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Universo de Emociones, en el que, además de Bisquerra, participan Eduard Punset junto a Víctor Palau y Ana Gea, del estudio de diseño y comunicación PalauGea, es un mapa que ofrece una representación gráfica de las emociones humanas. Una herramienta didáctica basada en fundamentos científicos, pero con los fines estéticos y las licencias propias de una obra de arte que pretende ayudar a conocer lo que sucede en nuestro interior.
Realizar un gráfico de algo intangible y que, además, se encuentra en continuo ‘movimiento’ no era tarea sencilla. La solución, pensaron los responsables del proyecto, pasaba por establecer un paralelismo con un sistema más o menos similar y tangible. Y se les ocurrió el cosmos.
«LAS EMOCIONES CAMBIAN, CRECEN, OSCILAN, VIAJAN Y SE RELACIONAN ENTRE ELLAS»
«Por eso lo denominamos Universo de Emociones. Las hemos imaginado agrupadas en galaxias, con las fuerzas gravitatorias que se generan entre ellas», dice Bisquerra. «La idea inicial -siguen explicando los fundadores de PalauGea- era hacer un mapa, algo cartográfico, pero casi desde el principio nos dimos cuenta de que gráfica y visualmente tenía muchos paralelismos con los mapas celestes y del universo».
Las galaxias, los asteroides, los cometas, la materia interestelar, la materia oscura… Las diversas estructuras estelares inspiraron el mapa de las emociones. A la hora de clasificarlas en distintos niveles, se tuvieron en cuenta, además, varios criterios que Bisquerra sintetiza de la siguiente manera: «En primer lugar se han considerado las emociones básicas, contempladas principalmente en laclasificación de Ekman (miedo, ira, tristeza, asco, alegría y sorpresa). A ellas se han añadido las emociones sociales de acuerdo con Antonio Damasio; las emociones estéticas, tal como son tratadas en el libro Psicopedagogía de las emociones; las emociones positivas en torno al amor y la felicidad, tal como está analizando la moderna psicología positiva. A ello se han añadido las actitudes y los valores por la gran carga emocional que contienen».
Al igual que el estelar, el mapa de las emociones humanas se encuentra en continuo movimiento. «Las emociones cambian, crecen, oscilan, viajan y se relacionan entre ellas. En ocasiones son casi invisibles, pero están ahí en un estado latente, y otras veces explotan». Esta incesante actividad es la que determina nuestro estado anímico, lo que nos hace ser únicos e irrepetibles. De ahí que Punset aconseje: «Adéntrese en su propio Universo de Emociones. Busque qué le pasa por dentro, póngale nombre, identifíquelo y cuantifique su carácter positivo. Se sorprenderá»
Fue un experimento llevado a cabo por el divulgador científico y el equipo del programa de TV Redes, el que incitó el proyecto. «Era poco riguroso desde el punto de vista científico pero resultó muy ilustrativo. Realizamos una encuesta muy sencilla en la que participaron 7.543 personas a quienes se les pidió que indicaran con cuál de 12 emociones se identificaban mejor». Siete de esas emociones tenían un carácter más bien negativo: miedo, timidez, desamor, culpa, aburrimiento, pena e ira. Las otras cinco, en cambio, estaban más próximas a lo positivo: optimismo, amor, alegría, pasión y confianza.
«Los resultados fueron fantásticos. Con esta modesta prueba pudimos constatar que, al menos entre las personas consultadas, un 70% se identificaba con alguna de las cinco emociones positivas. Y de ellas, la más elegida fue el optimismo. ¿No les parece fascinante?»
«LA INCESANTE ACTIVIDAD DE LAS EMOCIONES ES LA QUE DETERMINA NUESTRO ESTADO ANÍMICO, LO QUE NOS HACE SER ÚNICOS E IRREPETIBLES»
Eso pese a que los pensamientos negativos inundan nuestra vida, según sigue explicando el propio Punset: «Nos los restriegan los medios de comunicación a diario, los familiares, los vecinos.. Nuestros sueños no se cumplen, ansiamos un trabajo mejor, estar más saludables, tener menos problemas…».
Precisamente, uno de los objetivos del libro que completa el proyecto, y que verá la luz próximamente, «es contribuir a sobrevolar las emociones negativas y aproximarse a las positivas. En el libro se dan pautas, sugerencias y se proponen caminos para aprender a a orientarse y navegar por el complejo universo de las emociones», comenta Bisquerra.
Complejo y, hasta la fecha, ninguneado por los estudiosos. Por suerte eso ya no es así: «La ciencia de los últimos años, afortunadamente, está haciendo que al fin nos demos cuenta de la necesidad de acabar de una vez por todas con el desdén sistemático hacia nuestras emociones. Cada vez son más los científicos que me lo certifican», asegura Punset.
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