Como seres humanos nuestra grandeza yace no tanto en ser capaces de rehacer el mundo...como en ser capaces de rehacernos a nosotros mismos. Mahatma Ghandi La grandeza de un pueblo no se mide por el número, como la grandeza de un hombre no se mide por su estatura: su medida es la cantidad de inteligencia y de virtud que posee. Victor Hugo
En el día de hoy tenemos el placer de entrevistar a Francisco Alcaide. Paco, así es como lo llaman en los círculos más íntimos, es uno de los grandes expertos en desarrollo personal en España el cual se ha dado a conocer, entre otras cosas, por gestionar uno de los blogs más importante en dicha materia, y es que éste aporta abundantes y relevantes consejos sobre nuestro desarrollo personal lo que le ha llevado a ser premiado en 2012 con la Medalla de Oro de la blogosfera de Recursos Humanos y Desarrollo Personal.
Además ha escrito sólo o en colaboración, ocho libros y acaba de publicar el último que lleva por títuloAprendiendo de los mejores. Tu desarrollo personal es tu destino. Para ello, ha invertido más de siete años analizando por qué unas personas consiguen las metas que se proponen mientras otras se quedan a mitad de camino. Tema especialmente interesante y del que ahora hablaremos con él.
Sin más, Francisco te damos una calurosa bienvenida a Devivencias y empezamos.
¿Qué quieres decir cuando escribes “tu desarrollo personal es tu destino”?
Cuanto más creces, cuanto más te formas, cuanta más experiencia tienes, mejores resultados obtienes. El desarrollo personal no es otra cosa que ensanchar tus posibilidades facilitando que mejores oportunidades aparezcan.
La vida nos pone obstáculos pero, ¿somos nosotros quienes le ponemos los límites?
Así es. No existen los límites, existen las limitaciones; y esas limitaciones no son sino creencias mentales que nos hacen rendir por debajo de nuestro verdadero potencial. Nuestro mayor enemigo son las dudas que tenemos sobre nosotros mismos. John C. Maxwell decía: “Lo que limita a las personas no es la falta de talento sino la falta de confianza en sí mismas para desarrollarlo”. El problema nunca es nuestra incapacidad, sino la creencia de que somos incapaces. Y eso hace que nos vivamos a la altura de nuestras posibilidades reales sino de nuestras creencias mentales.
El desarrollo personal requiere tiempo y paciencia, ¿qué consejo podemos dar para esos momentos en los que no vemos resultados y nos encontramos cansados de tanto esfuerzo?
Quien resiste, vence. El trabajo más duro es siempre no desistir. El verdadero mérito no está en seguir adelante cuando todavía se tienen fuerzas, sino cuando no se puede más. La resistencia emocional es una de las cualidades que mejor definen a las personas que obtienen resultados sobresalientes. El camino hacia nuestras metas está plagado de obstáculos y hay que ser mentalmente fuertes para no venirse abajo en esos momentos en los que todo invita a tirar la toalla. Robert Frost apuntaba: “Todo lo que he aprendido en mi vida se resume en dos palabras: sigue adelante”.
Dices que nuestra vida es un reflejo de nuestro inconsciente, y por lo tanto debemos cultivar hábitos mentales sanos. Pero, ¿cómo podemos hacer esto?
Nuestro inconsciente son nuestras creencias, y las creencias se instalan por repetición, a través de lo que vemos y oímos. Nadie es indiferente a lo que ve, lee o escucha. Nuestra mente es nuestro principal activo, por ello hay que tener mucho cuidado con la clase de consejo que se deja entrar en ella y de quién proviene.
La mente es un jardín que hay que regar todos los días de mensajes positivos para que no se seque, porque el ser humano está más programado para la supervivencia (deseo de no perder) que para el reto (deseo de ganar). Por tanto, dos recomendaciones: primera, busca la forma de moverte en entornos sanos. Tu entorno determina la altura de tu éxito. Apártate de la gente negativa, pesimista, victimista, quejica y tóxica y únete a club de la gente alegre, positiva y con mentalidad ganadora; y segundo, lee biografías y libros inspiradores. Ver que otros han conseguido lo que tú también deseas y cómo lo han logrado sirve de acicate y estimulo a la mente para no dejarse dominar por la negatividad. Y esto hazlo diariamente y no puntualmente hasta ir interiorizando los mensajes.
En lo profesional para tener éxito hoy en día necesitamos de otros. En lo personal, ¿crees que también es así?
