Albert Bandura es un psicólogo ucraniano-canadiense nacido en 1925. En 1986, elabora la Teoría Social Cognitiva, referente a la regulación de la motivación y la acción humanas, que implicaría tres tipos de expectativas: las expectativas de situación-resultado, las expectativas de acción-resultado y la autoeficacia percibida. Nosotros vamos a quedarnos con la parte de la teoría de la autoeficacia.
Bandura define las expectativas como “la evaluación subjetiva de la probabilidad de alcanzar una meta concreta”, es decir, el análisis que hacemos de un objetivo para saber si seremos capaces de conseguirlo. Distingue entre dos tipos de expectativas: las expectativas de resultado y las expectativas de eficacia.
Las expectativas de resultado consisten en nuestra valoración de si una conducta concreta producirá el resultado deseado. Por ejemplo, podemos plantearnos hacer media hora de ejercicio diario para bajar de peso.
En cambio, las expectativas de eficacia dependen de nuestra creencia de que poseemos la capacidad necesaria para obtener nuestro objetivo. Siguiendo el ejemplo anterior, si seremos capaces de dedicar esa media hora diaria a hacer ejercicio y así bajar de peso.
¿Qué factores influyen a la hora de crear nuestras expectativas de autoeficacia? El principal es nuestra experiencia previa, que depende de nuestros éxitos y fracasos anteriores (los éxitos hacen subir las expectativas y los fracasos las hacen bajar, aunque también depende de cómo los procesemos, ya que los fracasos nos permiten aprender y también pueden servirnos para subirlas). Después encontramos la experiencia vicaria, que es la de nuestros conocidos (“si fulanito ha podido hacerlo, yo también”). También cuenta lapersuasión verbal, que sería la opinión de los demás sobre nuestra capacidad y los ánimos que nos dan. Finalmente, el factor que menos influye es nuestroestado fisiológico general, puesto que si nos encontramos cansados o nerviosos seremos más reticentes a iniciar la tarea.
Esta teoría es importante a la hora de entender cómo andamos de motivación a la hora de emprender un proyecto. Si nuestras expectativas de autoeficacia y de resultado son altas, estaremos contentos y motivados. Si ambas están bajas, estaremos apáticos y desmotivados, y es probable que recurramos a la procrastinación. Si nuestras expectativas de eficacia son altas pero las de resultado son bajas, nos enfadaremos y estaremos frustrados. Y si son las expectativas de resultado las que son altas, pero las de autoeficacia son bajas, estaremos tristes y con la autoestima por los suelos.
Una revisión de nuestra experiencia previa, analizar errores cometidos con anterioridad, buscar a alguien que nos ayude a empezar o que nos acompañe en la tarea… puede mejorar nuestras expectativas tanto de autoeficacia como de resultado, y motivarnos para conseguir nuestros objetivos.
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