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La búsqueda de la felicidad, camino que intentamos recorrer lo mejor posible, cada uno desde su lugar, no consiste en aumentar las sensaciones y emociones positivas y reducir las negativas, al menos no únicamente; este camino es una búsqueda de nosotros mismos, de modo que, para aumentar el autoconocimiento, la aceptación será el primer paso. No podemos cambiar algo que no nos gusta, si primero no somos capaces de aceptar que nos pasa algo que no deseamos, algo que sentimos. Y para ello debemos comprender lo que nos está sucediendo. ¿Qué nos dice la emoción que nos invade? Nos dice algo de la situación y algo de nosotros mismos. Si ese “algo” no nos gusta, solamente podremos intentar cambiarlo a partir del momento en que podamos aceptar que forma parte de nosotros, que eso desagradable también somos nosotros.
Aceptar las emociones negativas supone darme cuenta y asumir que no soy perfecto, que no tengo porqué serlo y que hay una parte de mi con la que me cuesta interactuar, pero que sé que también es mía. Esta aceptación permite conectarnos con nosotros mismos de manera auténtica, originando un proceso en el que analizar la situación y gestionarla, por difícil que resulte, tendrá un resultado positivo: el crecimiento.
Una vez he aceptado que soy yo el responsable de esta emoción, y soy yo el que ha construido un sentimiento negativo, tendré que evaluar la importancia, conveniencia y significado que tiene para mí en este momento. Se trata de no apartarse de la emoción negativa, aceptarla tal y como es, porque este paso nos permitirá conectar con una parte de nosotros que, aunque no nos guste, también nos pertenece.
Solo a partir de este momento puedo decidir qué hacer con esta emoción, con este sentimiento. Aceptarlo tendrá, muchas veces, como consecuencia, la comprensión de que “es lo que hay”; dicho de otro modo, no puedo hacer nada para cambiar lo que siento ahora mismo y tengo que convivir un tiempo con esta emoción negativa. Pero en otras ocasiones me permitirá darme cuenta de la razón verdadera que origina esa reacción, poniéndome en el camino de encontrar una solución. Es en este momento, en el que me he dado cuenta de que soy yo el responsable de la intensidad de la emoción negativa, cuando puedo tomar la decisión de cambiar mi estado emocional.
De lo que se trata es de darnos permiso para convivir con nuestras emociones, para conectar con partes de nosotros mismos que tenemos escondidas, de manera que entonces podamos trabajar para integrarlas dentro de nuestra visión de quiénes somos.
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