona irrazonable”.
El tiempo real impide deliberar demasiado sobre el mérito de las acciones y sus efectos, porque los resultados se verán a mediano o largo plazo. A veces la conducta es sólo una reacción tipo estímulo-respuesta. Para evitarlo conviene generar una memoria del ambiente,  para que la acción se sitúe. Un ambiente que propicie la toma de conciencia de los objetivos. Si p entonces q,  pero si hay varios p, hay que aprender a priorizarlos.
La inteligencia situacional opera y  percibe en un entorno, al que filtra con creencias y deseos,  los interpreta, hace planes que también interpreta  y las intenciones llevan a la acción. Pueden coexistir varios deseos y planes.  Hay que jerarquizarlos, saber cuándo crear, cambiar un plan o abandonar o retrasar un objetivo. El objetivo se revisa cuando fue alcanzado, si se torna imposible, o si perdió sentido. Si se lo revisa demasiado no se trabaja, si se lo revisa pobremente el mundo va en otra dirección y se vuelve inalcanzable.
Fomentar el espíritu emprendedor es fundamental, para rodearse de gente capaz sin apelar al poder duro de la amenaza o de la estructura formal. Es mejor el poder blando de la sugestión, de la atracción por ideales comunes, de la inteligencia emocional y comunicacional. En última instancia se trata de aprender lo que se necesita para liderar. Como dijo Nietzche no hay hechos, sólo interpretaciones. La misma situación generará alegría o depresión según la posición del observador. Nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Todo es relativo.
Dr. Horacio Krell Director de ILVEM. Mail de contacto: horaciokrell@ilvem.com

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