martes, 22 de septiembre de 2015

Si Quieres Emprender, Sé Generoso

http://www.claseejecutiva.cl/blog/2015/09/si-quieres-emprender-se-generoso/ 

Muchos comportamientos que promueven el emprendimiento chocan con el estilo
nacional. No temas contar tus ideas o compartir tus redes.

Aquí no importa cuál es tu nivel social, dónde vives, ni en qué universidad estudiaste. Lo que importa es lo que eres capaz de hacer, pero debes hacerlo muy bien. Por eso te van a contratar.

DESDE SILICON VALLEY

Hoy quiero seguir compartiendo con Uds. aspectos de Silicon Valley que pueden servirnos para formar los emprendedores que el país necesita urgentemente. Luego de tres años en este ecosistema, mi mayor aprendizaje es que la cultura que aquí existe es lo que facilita el emprendimiento.
Silicon Valley no es solo empresas tecnológicas o capital de riesgo. El secreto está en la mentalidad de las personas y la forma como se relacionan entre ellas. No sacamos nada con crear más cursos o talleres de emprendimiento, más concursos y fondos públicos, o más incubadoras.
MIENTRAS MÁS PODEROSO MENOS EMPÁTICO
Mirar a los demás hacia abajo no ayuda al emprendimiento.
Los invito a ver el excelente video del profesor de psicología social de la U. de California Paul Piff en Ted.com www.ted.com/talks/paul_piff_does_money_make_you_mean?language=es Piff modificó el juego de Metrópoli o Monopoli), para demostrar que mientras más arriba estés en la escala social y de poder, menos te relacionas o escuchas a quienes consideras están abajo tuyo. Esto claramente atenta contra una cultura pro emprendimiento.
En un experimento, los jugadores que recibieron más dinero fueron extremadamente desconsiderados con el resto. (foto referencial)
La innovación y el emprendimiento solo van a ocurrir cuando la forma como colaboramos y nos ayudamos cambie radicalmente. Pero, como van a ver en el texto que sigue, esto choca muchas veces con el estilo chileno.
Examinemos algunos de los comportamientos culturales que pueden ayudarnos al emprender:
1.
Partir del SÍ.
 Esta frase me la regaló un gran amiga española: “En nuestros países”, me dijo, “partimos del No. No, no se puede. No, lo siento es muy difícil. No, nadie lo ha logrado antes”. Todos sabemos muy bien a lo que me refiero, porque lo vivimos día a  día. Muchas veces la respuesta por default cuando uno propone algo nuevo es NO. En la práctica esto significa que debemos gastar mucha energía para lograr revertir ese NO inicial.
Por el contrario, en Silicon Valley, las conversaciones parten del SÍ. Aquí todo el ecosistema busca cómo materializar una nueva idea. No solo los emprendedores, sino también los abogados, los banqueros o los contadores. Todos se esfuerzan por mirar cada propuesta desde un ángulo positivo y no las mil razones por las que no puede hacerse.
2.
Construir y compartir redes.
 En Silicon Valley tu éxito en gran parte depende de las redes que construyas y la generosidad con que las compartas. Todo evento, como por ejemplo, una charla, comienza una hora antes para que las personas se conozcan entre ellas. Todos están interesados en saber que estás haciendo. Para esto debes contar tu historia en no más de un minuto. Aquí no interesa lo que ya hiciste; lo importante es lo que estás haciendo ahora.
Esto representa un gran shock cultural para muchos chilenos cuando llegan aquí, porque su actitud natural es ser reservados y por ningún motivo contar en qué idea están trabajando, por miedo a que se la “roben” (ver punto siguiente). Si aquí te comportas como que estás ocultando algo, generas inmediata desconfianza y la gente te evita.
En la dinámica de creación de redes tenemos grandes diferencias culturales en cómo hacemos seguimiento de las personas que conocemos. Aquí debes cumplir tus promesas y contestar rápidamente lo que te piden.
Por ejemplo, si alguien te pidió más información de tu emprendimiento o te ofreció ayuda, en menos de 24 horas debes enviar un correo agradeciendo el encuentro y el interés en ayudarte. Debes hacer ver que estás listo para continuar la conversación. La típica frase “no te preocupes, yo te contacto”, aquí no sirve. O lo haces o no lo haces.
Un punto clave respecto a tus redes es que debes ser muy generoso compartiéndolas. Si conoces a alguien que puede ser importante para otra persona, debes ofrecer ese contacto. No tienes que tener una relación de amistad con esa persona. Solo estar seguro de que está haciendo algo de interés para tus redes. Pero verifica que la persona conoce las reglas de Silicon Valley.
Me ha pasado que he compartido mis contactos con algún chileno que me ha pedido ayuda, y luego he recibido un correo de mi contacto preguntando por qué no continuó la conversación.
Un último punto importante: al compartir tus redes no se te ocurra pedir nada a cambio. Ya en el segundo correo tú no necesitas estar copiado. Ten la certeza de que el ecosistema se te va retribuir con creces.
3.
Las ideas no valen nada.
 En Chile pensamos que si tenemos una idea ya tenemos gran parte de un nuevo emprendimiento. Todos los premios son para las ideas. Conozco a muchos potenciales emprendedores que ganan un concurso de emprendimiento principalmente por la idea que presentan. Con el tiempo preparan una mejor presentación, que incluso les permite ganar un segundo concurso. Pero a pesar de esta acumulación de premios, no dan el salto. No ponen su producto o servicio en el mercado. No se atreven a partir y lo que único que hacen es seguir refinando aún más la idea y tratando de obtener certezas para reducir el riesgo. Pero lo que realmente pasa es que nunca entran al mercado, ni consiguen clientes y finalmente pierden la ventana de oportunidad. En resumen, nunca emprenden.
Aunque aquí muchas de las ideas iniciales no son mejores que en Chile, hay una gran diferencia: más personas saben que el verdadero valor está en la ejecución. En tu capacidad para llevar la idea al mercado. Es ejecutando donde realmente se sabe si uno es o no emprendedor. Aquí se atreven a dar este paso, aun cuando las ideas no están completamente refinadas. En palabras de un alumno que trabajó en una start-up acá: “No saben lo que están haciendo, pero lo hacen”.
Esta es la gran diferencia: pese a no tener todas las certezas, van y lo hacen. Y esto se debe a que existe la convicción de que la clave en la ejecución es lograr tracción. O sea, que tus ventas aumenten en el tiempo solo se logra si te atreves a partir y vender. Si no hay ventas es solo otra idea más. No vale nada. Pero cuando hay tracción ocurre todo, incluso el acceso a financiamiento.
Y para lograr esto se mueven a una velocidad abismante: al menos 10 veces más rápido que en cualquier parte del mundo. Saben que las ideas en el mundo emergen en forma simultánea en varios lugares a la vez. Si viste una oportunidad, ten la certeza de que hay muchas otras personas pensando algo muy parecido. Y por eso ejecutan con la mayor rapidez posible.
4.
Estructura horizontal.
 Otra diferencia cultural es que aquí existe un trato horizontal en los equipos de trabajo y realmente se practica la meritocracia. No importa cuál es tu nivel social, dónde vives, ni en qué universidad estudiaste. Lo que importa es lo que eres capaz de hacer, pero debes hacerlo muy bien. Por eso te van a contratar. Esto explica que más del 50% de las personas que trabajan en Silicon Valley nacieron fuera de este lugar.
Todo ello es muy diferente a la estructura mucho más piramidal y jerárquica de las principales empresas chilenas. Hace poco fui testigo cuando un empresario chileno visitó Google y le preguntó al gerente de área cuántas personas trabajaban para él. La respuesta fue: “Yo no tengo personas que trabajan para mí, yo trabajo con ellos”.

