http://www.emprendedoresnews.com/tips/neurorespuestas-condicionadas.html
Jean Buridan fue un inspirador del escepticismo religioso y se
destacó por sus estudios de lógica. Su nombre se asocia al experimento
mental conocido como “el asno de Buridan”. No partió de un lenguaje
ideal como su maestro Occam, aunque ambos creían que los enunciados,
hablados, escritos o pensados, son portadores de verdad o falsedad.
Para
Occam expresaban conceptos globales. Buridan privilegió los conceptos
cognitivos o psicológicos del locutor. La lucha entre racionalidad y
fuerza de voluntad, la muestra en el asno de Buridan.
El animal
lleva tiempo sin comer y tiene hambre. Le colocan a derecha y a
izquierda dos montones de cebada iguales. Es un asno sólo intelectual.
Primero delibera y opta por comer porque tiene hambre, y su organismo lo
necesita. La segunda cuestión es por cuál de los dos fardos comenzar.
Como no hay razón que aconseje uno sobre otro, el asno se muere de
hambre. Fue incapaz de actuar porque no encontraba razones para elegir.
Su vacilación insensata lo condujo a la muerte.
La mera
consideración lógica no debe determinar la conducta. El burro se muere
por ser implacablemente racional. Una actitud pragmática no debe ser
condicionada. El exceso de análisis produce parálisis.
Neurosis de amor y odio.
El complejo de Edipo trata sobre deseos en pugna, por un lado el niño
ama y admira a su padre, por otro, quiere ocupar su lugar. Coexiste, sin
vencedores ni vencidos, la ambivalencia de amor y odio hacia el mismo
objeto. Para socializarse la reprime pero no desaparece: Lo reprimido
estará presente en cada elección afectiva.
En la vida sentirá
amor, admiración e identificación a la par que hostilidad, odio, deseo
de aniquilar. La contradicción entre la lógica y el deseo producirá
congelamiento, duda e indecisión. Pero la comprensión disminuye la
angustia, ayudar a transitar la crisis y a convertirla en amor, el motor
que está presente en las grandes obras.
Las tres ranas. Un
cocinero atrapó dos ranas y decidió comerlas. Lanzó a la primera a una
sartén con agua hirviendo, pero la rana saltó y se escapó. El cocinero
colocó a la segunda en una olla con agua fría y la puso a calentar a
fuego lento. La rana sintió la agradable sensación sin advertir el
peligro, se durmió, murió hervida y el cocinero se la comió. Una tercera
rana más racional, se dejaría llevar al principio por la atracción del
agua tibia, esperando el momento oportuno para saltar. Nosotros
creamos el hábito del aguante que luego nos crea. La sociedad de
consumo brinda un radar para imitar a ricos y famosos. La brújula
interior nos permite saltar del círculo vicioso.
Verdi sobre el
secreto de su longevidad creativa contestó: toda la vida busqué la
perfección pero no la pude alcanzar. Saltemos porque no hay vientos
favorables para los que no saben a dónde quieren llegar.
Darle feedback a la realidad. El feedback con la realidad, practicado con continuidad, impide que el error se transforme en hábito.
Conocerse
a uno mismo es la clave para liberar el empowement o poder interior que
es el 50% del poder inteligente. El otro 50% son los métodos que
constituyen la mayor riqueza del hombre.
El corazón tiene razones
que la razón no entiende, pero actuando en equipo, la razón y la
voluntad se complementan. Tenemos dos hemisferios, dos piernas, brazos y
manos, dos ojos y orejas pero una sola lengua. Es para comprender que
debemos escuchar el doble de lo que decimos. Elliot se preguntó por el
conocimiento que se perdió con la información y por la sabiduría se
perdió con el conocimiento.
El escorpión le pidió a la rana que lo
ayudara a cruzar el río. La rana se negó conocedora de la mortal
picadura. El escorpión le dijo que no debía temer porque si la picaba el
también perecería porque no sabía nadar. Calmada con palabras
razonables lo ayudó pero sin embargo el escorpión la picó. Cuando ambos
padecían cada cual su propia muerte, la rana increpó al escorpión por su
locura, a lo que este respondió que no pudo sustraerse a la tentación,
porque esa era su naturaleza.
La rana se dejó engañar por el
conocimiento lógico de las palabras falsas le faltó sabiduría que suma
al conocimiento la experiencia de vida. El autoconocimiento de nuestras
debilidades y de las amenazas es tan importante como el de nuestras
fortalezas y oportunidades.
Las estaciones de la vida.
Lo importante no es correr para tener más, sino el desarrollo, lo que
hacemos con eso. Al cerrar una etapa hay que pasar a otra, tomar otro
tren ante cada crisis. El peligro es detenerse.
La concentración urbana disminuyó el espacio físico disponible.
El
abuelo, alejado del mundo laboral, sería el maestro natural de sus
nietos. Pero lo llevan al geriátrico y a sus nietos en la guardería. En
el geriátrico aparecen las enfermedades, se pierde su capacidad de haber
visto toda la película de la vida y de poder enseñar sobre ella. El
abuelo se convierte en sabio o le llega la senectud acelerada,
preanuncio de la muerte, que los jóvenes no aceptan.
Sólo el que
tiene un proyecto, se aleja de la muerte. La muerte está tan lejos como
la esperanza. Desperdiciamos a nuestros ancianos, que son nuestra
“biblioteca nacional”. Nuevamente la lógica materialista desperdicia una
oportunidad de mejorar la vida social.
Smart power o poder inteligente.
El poder inteligente es querer con eficacia. El poder duro – hard
power- es la fuerza bruta. El poder blando – soft power- atrae por la
bondad de la política.
Al burro se lo maneja del mismo modo: con anteojeras y riendas y acercando la zanahoria al hocico o con el palo en el trasero.
El
hombre se mueve por motivaciones: fe, ética, valores – más fuertes que
el incentivo mecánico-. El cerebro tiene el poder duro de la razón
-hemisferio izquierdo- y el poder blando de la emoción en el derecho.
El poder inteligente – smart power
- los asocia. El poder duro es racional, opera con palabras y
conceptos. El poder blando es emocional, procesa imágenes e ideas. El
poder duro es estratégico, busca el objetivo, el poder blando es
intuitivo, las ideas le vienen de golpe. El hemisferio izquierdo domina,
realiza la tarea pesada, obtiene información, actúa con lógica,
practicidad y orden. El derecho calla, espera y se activa si sabe lo que
quiere. Si prevalece la fuerza bruta no se combinan los poderes y el
cerebro trabaja al 10 % de su potencia.
La visualización creativa.
Es imaginación aplicada a lograr el deseo, soñar despierto y diseñar el
futuro. Según Walt Disney “si lo puedes soñar lo puedes hacer”. Primero
debes ver el resultado, la visión. Visualizar es hacer un ensayo
previo. Es más fácil conseguir lo que experimentamos mentalmente. Los
ejercicios mente-cuerpo evocan poderosas imágenes con anclajes
psicofísicos. Los amigos de la derrota son los nervios, falta de
espíritu de lucha, baja confianza o autoestima, fatiga, miedo. Hay que
imaginar mejor para progresar.
La imaginación vence a la voluntad.
Imagine que debe cruzar por una tabla de 15 centímetros a 500 metros de
altura que une dos edificios. Temerá caer, pero si la tabla está en
el suelo el temor desaparece.
Músculo y cerebro son una pareja ganadora si imaginan el desenlace positivo, como si ya se hubiese producido.
Jack
Nicklaus, campeón de golf, recorría el terreno antes del torneo, hacía
la película de la jugada, sentía su mano, el palo, la bola, asociados a
la escena y la activaba al comenzar a jugar.
El miedo es la imagen
del fracaso. Más se esfuerza uno en combatirlo más crece y aparece la
atracción fatal del obstáculo. Lo mejor es dirigir la imaginación en
positivo y confiar en uno mismo. Eso se consigue con la sensación
clara del movimiento correcto y de desafío.
“Mente sana en cuerpo
sano”, uno se enferma si el otro lo está. Lo destructivo es no saber
enfrentar la enfermedad. El cuerpo ejecuta lo que piensa la mente, el
intelectual lo hace con palabras y conceptos, el hombre de acción con
personas y cosas.
El “Creactor” los combina. Alinea los recursos
en dirección a la meta. Entonces el cerebro fabrica endorfinas, el jugo
de la inteligencia, y lo hace circular por las redes neuronales, creando
oleadas de bienestar y de placer. Educar es obtener de nosotros lo
mejor que tenemos.
El asno de Buridan, la rana hervida, el
escorpión, el desperdicio de los abuelos y el miedo al fracaso, nos
cuentan la misma historia, el hombre sigue siendo la cenicienta mientras
florecen las neurociencias.
Dr. Horacio Krell CEO de ILVEM Contacto horaciokrell@ilvem.com
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