Algunas veces no prestamos atención a las acciones cotidianas y automáticas que podemos desarrollar y entrenar a lo largo de nuestras vidas. En nuestro siglo hemos llegado a ser bastante selectivos con la ropa que vestimos, la marca tecnológica que utilizamos, los alimentos que ingerimos… Pero no prestamos la suficiente atención a los pensamientos que desarrollamos, a las imaginaciones que proyectamos y a los sentimientos que ellas evocan.
La manera en que nosotros pensamos (consciente), provoca nuestros sentimientos (subconsciente) y de allí se desprenden nuestras acciones.
El hecho de visualizar previamente de forma automatizada los objetivos que queremos lograr, nos da un margen mucho más amplio para llegar a alcanzar esas metas. Cabe destacar, que es necesario tener una visión de lo que deseas alcanzar y realizar una planificación estratégica, ya que depende mucho la forma en la que pensemos, porque nos determinarán unos resultados u otros.
Hoy voy a ampliar un poco más este concepto, ya que es algo que descuidamos o realizamos con un mal uso.
La Visualización es la generación de una imagen mental o una imagen real de algo abstracto o invisible. Hay varias formas de visualización:
- La visualización científica se dedica a la transformación de datos científicos pero abstractos en imágenes.
- La visualización creativa, más presente en el deporte, es una técnica psicológica para alcanzar una condición emocional deseada a través de imaginar una imagen concreta.
Está científicamente demostrado que la visualización es un método muy eficaz para contrarrestar el estrés y poder llevar a cabo cambios positivos en la vida. Aunque sea breve y abstracto, el simple hecho de imaginar un futuro exitoso es muy beneficioso para la salud mental del presente. Así que podemos decir, que SIEMPRE se obtienen resultados satisfactorios, aunque no sean en su totalidad.
Cuando una persona tiene definida su visión, ya tiene el 50% del camino recorrido. Por ello y por mucho más, no hay duda que “nos convertimos en lo que pensamos”.
Todos hemos tenido la ocasión de ver a un atleta en estado de concentración previo a la competición y se hacen llamativos los rituales en los atletas de élite antes de disputar una prueba de nivel internacional. La mente no sólo evoca imágenes visuales, sino que también evocasensaciones auditivas, olfativas y táctiles, por ejemplo.
Generalmente, cuando los deportistas realizan práctica imaginada, lo hacen únicamente de forma visual, pero es sumamente importante que sean capaces de imaginar el ambiente en general. No sólo el elemento técnico concreto, sino también la disposición de sus compañeros, rivales, las sensaciones táctiles de los elementos con los que entra en contacto, como puede ser la pelota, el bate, etc. Además es bueno que presten atención a las sensaciones que les provoca sus movimientos, las emociones que ya tiene… Con esto conseguimos que lo que el deportista imagine sea lo más parecido a lo que se va a encontrar cuando practique su deporte.
Bien, pero… ¿cómo se hace? Estos son algunos puntos clave que considero necesarios:
- Conseguir un estado de relajación.
- Visualizar aquello que tú quieres conseguir.
- Elegir un elemento, destreza o habilidad sobre la que trabajar. Por ejemplo: el lanzamiento de tiros libres.
- Imaginar el lugar donde se desarrollará la actividad, tanto en entrenamiento como en competición.
- El llamado VAK (visual, auditivo y kinestésico), es decir: observar lo que ves, escuchar lo que dices y sentir las emociones que te provoca.
- Visualizar escenas optimistas y positivas.
Por ejemplo, algunos deportistas se estimulan imaginando la ejecución perfecta de sus movimientos, y otros se relajan imaginando una escena tranquilizadora.
“Tranquilo, sabes que esto podía pasar. Entra y hazlo como lo has hecho en tu cabeza”.
Por tanto, “el golpe perfecto será aquel que reproduzca exactamente la trayectoria que había visualizado”. Greg Normand.
Vía| InteligenciaExitosa
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