Sí, la vida se conjuga en plural. Decía Aristóteles que “el hombre solitario, o es una bestia o es un dios”; algo parecido a lo que señalaba Charles Handy: “El yo necesita del nosotros para ser yo”. Estamos hechos para compartir. Tenemos un cerebro social y compartiendo nuestros estados emocionales con otras personas nos sentimos más conectados a la vida. Estar en contacto con otras personas es una necesidad, y muchos estudios empíricos demuestran que la gente más sociable no sólo vive más sino mejor, son más felices. No obstante, se puede estar rodeado de mucha gente y al mismo tiempo estar solo. La sociabilidad no tiene que ver con el número de personas que hay alrededor sino con conectar emocionalmente con ellas.
¿Todos tenemos una vocación?, ¿cómo podemos descubrirla?
El talento está asociado al placer, a lo que te gusta. Presta atención a tus momentos de ocio. ¿Qué haces y de qué hablas en tu tiempo libre? ¿De deporte, moda, viajes, cocina…? Qué cosas te hacen sentir bien cuando las haces. Los sentimientos son el lenguaje del alma, lo que conecta con tu esencia, con tu yo más profundo. Somos buenos en aquellas cosas con las que disfrutamos. Pregunta a gente de confianza en qué habilidades te consideran bueno. Nunca se trata de renunciar a tu pasión, sino de profesionalizar tu pasión. Si realmente eres bueno en algo, siempre habrá una demanda; otra cosa es cómo eres capaz de empaquetar esa pasión, cómo la comercializas, cómo la vendes, cómo la conviertes en resultados.
¿Hasta qué punto debiéramos confiar en nuestra intuición?
La intuición es una herramienta tan válida como la razón. El problema es que la intuición nos dice ‘qué hacer’ pero no ‘por qué’ hacerlo, y todo juicio pide ser explicado, por eso no la prestamos suficiente atención. La intuición no es otra cosa que la información que cose y une el inconsciente de manera rápida. Al estar en el inconsciente no podemos racionalizarla, lo cual no quiere decir que no sea válida. De manera resumida, la intuición es la razón acelerada.
Dices que no somos nuestros títulos, que somos nuestros logros. ¿Cómo es esto?
Lo más importante que tiene una persona es su credibilidad, y la credibilidad sólo depende de una cosa: los resultados. Cada persona es el ‘resultado de sus resultados’. Los títulos abren puertas pero en la vida avanzas o te estancas en función de tus logros. El conocimiento por el conocimiento no vale nada; el conocimiento tiene que ser conocimiento práctico. La vida no está en las aulas, está en la calle. Sabiduría no es saber sino hacer. El talento está siempre unido a la acción.
Estar permanentemente mejorándose y tratando de alcanzar nuestros sueños, ¿no puede conducirnos a la insatisfacción?
Lo que hay que hacer es buscar un sano equilibrio. El ser humano es la búsqueda continua de dos deseos que son contradictorios: el deseo de reto y el deseo de comodidad. Cuando la comodidad nos invade, la vida es aburrida; cuando vamos con la lengua fuera, la ansiedad nos domina. Equilibrio es una de las palabras más importantes en todos los órdenes de la vida. En el término medio está la virtud. Como decía el filósofo griego Demócrito: “Las cosas más agradables se convierten en las más desagradables cuando no reina la moderación”.
La educación marca y esculpe nuestra forma de ser, ¿qué elementos dirías que ha de tener una buena educación?
La auténtica educación es ayudar a cada persona a que crea y sea dueña de sí misma. La verdadera educación no genera dependencias sino libertad dentro de un marco de valores. Hay mucha gente anulada por una educación excesivamente asfixiante y represora. Eso genera ataduras emocionales de las que después es muy complicado desentenderse.
¿Qué tienen de especial las personas que han conseguido grandes resultados?
En uno de los epígrafes de mi libro “Aprendiendo de los mejores” (Alienta) se recogen y se explican detalladamente las diez características que he identificado que tienen las personas que consiguen resultados sobresalientes. De manera resumida:
1) Claridad de metas: quien no sabe lo que quiere acaba donde no quiere estar.
2) Acción: no esperan a que se den las circunstancias perfectas y empiezan a caminar.
3) Disciplina: hacen lo que tienen que hacer aunque no les apetezca, aplicando la regla de cero excusas.
4) Foco: están plenamente concentrados en sus objetivos. La dispersión es cómplice de la mediocridad.
5) Paciencia: no quieren conseguir sus metas de un día para otro y saben esperar.
6) Autorresponsabilidad: no hacer depender su vida de terceros y provocan que las cosas ocurran. Creen la ley de causa-efecto y no en la buena (mala) suerte.
7) Determinación: deciden por anticipado que pase lo que pase (fracasos, rechazos, injusticias…) uno va a seguir adelante.
8) Mente sana: cultivan el optimismo y tienen diálogos internos constructivos.
9) Cuidan su entorno: somos una media de las cinco personas con las que más nos relacionamos.
10) Mejora continua: no dejan de formarse.
Tratar con el resto de las personas es buena parte de nuestra vida, ¿cuáles dirías que son las claves de las buenas relaciones?
Lo primero es tener una actitud positiva hacia la gente. Si no te gusta la gente es difícil que te lleves bien con ella. En segundo lugar, para ser interesante, interésate por los demás. No seas el protagonista de las conversaciones. Saber escuchar es más importante que saber hablar. Para cada persona ella es la persona más importante, así que dale la oportunidad de que brille. Elimina las críticas que no son sino una forma de verbalizar la envidia. De todo el mundo se puede se puede sacar algo positivo si uno está dispuesto a apreciarlo. El elogio sincero es alimento para el espíritu, a todo el mundo le gusta que le piropeen. Y la empatía es esencial: ponerse en lugar del otro, no sólo para comprenderle sino para sentir lo que siente.
¿Dónde aconsejas que pongamos nuestra atención: en nuestros sueños o en nuestras realidades?
No son incompatibles ambas cosas. Como dice Anthony Robbins: “Mantente firme en tus decisiones pero flexible en tus estrategias”. Es importante que la visión (metas o sueños) sean nítidas, claras y suficientemente motivadoras, porque es lo que nos permite no desfallecer cuando los nubarrones aparecen; pero luego hay que ser pragmático y gestionar el día a día con método, estrategia y disciplina.
¿Hasta qué punto son importantes los resultados que obtenemos?
Los resultados son importantes porque son indicativos de si estamos haciendo bien o no las cosas. Otra cosa es hacer depender toda nuestra satisfacción del resultado final. Hay que disfrutar mucho del camino y saber digerir los momentos menos agradables que no son sino información valiosa para ulteriores retos. Rudyard Kipling lo decía en su conocido poema “If”: “Sueña pero no dejes que tus sueños te esclavicen”.
¿Cuáles crees que son las claves para modificar nuestros hábitos?
Primero, ser consciente de la necesidad de cambiar. No niegues la realidad. Los resultados no mienten, y si tu vida no marcha como te gustaría, probablemente hay ciertos hábitos que tendrás que modificar; segundo, estableciendo un plan de acción con medidas concretas; y tercero y más importante: disciplina férrea para cumplirlo.
¿Tenemos que ser un poco irracionales para conseguir grandes cosas?
No es un tema de ser irracionales, sino de limitaciones mentales. Uno de los pecados que cometemos los seres humanos es pensar que “nuestra realidad es la realidad”. Es decir que lo que pensamos y creemos es. Somos adictos a nuestras creencias. El primer paso para lograr algo grande es estar dispuesto a “ensanchar y expandir tu realidad”. Tu realidad tiene límites que son los límites de tus creencias, cuando los límites en realidad no existen. La cuestión no es si algo es o no posible –todo lo es– sino cómo conseguirlo. Es un tema de ensayo y error sin desistir hasta dar con la combinación que abre el candado.
¿Debemos de dar lo mejor de nosotros mismos a cada instante?
Hacer tu trabajo con excelencia no es sólo una responsabilidad sino una necesidad emocional. Es imposible sentirse satisfecho cuando uno se limita a cubrir el expediente. El compromiso con algo es absolutamente imprescindible para la excelencia y para la felicidad. Comprométete con lo que quieras, pero comprométete. Sólo los que se entregan a fondo viven realmente con plenitud. La excelencia exige compromiso y la felicidad también.
¿Qué es el éxito para Francisco Alcaide?
El éxito es ser feliz. Y ello tiene que ver con tener un propósito de vida; contar con relaciones afectivas sólidas; hacer de la vocación de servicio una filosofía de vida; saber disfrutar de cada momento; tomar los reveses como algo necesario para el crecimiento; y tener una cierta capacidad para asombrarse todos los días.
¿Cuáles dirías que son las claves para disfrutar el camino de la vida?
Me gusta lo que dice Wayne W. Dyer: “Ser inteligente es saber disfrutar de cada instante”. Sólo existe el aquí, ahora, este momento. Estés donde estés y hagas lo que hagas, ya sea un momento de ocio o negocio, exprímelo al máximo. A menudo la mente divaga entre el pasado (lo que fue) y el futuro (lo que puede ser) descuidando el presente (lo que es). Recomiendo leer el libro El poder del Ahora, de Eckhart Tolle.
¿En qué parte de la ecuación de la felicidad entra la variable trabajo?
El ser humano tiene tres tipos de motivaciones: una motivación ‘extrínseca’ (dinero), una motivación ‘intrínseca’ (crecimiento y aprendizaje) y también una motivación ‘trascendente’ (necesita sentir que contribuye a alguna causa). Esta última motivación es la que más satisfacción produce, la que da sentido a la vida, la que permite autorrealizarse. El ser humano necesita sentir que contribuye a algo más grande que sí mismo.
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