NI UN CURSO, NI UNA GERENCIA, NI UN EDIFICIO ENTERO LO LOGRARÁN

Estoy muy consciente de que todo lo anterior es más fácil decirlo que hacerlo, sobre todo en Chile donde tenemos una alta desconfianza hacia personas que no pertenecen a nuestro círculo directo, ya sea familiar o social.
“Lo que queremos alcanzar siempre debe exceder hasta donde podemos llegar”, me dijo Clarence Jones, quien fuera el abogado personal de Martin Luther King.
Pero no tenemos opciones: o cambiamos nuestra forma de relacionarnos o aceptemos que solo tendremos ocasionalmente algunos emprendimientos, pero que de ninguna forma esto cambiará Chile. Yo estoy convencido de que la tarea es difícil, pero no imposible. Tan pronto exista un número suficiente de chilenos que pensemos que las cosas se pueden hacer de otra forma, ese cambio se va a conseguir.
Por ello, el diseño de todo programa de emprendimiento o innovación, ya sea académico o en una empresa, debe tener como tarea fundamental promover los comportamientos que ayudan a emprender. Debemos dejar de pensar que algo mágico va a ocurrir porque creamos un curso, una gerencia o dedicamos un edificio al tema. El secreto está en que debemos ser más generosos.
Respecto de mi optimismo quiero terminar con un nota personal. Hace algunos meses, mientras preparaba mi curso Decodificando Silicon Valley —Coursera.com, octubre 2015— entrevisté a Clarence Jones, quien fuera el abogado personal de Martin Luther King. Fue un momento muy emocionante, porque Jones es una prueba real de que el curso de la historia puede cambiar en solo algunas décadas. Imaginen que hace solo 50 años a las personas de raza negra no les era permitido compartir los mismos colegios o buses que los blancos en el sur de EE.UU. y hoy tienen a Obama como Presidente. En la entrevista me dijo un cita muy importante e inspiradora: “Lo que queremos alcanzar siempre debe exceder hasta donde podemos llegar”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario