martes, 28 de mayo de 2013

Los héroes de cada día

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/05/28/los-heroes-de-cada-dia-121795/  Mario Alonso Puig
Aprender algo nuevo siempre requiere de una dosis de coraje y humildad. El coraje nos permite salir de nuestra zona de confort y la humildad, nos permite reconocer que no sabemos todo lo que nos gustaría saber y que estamos dispuestos a aprender.
Obligados a elegir
Muchas veces son nuestro propio miedo y la habilidad de la mente para buscar excusas, los que nos impiden avanzar. Tal vez tengamos la sensación de que nos movemos y sin embargo, no avanzamos. Nuestras excusas nos dan lo que necesitamos para explicar, para justificar, el por qué no estamos marcando una diferencia con nuestra vida. En la vida, aunque no sea sencillo, tenemos que elegir entre tener unas buenas excusas o tener unos magníficos resultados. Ambos no pueden coexistir.
Las excusas las podemos encontrar en cualquier lugar en el que miremos con un poco de detenimiento. Entre ellas tenemos algunas como:
“Es que tengo un mal jefe” 
“Es que todo está mal” 
“Es que no sé inglés”
“Es que mis padres nunca me apoyaron”
“Es que me falta formación”
“Es que me falta inteligencia” 
Si no convertimos estos es que, en unos hay que, permaneceremos atrapados en un callejón sin salida. Si somos sinceros con nosotros mismos y recordemos que la verdad es la que nos hace libres, estas excusas son las mentiras que nosotros nos creemos para no tener que hacer frente a nuestros miedos. Hay miedos de muchos tipos y colores. Entre estos miedos podemos citar los siguientes:

El miedo al fracaso
El miedo a hacer el ridículo y que se mofen de uno
El miedo a sentirse avergonzado
El miedo a que los demás descubran que no somos como creían que éramos
El miedo a que nos rechacen

Se nos pasa por alto que el camino a la grandeza es también el camino del fracaso, del ridículo, de la vergüenza, de la autenticidad y de la soledad. No es fácil escapar a esos momentos de confusión, de duda, de soledad y de incomodidad que se experimentan cuando alguien traspasa la frontera de la mediocridad y se aproxima a la frontera de la grandeza. Si no somos capaces de superar nuestra aversión a la incertidumbre y a la incomodidad que la acompaña, nunca sabremos hasta dónde hubiéramos podido llegar. Podemos aspirar a la excelencia o podemos aspirar a la mediocridad, a gustar a todo el mundo, a controlarlo todo, a no arriesgarnos en nada. Lo que no podemos hacer es tener ambas cosas. La mediocridad y la excelencia son como el agua y el aceite, no combinan nada bien. Hay un bello poema que dice:

Acercaos al precipicio
No, nos da miedo-ellos dijeron
Acercaos al precipicio
No, nos da miedo-ellos repitieron
Acercaos al precipicio
Ellos se acercaron, él les empujó y ellos volaron

Somos cada uno de nosotros los que hemos de empujarnos a nosotros mismos si queremos volar. De hecho y en las águilas, muchas veces la madre tiene que empujar a sus hijos para que hagan su primer vuelo.

La chispa de la posibilidad

Quiero manifestar desde estas líneas toda mi admiración a esas personas, a esos héroes cotidianos, que cada día superan sus excusas y marcan una diferencia. Están en todas partes, en las empresas, en los colegios, en las casas, en las tiendas y en las calles. No se les reconoce ni por su cargo, ni por su vestimenta, ni por su aspecto. Se les reconoce por su forma de ser. En sus ojos brilla la chispa de la posibilidad. Siempre mejoran aquello que tocan. Siempre mejoran a aquella persona con la que interactúan. 
Qué bellas las palabras de Martin Luther King Jr. refiriéndose a algunos de estos héroes y de su forma de ser y de estar en la vida: “Si la tarea de alguien es limpiar las calles, debería limpiarlas como Michelangelo trabajaba sus esculturas, o como Beethoven componía su música, o como Shakespeare escribía sus obras”.
Si usted tiene la actitud adecuada, verá como antes o después conseguirá la aptitud necesaria. Recuerde que la excelencia siempre tiene un hueco en el mercado, la mediocridad no.

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