La receptividad es la puerta a lo divino. Abandona la mente y sé.
En la mente, estás a kilómetros de ser. Cuanto más piensas menos eres. Cuanto menos piensas, más eres. Y cuando no piensas en absoluto, el ser se afirma en su totalidad.
Una de las cosas que he ido descubriendo, aprendiendo y afinando a lo largo de mi camino como emprendedora es ser receptiva, estar abierta a cualquier cosa que la vida traiga.
Por: Viridiana Villagómez
Por: Viridiana Villagómez
Este camino del emprendimiento está lleno de altibajos, más bajos que altos en algunas temporadas de hecho y es cuando debemos ponernos a prueba y aprender a ser más receptivos en cuanto a la situación que estamos pasando, abrir nuestra mente para poder encontrar la mejor solución y sortear el obstáculo.
Ser receptivo, simplemente significa tirar la basura que has estado llevando sobre la cabeza durante mucho tiempo; la mente carga con el pasado, déjalo ir, suéltalo. El presente es en lo que debes enfocarte para poder avanzar.
No te enfoques en el miedo que tienes por lo que te haya pasado. Si sigues mirando con esos ojos tu visión será muy limitada y no te permitirá abrirte a lo nuevo, tanto en conceptos como en experiencias. Trabaja todos los días en volver prácticamente a ser un niño, en volver a nacer.
El emprendedor debe renacer todos los días con una mente diferente. Una mente tranquila y silenciosa pero que al mismo tiempo le permita estar alerta y por ende estar receptiva a todo a su paso.
Siempre mantente dispuesto a descubrir, a ser curioso, a probar, a escuchar, a intentar. Un verdadero emprendedor debe ser receptivo.
Me despido por el momento no sin antes decirte que la vida no consiste en recordar el pasado con nostalgia, ni esperar el futuro con ansiedad, sino el vivir el presente con pasión.
(…el niño es receptivo porque no sabe nada, y al no saber nada es receptivo. El viejo no es receptivo porque sabe demasiado, y al saber mucho está cerrado.) -Osho.
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