martes, 15 de noviembre de 2011

Neurorespuestas condicionadas

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Jean Buridan fue un inspirador del escepticismo religioso y se destacó por sus estudios de lógica. Su nombre se asocia al experimento mental conocido como “el asno de Buridan”.  No partió de un lenguaje ideal como su maestro Occam, aunque ambos creían que los enunciados, hablados, escritos o pensados, son portadores de verdad o falsedad.
Para Occam expresaban conceptos globales. Buridan privilegió los conceptos cognitivos o psicológicos del locutor. La lucha entre  racionalidad y fuerza de  voluntad, la muestra en el asno de Buridan.
El animal lleva tiempo sin comer y tiene hambre. Le colocan a derecha y a izquierda dos montones de cebada iguales. Es un asno sólo intelectual. Primero delibera y opta por comer porque tiene hambre, y su organismo lo necesita. La segunda cuestión es por cuál de los dos fardos comenzar. Como no hay razón que aconseje uno sobre otro, el asno se muere de hambre. Fue incapaz de actuar porque no encontraba razones para elegir. Su vacilación insensata lo condujo a la muerte.
La mera consideración lógica no debe determinar la conducta. El burro se muere por ser implacablemente racional. Una actitud pragmática no debe ser condicionada. El exceso de análisis produce parálisis.
Neurosis de amor y odio. El complejo de Edipo trata sobre deseos en pugna, por un lado el niño ama y admira a su padre, por otro, quiere ocupar su lugar. Coexiste, sin vencedores ni vencidos, la ambivalencia de amor y odio hacia el mismo objeto. Para socializarse la reprime pero no desaparece: Lo reprimido estará presente en cada elección afectiva.
En la vida sentirá amor, admiración e identificación a la par que hostilidad, odio, deseo de aniquilar. La contradicción entre la lógica y el deseo producirá congelamiento, duda e indecisión. Pero la comprensión disminuye la angustia, ayudar a transitar la crisis y a convertirla en amor, el motor que está presente en las grandes obras.
Las tres ranas. Un cocinero atrapó dos ranas y decidió comerlas. Lanzó a la primera a una sartén con agua hirviendo, pero la rana saltó y se escapó. El cocinero colocó a la segunda en una olla con agua fría y la puso a calentar a fuego lento. La rana sintió la agradable sensación sin advertir el peligro, se durmió, murió hervida y el cocinero se la comió. Una tercera rana más racional, se dejaría llevar al principio por la atracción del agua tibia, esperando el momento oportuno para saltar. Nosotros creamos el hábito del aguante que luego nos crea. La sociedad de consumo brinda un radar para imitar a ricos y famosos. La brújula interior nos permite saltar del círculo vicioso.
Verdi sobre el secreto de su longevidad creativa contestó: toda la vida busqué la perfección pero no la pude alcanzar. Saltemos porque no hay vientos favorables para los que no saben a dónde quieren llegar.
Darle feedback a la realidad. El feedback con la realidad, practicado con continuidad, impide que el error se transforme en hábito.
Conocerse a uno mismo es la clave para liberar el empowement o poder interior que es el 50% del poder inteligente. El otro 50% son los métodos que constituyen la mayor riqueza del hombre.
El corazón tiene razones que la razón no entiende, pero actuando en equipo, la razón y la voluntad se complementan.  Tenemos dos hemisferios, dos piernas, brazos y manos, dos ojos y orejas pero una sola lengua. Es para comprender que debemos escuchar el doble de lo que decimos. Elliot se preguntó  por el conocimiento que se perdió con la información y por  la sabiduría se perdió con el conocimiento.
El escorpión le pidió a la rana que lo ayudara a cruzar el río. La rana se negó conocedora de la mortal picadura. El escorpión le dijo que no debía temer porque si la picaba el también perecería porque no sabía nadar. Calmada con palabras razonables lo ayudó pero sin embargo el escorpión la picó. Cuando ambos padecían cada cual su propia muerte, la rana increpó al escorpión por su locura, a lo que este respondió que no pudo sustraerse a la tentación, porque esa era su naturaleza.
La rana se dejó engañar por el conocimiento lógico de las palabras falsas le faltó sabiduría que suma al conocimiento la experiencia de vida. El autoconocimiento de nuestras debilidades y de las amenazas es tan importante como el de nuestras fortalezas y oportunidades.
Las estaciones de la vida. Lo importante no es correr para tener más, sino el desarrollo, lo que hacemos con eso. Al cerrar una etapa hay que pasar a otra, tomar otro tren ante cada crisis. El peligro es detenerse.
La concentración urbana disminuyó el espacio físico disponible.
El abuelo, alejado del mundo laboral, sería el maestro natural de sus nietos. Pero lo llevan al geriátrico y a sus nietos en la guardería. En el geriátrico aparecen las enfermedades, se pierde su capacidad de haber visto toda la película de la vida y de poder enseñar sobre ella. El abuelo se convierte en sabio o le llega la senectud acelerada, preanuncio de la muerte, que los jóvenes no aceptan.
Sólo el que tiene un proyecto, se aleja de la muerte. La muerte está tan lejos como la esperanza. Desperdiciamos a nuestros ancianos, que son nuestra “biblioteca nacional”. Nuevamente la lógica materialista desperdicia una oportunidad de mejorar la vida social.
Smart power o poder inteligente. El poder inteligente es querer con eficacia. El poder duro – hard power- es la fuerza bruta. El poder blando – soft power- atrae por la bondad de la política.
Al burro se lo maneja del mismo modo: con anteojeras y riendas y acercando la zanahoria al hocico o con el palo en el trasero.
El hombre se mueve por motivaciones: fe, ética, valores – más fuertes  que el incentivo mecánico-. El cerebro tiene el poder duro de la razón -hemisferio izquierdo- y el poder blando de la emoción en el derecho.
El poder inteligente – smart power -  los asocia. El poder duro es racional, opera con palabras y conceptos. El poder blando es emocional, procesa imágenes e ideas. El poder duro es estratégico, busca el objetivo, el poder blando es intuitivo, las ideas le vienen de golpe. El hemisferio izquierdo domina, realiza la tarea pesada, obtiene información, actúa con lógica, practicidad y orden. El derecho calla, espera y se activa si sabe lo que quiere. Si prevalece la fuerza bruta no se combinan los poderes y el cerebro trabaja al 10 % de su potencia.
La visualización creativa. Es imaginación aplicada a lograr el deseo, soñar despierto y diseñar el futuro. Según Walt Disney “si lo puedes soñar lo puedes hacer”. Primero debes ver el resultado, la visión. Visualizar es hacer un ensayo previo. Es más fácil conseguir lo que experimentamos mentalmente. Los ejercicios mente-cuerpo evocan poderosas imágenes con anclajes psicofísicos.  Los amigos de la derrota son los nervios, falta de espíritu de lucha, baja confianza o autoestima, fatiga, miedo. Hay que imaginar mejor para progresar.
La imaginación vence a la voluntad. Imagine que debe cruzar por una tabla de 15 centímetros a 500 metros de altura que une dos edificios. Temerá caer, pero si la tabla está en el suelo el temor desaparece.
Músculo y cerebro son una pareja ganadora si imaginan el desenlace positivo, como si ya se hubiese producido.
Jack Nicklaus, campeón de golf, recorría el terreno antes del torneo, hacía la película de la jugada, sentía su mano, el palo, la bola, asociados a la escena y la activaba al comenzar a jugar.
El miedo es la imagen del fracaso. Más se esfuerza uno en combatirlo más crece y  aparece la atracción fatal del obstáculo. Lo mejor es  dirigir la imaginación en positivo y confiar en uno mismo. Eso se consigue con la sensación clara del movimiento correcto y de desafío.
“Mente sana en cuerpo sano”, uno se enferma si el otro lo está. Lo destructivo es no saber enfrentar la enfermedad. El cuerpo ejecuta lo que piensa la mente, el intelectual lo hace con palabras y conceptos, el hombre de acción con personas y cosas.
El “Creactor” los combina. Alinea los recursos en dirección a la meta. Entonces el cerebro fabrica endorfinas, el jugo de la inteligencia, y lo hace circular por las redes neuronales, creando oleadas de bienestar y de placer. Educar es obtener de nosotros lo mejor que tenemos.
El asno de Buridan, la rana hervida, el escorpión, el desperdicio de los abuelos y el miedo al fracaso, nos cuentan la misma historia, el hombre sigue siendo la cenicienta mientras florecen las neurociencias.
Dr. Horacio Krell CEO de ILVEM Contacto horaciokrell@ilvem.com

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